/BOLETIN-INTEGRACION/ FINANZAS: Inversión, manzana de discordia para ricos y pobres

La decisión de Francia de retirarse de la negociación de un régimen multilateral de inversiones sacó a luz la complejidad del problema y la disparidad de criterios en los dos bloques de países, en desarrollo e industrializados.

La negociación, que tiende a establecer reglas de protección para los negocios en el exterior de empresas transnacionales, separa a las naciones industrializadas cuando se trata de delimitar las atribuciones de esas empresas.

No es prudente permitir que los intereses privados invadan la soberanía de los estados, advirtió Francia al anunciar esta semana que abandonaba la negociación en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), reputada como "el club de los países ricos".

La OCDE reanudará el martes venidero la discusión del Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI), esta vez sin Francia, pero siempre bajo la crítica de ambientalistas y de grupos de base de todo el mundo, que lo identifican como el paradigma de la globalización neoliberal.

Desde su comienzo, en 1995, las negociaciones en París, sede de la OCDE, venían siendo impulsadas principalmente por la Unión Europea (UE). Estados Unidos, en cambio, mostró menos entusiasmo, pues su estrategia se orienta actualmente hacia los acuerdos bilaterales de inversiones.

Junto con la denuncia del acuerdo, Francia propuso que las negociaciones se trasladen a la Organización Mundial de Comercio (OMC), el foro de Ginebra donde pueden participar también los países en desarrollo.

En la OMC funciona desde hace casi dos años el Grupo de Trabajo sobre Comercio e Inversiones, que debe dictar en diciembre próximo sus recomendaciones sobre el futuro del organismo y de una eventual negociación multilateral.

En el Grupo de Trabajo de la OMC se reflejan las posiciones encontradas de países industrializados y en desarrollo a la hora de discutir sobre la protección de las inversiones extranjeras.

Un grupo en el que participan Malasia, India, Pakistán, Indonesia y Egipto, encabeza la oposición a un acuerdo multilateral que ampare los derechos de las transnacionales sin la contrapartida de obligación alguna.

Hasta ahora, ese grupo ha conseguido dilatar la adopción de una decisión en la OMC sobre la apertura de una negociación formal del régimen multilateral de inversiones.

Las prevenciones de los países en desarrollo sobre la conveniencia de ese acuerdo se fortalecieron en los últimos meses con la profundización de la crisis financiera estallada hace más de 15 meses en Asia sudoriental.

"Hasta ahora no hemos sido convencidos de la necesidad de un acuerdo multilateral de inversiones, sea en el marco de la OMC o en otra parte", dijo el embajador de Egipto, Mounir Zahran, durante un seminario organizado por la Red del Tercer Mundo (TWN) en Ginebra.

Zahran previno que un acuerdo de esa clase debería contemplar objetivos del mundo en desarrollo, como la facilitación de accesos a los mercados y la promoción de transferencia de tecnología en condiciones accesibles.

Sin embargo, el grupo del Cuadrilátero (Estados Unidos, la UE, Japón y Canadá) pretende que el acuerdo multilateral se concerte estableciendo la renuncia de los países en desarrollo a cualquier condicionamiento a los inversores para que realicen determinadas tareas de Investigación y Desarrollo (ID).

Los países en desarrollo que se limiten en el futuro a recibir inversiones en esas condiciones, serán meros exportadores de materias primas, dijo a IPS Werner Corrales, embajador de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra.

Corrales, que preside la Comisión de Inversiones de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), criticó la política de "aceptar inversiones sin decir nada".

Los países en desarrollo deben establecer condicionamientos a las inversiones, dijo, "para que haya investigación y desarrollo en esos países y para que sus empresas ganen conocimiento".

Pero los países industrializados se oponen a esa transferencia y durante la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales, entre 1986 y 1994, no aceptaron siquiera que el mundo en desarrollo estableciera incentivos a la ID.

Corrales promueve un acercamiento entre las representaciones de los países en desarrollo acreditadas en Ginebra para discutir enfoques comunes sobre el tema de inversiones.

En conversaciones informales, los negociadores de Malasia, Egipto, India, Pakistán, Filipinas, Indonesia, Colombia, Venezuela, y en alguna reunión también Brasil, "se procuran encontrar áreas estrechas de acuerdo" para una estrategia común.

Los países de América Latina llegan a las negociaciones de Ginebra munidos de la experiencia de los primeros sondeos que se realizan en su continente para la conformación del Acuerdo de Libre Comercio de América (ALCA).

La UNCTAD realizará en noviembre próximo en Lima un seminario de formación de negociadores de países de la Comunidad Andina, para que participen en las negociaciones del ALCA. Una conferencia similar se efectuará posteriormente en Buenos Aires, para negociadores de toda América Latina y el Caribe.

Pero mientras el ALCA da sus primeros pasos, los países de la región se ven presionados por Estados Unidos para la concertación de acuerdos bilaterales de inversiones.

En las negociaciones bilaterales, los países del Sur participan en una relación despareja frente los industrializados, estimaron negociadores latinoamericanos.

El riesgo mayor es que esa supeditación derivada de los acuerdos bilaterales se refleje posteriormente en la negociación y en el texto definitivo de un eventual acuerdo multilateral.

Por ese motivo, algunas representaciones latinoamericanas promueven una discusión con el resto de los países en desarrollo sobre el diseño de estrategias comunes para resistir la presión de los países industrializados.

Las negociaciones de tratados bilaterales con Estados Unidos, como las de Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela, pueden debilitar las posiciones de esos países en el momento de discutir un convenio multilateral de inversiones.

Corrales confía en convencer a la mayoría de los países en desarrollo de la conveniencia de la negociación multilateral sobre inversiones y de que su sede sea la OMC. "Lo peor para los países en desarrollo es que cada uno vea sólo su interés", previno el jefe de la misión venezolana. (FIN/IPS/pc/ag/if/98

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