/BOLETIN-DROGAS/ NARCOTRAFICO: Jamaiquinas terminan en cárceles británicas

Las dificultades económicas de Jamaica llevan al borde de la desesperación a muchas mujeres, que aceptan participar en el tráfico de drogas hacia Gran Bretaña y con frecuencia pagan cara su aventura en las cárceles de ese país.

La directora de la Agencia Carcelaria de Bienestar Social Hibiscus, Olga Heaven, informó que 622 jamaiquinos cumplen sentencias en las prisiones británicas. De ese total, 220 son mujeres.

Heaven precisó en declaraciones difundidas en Kingston que 90 por ciento de esas mujeres fueron condenadas por tráfico de drogas a Gran Bretaña, en especial de cocaína.

La ubicación geográfica de Jamaica, en el mar Caribe, contribuyó a que este país se convirtiera en un "puente" en las rutas de la cocaína entre América del Sur, Estados Unidos y Europa.

El Programa Internacional de las Naciones Unidas para el Control de Drogas advirtió que cada año ingresan a Estados Unidos 248 toneladas de cocaína procedentes del Caribe, equivalentes a 40 por ciento del total traficado hacia ese país. A comienzos de los 90, esa porción era de 30 por ciento.

Otras 100 toneladas de cocaína parten desde América del Sur y utilizan el corredor del Caribe para llegar hasta Europa. Otro flujo que pasa por esta área va hacia América Central para luego ingresar a México rumbo a Estados Unidos.

Se estima que 61,8 por ciento de toda la cocaína procedente de América del Sur transita a través del corredor caribeño.

A mediados de los 90, cuando los traficantes intercontinentales comenzaron a ser vigilados en forma más estricta, comenzaron a reclutar mujeres.

"Las mujeres suelen ser menos sospechosas, logran un trato indulgente, son más fáciles de manipular y, además de utilizar otros métodos, pueden llevar la droga en la vagina", advirtió un despacho de la agencia gubernamental de noticias Jampress.

La presidenta de la organización no gubernamental jamaiquina Woman Inc., Dundeen Ferguson, dijo que muchos traficantes ahora prefieren concentrarse en el mercado británico en vez del estadounidense.

"En Estados Unidos son más estrictos y sus leyes son drásticas. En Gran Bretaña la situación es menos complicada", comentó.

Hay varias razones por las cuales las mujeres se involucran en el tráfico, según Ferguson. "En general lo hacen por dinero. Muchas de esas chicas tienen historias de pobreza y dependencia, lo cual las hace susceptibles a las promesas de dinero fácil".

"Pero también hay un par de casos en los cuales las mujeres fueron obligadas a actuar como 'mulas' porque se les amenazó de muerte", contó Ferguson.

Oral Denton, coordinador de Hibiscus Jamaica, que representa a la organización británica dirigida por Heaven, coincidió en que las mujeres aceptan llevar droga en un intento desesperado por superar la pobreza.

"El 99 por ciento proviene de los ghettos marginales y lo hacen debido a su situación económica. Les ofrecen grandes cantidades, 3.000 libras esterlinas o aún más, y con ese anzuelo las pescan los barones de la droga", comentó Denton, quien visita los hogares de algunas de estas mujeres.

"Ellas viven en condiciones inhumanas, ni siquiera puedes referirte a esos lugares como casas porque no tienen ninguna instalación sanitaria. Deben acarrear el agua y cuando hay electricidad es porque la roban", relató.

Heaven precisó que en Gran Bretaña la difusión de estos casos aumentó la preocupación por las condiciones sociales en Jamaica. "La gente se pregunta qué está sucediendo en ese país", dijo.

Ferguson, por su parte, consideró que la única solución es capacitar a las mujeres para enfrentar la vida, lo cual les permitiría evitar las manipulaciones, ser independientes y arreglárselas por sí mismas. "Deben aprender a mantenerse para que no las engañen".

Hyacinth Benneth, dirigente del Movimiento Democrático Nacional (NDM), la tercera fuerza política de Jamaica, consideró que debería lanzarse una campaña de educación pública para advertirle a la población sobre los peligros del tráfico de drogas.

"Creo que muchas personas no están al tanto de las consecuencias", afirmó Bennett, encargada de temas de la mujer en su partido.

Por otra parte, Bennett descartó que una legislación antidrogas más estricta sea la solución, y consideró necesaria "una revolución interior".

"Necesitamos promover un sentido moral que permita a nuestra población discernir lo correcto de lo incorrecto. Si el cambio no se produce en la gente, ninguna legislación podrá tener éxito", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/ct/cb/lc-ml/pr-ip/98

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