El gobierno de Argentina calculó que este país perdió en el primer semestre de 1998 1.260 millones de dólares como consecuencia de la caída de los precios de los productos básicos que ocasionó la crisis financiera en Asia.
El crecimiento económico de Argentina se desaceleró como consecuencia de la crisis, al tiempo que aumentó el costo de la deuda colocada por el país.
Ese es el balance preliminar de cómo afecta a Argentina el terremoto financiero que hoy tiene epicentro en Japón por la creciente debilidad del yen.
Los analistas observan con temor el virtual impacto de esa crisis en China, que podría verse obligada a devaluar, Hong Kong, que tiene un régimen de convertibilidad monetaria similar al dispuesto por Buenos Aires, o Brasil, el principal cliente de productos argentiinos.
La Secretaría de Industria informó que, independientemente de los vaivenes bursátiles de los últimos días en Buenos Aires, en julio la economía local creció entre tres y cuatro por ciento, la mitad del promedio que venía registrando hasta junio. La explicación es una: la crisis financiera internacional.
La ola de devaluaciones, que comenzó hace casi un año en las economías emergentes del sudeste asiático, provocó una baja en los precios internacionales de productos primarios.
Ese fenómeno afectó las ventas argentinas de cereales, oleaginosas y petróleo en alrededor de 1.260 millones de dólares, solo entre enero y junio de este año, informó el secretario de Industria y Comercio, Alieto Guadagni.
La Unión Industrial Argentina denunció la debilidad del sector externo argentino, permeable al ingreso masivo de productos de Asia a precios bajos, y alertó sobre el riesgo de que esta entrada provoque una crisis peor a la que ocurrió en 1995 tras la devaluación mexicana, denominada "efecto tequila".
El gobierno argentino salió el martes a colocar deuda por 750 millones de dólares y obtuvo una tasa de interés de 7,8 por ciento frente a 6,7 que había conseguido hace un mes para bonos en pesos (la moneda local, que se cotiza a la par del dólar) a tres meses de plazo.
El subsecretario de Financiamiento, Miguel Kiguel, admitió que, si persiste la caida bursátil en Argentina y el alza de las tasas de interés, "puede disminuir la pauta de crecimiento de la economía" estimada en seis por ciento para este año.
También el economista Abel Vignone, de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, vaticinó la proximidad de tiempos difíciles. "Las familias con ahorros en acciones, bonos, autos o inmuebles verán decrecer el valor de sus activos", explicó.
Del mismo modo, advirtió que si suben la tasas de interés en el mundo, la economía argentina verá un desaceleramiento del crecimiento del producto interno bruto y caerá en consecuencia la oferta de empleo por parte de las empresas.
La desocupación, que supera 13 por ciento de la población económicamente activa, es hoy el principal motivo de preocupación de los argentinos, y, según los economistas, será difícil crear condiciones para la generación de empleo en una coyuntura de crisis mundial.
El propio ministro de Economía, Roque Fernandez, sostuvo que las empresas privadas argentinas afrontarán en estos días problemas de liquidez y se verán en dificultades a la hora de salir en busca de financiamiento debido al encarecimiento del dinero en el mundo.
El gobierno no descarta la posibilidad de solicitar ayuda de emergencia al Fondo Monetario Internacional (unos 600 millones de dólares), pedir un préstamo garantizado con acciones que el Estado conserva en la petrolera YPF o emitir un bono de emergencia como el que se lanzó en 1995 ante la crisis mexicana.
Las autoridades económicas niegan la posibilidad de que se produzca una corrida cambiaria en Argentina como consecuencia de una eventual devaluación en Brasil, que podría estar precedida de una devaluación en China o Hong Kong.
No obstante, los analistas más cautelosos no descartan aún una posible depreciación del yuan chino bajo la presión de la crisis japonesa o una devaluación en Brasil tras las elecciones de octubre en ese país.
Brasil, principal socio de Argentina en el Mercado Común del Sur, absorbe 30 por ciento de las exportaciones argentinas y una devaluación del real no pasaría desapercibida en el comercio bilateral, además de generar desconfianza entre los inversores externos que ven a la región latinoamericana como un todo.
Por el momento, la persistente crisis en Japón se manifiesta en una caída de las acciones bursátiles no solo en las principales bolsas de America Latina sino también en Europa, Estados Unidos y el sudeste de Asia.
En Argentina, el régimen de convertibilidad monetaria, que garantiza que por cada peso circulante hay un dólar de respaldo, se mantiene firme desde su lanzamiento en 1991 y sorteó con éxito la crisis de 1995, que provocó una fuga de divisas y el cierre de numerosos bancos.
El desafío ahora es afrontar esta nueva crisis que se extiende sobre todas las economías emergentes por igual, aun a expensas del desarrollo económico que ya manifiesta señales de deterioro por imperio de la incertidumbre general. (FIN/IPS/mv/mj/if/98