Los pobres y los funcionarios públicos serán los más afectados por las medidas con que el gobierno de Brasil trata de enfrentar la crisis financiera y obtener créditos externos.
La elevación de los intereses para contener la fuga de capitales ya desaceleró la economía, aumentando el desempleo. la nueva alza provocada por el recrudecimiento de la crisis el mes pasado agravará esa situación el próximo año.
Los altos intereses obligan a un ajuste fiscal más fuerte. El déficit ya alcanza cerca de 60.000 millones de dólares al año, la casi totalidad debida a los elevados costos financieros de la deuda pública.
Habrá que recortar gastos y aumentar la recaudación en por lo menos 2,5 por ciento del producto interno bruto, o 20.000 millones de dólares, según lo acordado con el Fondo Monetario Internacional para obtener ayuda financiera.
La consecuente recesión económica en 1999 provocará el despido de entre 2,5 y tres millones de trabajadores, generando el mayor desempleo de este siglo en Brasil, previó Marcio Pochmann, profesor de la Universidad de Campinas y experto en economía del trabajo.
Esa cifra corresponde a más de 10 por ciento de los trabajadores asalariados con registro legal y derechos laborales asegurados, que al final del año pasado sumaban solo 23 millones, destacó el investigador.
Como es usual, la recesión afecta principalmente a los trabajadores menos calificados, de menor "empleabilidad", según el término en boga para indicar los de menor escolaridad y, en general, más pobres. Sectores que más los emplean, como la construcción y la agricultura, sufren efectos inmediatos.
Pero el ajuste fiscal extiende ahora los costos de la crisis al sector público, cuyos trabajadores en su mayoría tenían el empleo protegido por una legislación que prohibe su despido.
Más de 800.000 funcionarios serán despedidos, estimó Pochmann. A partir de ahora, una ley permite despidos cuando los gastos salariales sobrepasan 60 por ciento de los ingresos fiscales, situación en que están muchos gobiernos estaduales y municipales.
Cortar gastos públicos en Brasil es una tarea difícil debido a la rigidez presupuestaria, los privilegios de funcionarios y los gastos obligatorios impuestos por la Constitución de 1988, "el mayor desastre fiscal" de la historia del país, según el ex ministro de Hacienda, Mailson da Nóbrega.
La gran fuente del déficit fiscal, además de los altos intereses, son los funcionarios que se jubilan precozmente y ganando el mismo sueldo de los activos.
El gobierno trata de reducir esa cuenta negativa, de unos 15.000 millones de dólares al año y en fuerte expansión, con la reforma de la previsión social, a ser aprobada el próximo mes. Una alternativa es aumentar los descuentos a las jubilaciones de los funcionarios, pese a las previsibles protestas.
El ajuste fiscal tendrá necesariamente que concentrarse en los gastos relacionados con funcionarios, jubilados y programas sociales, evaluó Raul Velloso, considerado uno de los mayores expertos en finanzas públicas de Brasil.
Los recortes en otras áreas, como los de inversiones, ya se hicieron y ahora representarán una suma "insignificante", observó.
Los gastos "están extremadamente concentrados hoy en personal, previsión y área social", reconoció el presidente del Banco Central, Gustavo Franco, en entrevista al diario O Estado de Sao Paulo el domingo.
Con reducción de recursos para programas sociales, es nuevamente la población pobre la más afectada. La salud, por ejemplo, sufrirá recortes, se lamentó el ministro del ramo, José Serra, aunque el presidente Fernando Henrique Cardoso prometió mantener intacta esa área y la de educación.
El Ministerio de Política Agraria ya sufrió una reducción de 170 millones de dólares este año y enfrenta dificultades para completar la meta de asentar 100.000 familias este año.
La población rural, unos 37 millones de brasileños que soportan la mayor pobreza, es doblemente sacrificada por la crisis y las respuestas. La desocupación aumenta por la caída de los precios internacionales de los productos agrícolas y porque se intensifica la mecanización en un esfuerzo por reducir costos. (FIN/IPS/mo/mj/if/98
