Paraguay vive una situación de zozobra política, paralela a la económica, de la que al parecer sólo podrá salir cuando el general Lino Oviedo abandone la escena o asuma la Presidencia.
Las pintorescas andanzas políticas del ex jefe del ejército tienen ocupados al parlamento, la justicia, los líderes de la oposición, la cúpula del gobernante Partido Colorado y al propio presidente, Raúl Cubas, un aliado al que ocasiona permanentes dolores de cabeza con sus rimbombantes declaraciones.
La Corte Suprema de Justicia precisó el miércoles que el caso Oviedo es "cosa juzgada", invalidando la decisión del tribunal militar extraordinario que lo dejó en libertad y su presidente, Raúl Sapena, advirtió con firmeza que el máximo tribunal no permitirá que nadie se burle del Poder Judicial.
Pero aunque la condena de Oviedo está firme, el ex jefe del ejército se encuentra en libertad, beneficiado por un indulto presidencial cuya legalidad deberá ser considerada ahora en la misma instancia judicial.
En cuanto al nuevo parlamento, debe definir un pedido de juicio político al presidente, por haber liberado a Oviedo, y al mismo tiempo, impulsa ante la Corte Suprema de Justicia una acción de inconstitucionalidad contra el decreto presidencial que otorgó el indulto.
Los dirigentes opositores, que aún no se recuperan de la derrota electoral que les propinó Oviedo en mayo pasado, convocaron para este viernes "una gran marcha de repudio" al decreto presidencial que liberó al ex jefe militar, pero se advierte un escaso entusiasmo de la población.
El Partido Colorado tampoco escapa a los coletazos del "fenómeno Oviedo".
Buscando contrarrestar la emergencia política, la dirigencia tradicional colorada convocó a una convención para renovar tribunales partidarios claves. Pero los convencionales "oviedistas" trabaron la decisión sobre el punto y la convención tuvo que declararse en cuanto intermedio sin plazo.
Para al gobierno de Cubas las cosas no van mejor. Cuando aún está pagando el alto costo político de la liberación de Oviedo, el presidente "se pasa tragando sapos", según el dirigente opositor Francisco de Vargas, debido a los permanentes desplantes del ex jefe militar que deben ser explicados por el mandatario.
Oviedo aseguró recientemente que el gobierno "no podía nombrar ni siquiera a un sargento de compañía" sin su aprobación.
El día de su cumpleaños, Oviedo hizo gala de sus dotes histriónicas cuando recibió en su teléfono celular una llamada del presidente de Argentina, Carlos Menem, en el popular mercado de Asunción. En medio de la conversación, aclamó al "mandatario de América, doctor Menem, gran amigo del pueblo argentino".
Mientras esto ocurría en un suburbio de la capital paraguaya, el Banco Central anunciaba la caída de otros tres bancos del golpeado sistema financiero local, entre ellas el paraestatal Banco Nacional de Trabajadores.
El cierre de las entidades deja un nuevo contingente de desempleados y ahorristas defraudados, creando multimillonarias obligaciones al Estado paraguayo, que deberá hacerse cargo de parte de los ahorros perdidos, según las leyes de emergencia financiera vigentes.
En estos días también se conoció en Asunción que Paraguay había sido calificado por la organización Transparency International como el segundo país con mayor nivel de corrupción pública en el mundo, luego de Camerún.
Ante este hecho, el caricaturista del diario vespertino Ultima Hora solicitó, en un celebrado chiste, "que se contrate cuanto antes al técnico de Camerún".
"Oviedo presidente, el sueño de la gente", dice una calcomanía pegada en los parabrisas de los automóviles de los seguidores del polémico militar que circulan por las calles de la capital paraguaya.
Analistas políticos independientes consideran que sería mejor que "el sueño de la gente" se concretara lo antes posible, porque de lo contrario "nadie podrá vivir en paz en el Paraguay de hoy". (FIN/IPS/ct/ag/ip/98
