El tercer programa de ajuste económico de los años 90 se estrenó hoy en Honduras con la aplicación de un aumento al impuesto a las ventas y un plan monetario que contempla una inflación anual de 14 por ciento, entre otras medidas.
Las autoridades pretenden que las medidas contribuyan a estabilizar la economía y disminuir el déficit fiscal de 2,8 a 1,5 por ciento, así como lograr un crecimiento económico de cinco por ciento a fines de este año.
Las medidas, conocidas como "paquetazo III", por constituir la continuidad del proceso de ajuste estructural iniciados en 1990, contemplan un aumento del impuesto a las ventas de siete a doce por ciento, el mayor en la historia de este país centroamericano.
Además, aumentaron las tarifas de agua, luz y teléfono y la tasa al alquiler de viviendas que sobrepasen una renta superior a los 150 dólares mensuales, al tiempo que se cobrará el peaje, el turismo y gravaciones a los vehículos, entre otros aspectos.
El gobierno anunció, además, que continuará su política de hace cuatro años tendiente a controlar la devaluación de la moneda local, el lempira, frente al dólar, cuya cotización en las últimas dos semanas evidenció una tendencia a la alza.
A pesar de que el programa monetario se presentó a comienzos del año, "no tenemos prisa y queremos diseñar una política que nos permita negociar con fuerza ante los organismos financieros internacionales", dijo Emin Barjum, presidente del Banco Central.
No obstante, aceptó que ello ha impedido hasta ahora suscribir una carta de intención con el Fondo Monetario Internacional que le dé acceso a nuevos créditos, así como comenzar negociaciones para condonar o renegociar la deuda de 1.200 millones de dólares que mantiene el país con el Club de París.
Barjum se mostró optimista con el crecimiento del cinco por ciento que tendrá este año la economía, y aseveró que los nuevos impuestos no alterarán el "ritmo trazado", ya que el programa económico contempla beneficios sociales en materia de bonos, becas e incentivos al desarrollo humano.
También se prevé incrementar 15 por ciento la inversión extranjera, ante las amplias ventajas que ofrece el ajuste económico que la exonera de una serie de impuestos y abre la oferta del país para expandir el trabajo de las maquilas o fábricas de ensamblaje a otros regiones del territorio.
Pero la oposición considera el plan de ajuste económico uno de los más severos aplicados en los últimos ocho años, en especial en materia tributaria, donde la idea estatal es recaudar en cinco meses 30,5 millones de dólares.
El Partido Nacional (PN), principal fuerza opositora del país, emitió el viernes un comunicado donde establece que el aumento al impuesto sobre la venta "es el peor castigo tributario de la historia nacional".
El aumento del impuesto a las ventas y los otros cargas impositivas "nos harán sentir el sabor amargo de uno de los ajustes más drásticos que contempla en aspectos de compensación social acciones cosméticas", dijo, a su vez, el analista económico Ramón Velásquez Nassar dijo.
"Aunque el gobierno insista en afirmar que el impuesto sobre la venta no afectará la canasta de productos básicos porque no serán gravados, eso no cierto. Todo subirá de precio y la tendencia inflacionaria será mayor a la prevista por el Banco Central", afirmó.
El analista social Ramón Oquelí dijo a IPS que el único efecto de las medidas será acrecentar el ejército de indigentes que tiene Honduras, estimado en un 67 por ciento de un total de 5,8 millones de habitantes.
"No hay duda que la brecha de la pobreza aumentará y que mientras unos vayan a comprar a los supermercados, esa masa de indigentes acudirá cada vez más a los crematorios de basura en busca de alimento para el sustento diario", agregó.
Honduras inició en 1990 los programas de ajuste económico. Si bien los gobiernos han diseñado políticas de "compensación social", los resultados oficiales indican un aumento en la pobreza que evidencia un divorcio entre la clase política y social del país.
El presidente Carlos Flores espera revertir la tendencia con su proyecto económico denominado "Plan de Apoyo y Estímulo a la Competitividad y el Desarrollo Humano", pero se le critica que el programa siga beneficiando a los grandes sectores productivos y agroexportadores del país.
Ocho de cada 10 hondureños son pobres y, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el analfabetismo funcional es uno de los mayores problemas educativos de cara al próximo siglo. (FIN/IPS/tm/mj/if/98