Miles de refugiados en campamentos en India volvieron a la región de la colina Chittagong, en Bangladesh, amparados por un tratado de paz que el gobierno y los líderes tribales firmaron en 1997. Pero la paz parece eludir esa zona sacudida por la insurrección.
El tratado de paz puso fin a la guerra de dos décadas en los bosques del sudeste de Bangladesh, y prometió restaurar los derechos de los colonos indígenas sobre las tierras, garantizar sus derechos fundamentales y preservar y desarrollar la cultura de los montañeses.
Pero diferencias de opinión sobre la formación del consejo regional para los tres distritos de la región de las colinas interrumpieron la implementación del proceso de paz y también varios planes de desarrollo.
Los distritos de Rangamati, Bandarban y Khagrachhari, en la Región de la Colina Chittagong (RCC), son ricos en madera, gas natural y petróleo, que el gobierno está deseoso de explotar.
Según el acuerdo de paz del 2 de diciembre de 1997, un consejo regional de 22 miembros, encabezado por un líder tribal, iba a ser investido de la responsabilidad de supervisar la administración general, la ley, el orden y las actividades para el desarrollo de la RCC.
Hace dos meses, el gobierno anunció la formación de un consejo regional interino y designó a su frente a Jyotirindra Bodhipriya Larma, conocido como Shantu Larma, quien había dirigido las conversaciones con el gobierno del movimiento rebelde Parbaytta Chattagram Jano Sanghati Samity (PCJSS).
Pocos días después, el proceso de paz se derrumbó, tras la decisión gubernamental de designar a sus propios candidatos como miembros no tribales del consejo interino. Larma, molesto porque rechazaron a sus candidatos, anunció que no encabezaría dicho consejo.
El líder rebelde dijo que el gobierno no respetó el tratado de paz, y que no se comprometió a desmantelar los campamentos provisorios del ejército ni a liberar a los insurgentes detenidos del Shanti Bahini, ala armada del PCJSS.
Un frustrado líder tribal, Hansadhajj Chakma, dijo en un seminario sobre la RCC, realizado en Dhaka, que las tribus no consiguieron nada con los acuerdos.
Los pueblos indígenas de la región son de los más pobres del país y fueron marginados en su propia tierra por una "política de colonización" alentada por sucesivos gobiernos tras la independencia del país. en 1971. Cuando comenzó la insurrección, cerca de la mitad de la población de un millón de habitantes de la RCC integraba tribus.
Las tribus fueron marginadas al desarrollarse el comercio de madera y cuando la represa hidroeléctrica de Kaptai, construida en 1960, se tragó las tierras cultivables. Los colonos bengalíes, mayoría en las llanuras, se apropiaron de lo que quedó.
Los líderes rebeldes han exigido durante años un estatuto especial para las minorías étnicas, unas 11 comunidades tribales integrantes, en su mayoría, de la tribu Chakma, y apartadas de la mayoría bengalí de la población, que siempre ha dominado el gobierno.
Pero el gobierno se negó a garantizar una identidad cultural a los pueblos de las colinas.
Un tercio del ejército bengalí fue desplegado en la zona para contener la insurrección, lo cual ha costado unos 90 millones de dólares anuales. Se sucedieron violaciones de derechos humanos y decenas de miles de personas huyeron a India.
Bajo presión nacional e internacional, el gobierno inició las negociaciones de paz con la guerrilla, pero sólo hubo progresos después de que la Liga Awami ganó las elecciones en junio de 1996.
Larma estuvo al frente de los rebeldes en las siete rondas de conversaciones, pero recientemente los líderes tribales sacudieron su antes indiscutida posición de jefatura, al manifestar opiniones distintas a la suya.
El ministro de Asuntos Tribales, Kalparanjan Chakma, rechazó la denuncia de Larma de que el gobierno estaba retrasando la implementación del tratado de paz. El acuerdo no puede ponerse en práctica de la noche a la mañana. Hay que hacerlo por etapas, subrayó.
Otros líderes tribales rogaron, junto con Larma, que los reclamos tribales se manifiesten de manera prudente y paciente.
"La RCC fue testigo de muchas matanzas, de la pérdida de muchas vidas. Nadie debería decir o hacer algo que cause problemas y anule lo que ya hemos logrado", sostuvo un líder tribal que pidió no ser identificado.
El gobierno aún intenta encontrar la salida del actual embrollo. El comité de implementación del acuerdo de paz de la RCC tuvo varias rondas de conversaciones con líderes tribales, en busca de un acuerdo que contemple sus demandas.
La tarea inmediata para ambas partes es restaurar la confianza en los acuerdos de paz, tanto de los montañeses como de los colonos bengalíes de las llanuras. Los colonos temen convertirse en desplazados internos, y por lo tanto en una cuestión humanitaria similar a la de las tribus de la montañas.
El acuerdo de paz, al que se oponen los partidos derechistas y el Partido Nacionalista de Bangladesh con el argumento de que compromete la soberanía, fue muy bien recibido por las organizaciones de ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos, del país y del exterior.
Según Maniruzzam Mia, ex vicerrector de la Universidad de Dhaka, el fracaso en la implementación del proceso de paz aumentó las tensiones sociales de la RCC y alejó la posibilidad de establecer la paz. (FIN/IPS/tra-en/ti/an/ceb-mp/pr/98