Acabar con la guerra contra las drogas es lo que proponen docenas de partidos políticos, centros académicos y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo ante la reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que considerará el asunto la semana próxima.
Grupos como el Centro Lindesmith, un grupo de investigadores radicado en Nueva York, o el Partido Radical Transnacional, una coalición política de gran arraigo en Europa, llevan esta iniciativa a la sesión especial sobre drogas de la Asamblea General de la ONU, que se celebrará entre este lunes y el miércoles.
Las críticas a los gobiernos comprometidos con la lucha contra las drogas tienen un argumento simple, que resumió el financista George Soros. "La guerra contra las drogas hace más daño a nuestras sociedades que el propio abuso de drogas", advirtió el magnate.
Un amplio abanico de personalidades que van del economista conservador Milton Friedman a la comisionada europea para Asuntos Humanitarios, Emma Bonino, atribuyen a esta guerra numerosos males como la represión policial, la magnitud incontrolable de la población carcelaria y daños económicos al mundo en desarrollo.
"La política represiva contra las drogas se está convirtiendo en una crisis mundial. La ONU pretende lanzar una escalada represiva en el marco de la búsqueda extraviada de una sociedad libre de drogas", dijo Oliver Dupuis, secretario del Partido Radical y miembro del Parlamento Europeo.
Esta pretensión es ilusoria, sostuvo Ethan Nadelmann, director del Centro Lindesmith. La cantidad de presos por delitos relacionados con las drogas se multiplicó por ocho entre 1980 y 1997, hasta alcanzar 400.000 detenidos.
Mientras tanto, el gobierno estadounidense aumentó sus gastos en la guerra contra las drogas de 1.000 millones de dólares a 16.000 millones en 1989, agregó Nadelmann.
Un país que legalizó las drogas denominadas "blandas" como la marihuana, Holanda, tiene muchos menos toxicómanos adolescentes que Estados Unidos, que aplica una línea dura, comparó el experto.
Lo que trajo la guerra contra las drogas es un incremento de la represión gubernamental, en particular entre grupos como los negros o población urbana pobre, más vinculados con la venta de drogas, observó el estadounidense Friedman, premio Nobel de Economía.
El crecimiento de la población carcelaria se relaciona de forma directa con la prohibición de las drogas, agregó. "¿Cuántos de nuestros ciudadanos deberemos convertir en criminales hasta que gritemos 'basta'?", se preguntó Friedman.
La represión vinculada con la guerra contra las drogas no es un asunto solo estadounidense. El Programa de las Naciones Unidas para el Control y la Fiscalización de Drogas (PNUFID) elogió a China, cuya "guerra" incluye violaciones de derechos humanos contra supuestos drogadictos, advirtió el Partido Radical.
El Consejo Económico y Social de la ONU y otros organismos afirman que los cultivos de coca se duplicaron desde 1985, al igual que los de opio desde 1987, a pesar de todos los esfuerzos de los gobiernos mundiales.
La legalización de las drogas "blandas" es una causa más popular entre los políticos europeos, como la italiana Bonino, que entre los de Estados Unidos, donde el alcalde de Baltimore, Kurt Schmoke, y la ex directora del Servicio Federal de Salud, Joycelyn Elders, fueron atacados por ese motivo.
Para algunos funcionarios, el principal problema no es el abatimiento del consumo de drogas, sino qué táctica debe seguirse.
El ministro de Cooperación Económica de Alemania, Carl-Dieter Spranger, sostuvo que los gobiernos que procuran erradicar las drogas deben ser capaces de combatir también la pobreza en lo spaíses productores y de generar empleos para agricultores que las cultivan.
"Las medidas de desarrollo son con frecuencia más sustentables, más prometedoras y más aceptadas que las estrategias basadas solo en la represión", recomendó Spranger. (FIN/IPS/fah/mk/mj/ip/98
