Las autoridades de Costa Rica aplicaron la última semana medidas económicas destinadas a evitar un recalentamiento de la economía, que podría resultar peligroso combinado con los efectos de la crisis financiera mundial.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) anunció a finales de setiembre una política de restricción crediticia, tras una infructuosa "persuasión moral" a los dos principales bancos del Estado para que redujeran una expansión que estaba saliendo de sus previsiones.
El ente emisor tenía previsto un crecimiento de 20 por ciento de los créditos otorgados por el sistema bancario nacional en 1998, pero ya a mediados de este año las expectativas habían sido superadas con amplitud.
Según datos del BCCR, la cartera crediticia creció 515 millones de dólares entre enero y septiembre. La previsión para todo el año era de 336 millones de dólares.
"Se trata de tener mayor prudencia", aseguró el presidente del BCCR, Eduardo Lizano, quien advirtió en numerosas ocasiones que el país estará a salvo de la crisis internacional mientras Estados Unidos no se contagie.
La evolución de algunas variables económicas clave, además del incremento en los créditos, deja en evidencia las razones de la preocupación de Lizano.
Por un lado, la inflación resulta más elevada de lo previsto. En vez de ubicarse en alrededor de 10 por ciento, será al cabo del año de entre 13 y 14 por ciento.
Por otra parte, las reservas monetarias internacionales bajaron de 1.050 millones de dólares en el primer trimestre a 980 millones de dólares en el tercero.
Así, el BCCR decidió restringir la expansión del crédito, aumentar el ritmo de devaluación (que se efectúa mediante miniajustes periódicos) y subir las tasas de interés en colones, la moneda nacional, en 1,5 puntos para sus bonos, que se suman a otra alza de 2,75 puntos hace dos meses.
Las medidas del BCCR fueron tomadas con calma en algunos sectores, pero con molestia en otros.
"No hay evidencia de que los efectos negativos derivados de la crisis internacional estén ocurriendo, pero creemos que se ha actuado con responsabilidad al tomar medidas preventivas a tiempo", sostuvo en un editorial el semanario El Financiero.
Los empresarios, sin embargo, consideran que serán los principales perjudicados por las medidas, pues el alza de las tasas de interés frenará la actividad económica.
"Esperamos que las medidas, inevitables para hacer frente al impacto de la crisis asiática, sean de corto plazo, de una vigencia de doce meses como máximo", dijo Samuel Yankelewitz, presidente de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada.
Yankelewitz sostuvo que el ajuste era inevitable para prevenir una mayor inflación, pero insistió en que significa un freno a la inversión y al crecimiento económico, que este año será de 5,5 por ciento.
Para los bancos comerciales del Estado, cuyas funciones son motivo de amplio debate hace años, la medida cayó también como un balde de agua fría, pues son los principales responsables de la expansión crediticia.
La cartera crediticia de los bancos del Estado creció 28,7 por ciento en el primer trimestre del año y 21 por ciento en el segundo trimestre del año, contra 10,6 y cuatro por ciento de la banca privada, según la Superintendencia General de Entidades Financieras.
"No sabemos si es de mala fe o no, pero las medidas del BCCR benefician a los bancos privados e impiden el crecimiento de los estales", dijo Olger Chaves, secretario general del sindicato de la mayor entidad financiera del país, el Banco Nacional de Costa Rica.
La banca estatal perdió terreno en los últimos tres años, luego de reformas financieras que favorecían a la banca privada.
Sin embargo, y a pesar de las voces que se alzan en contra a causa de intereses particulares, los analistas coinciden en que el país debe prepararse para un eventual "contagio" de la crisis financiera global.
"Hay factores internos que justifican los temores sobre un recalentamiento de la economía", dijo el analista financiero Johnny Alvarado.
A su juicio, en el país existen gran cantidad de grupos empresariales nacionales y extranjeros altamente protegidos que ponen a esta nación centroamericana en una posición aun más débil.
Si la crisis llega al país afectando su comercio exterior y su nivel de inversión extranjera, estas protecciones tenderían a ser más leves, sostuvo Alvarado
"Es mejor ver hacia adentro y no hacia afuera, para poder explicar la eventualidad de una crisis en Costa Rica", concluyó. (FIN/IPS/am/mj/if/98