El gobierno de Venezuela adoptó hoy un paquete de 11 medidas para incrementar los ingresos tributarios, hacer más atractivo el ahorro y reprogramar parte del servicio de la deuda, a fin de enfrentar la caída de ingresos petroleros.
La medida que generó una reacción contraria inmediata fue la de llevar a 18 por ciento el impuesto General a las Ventas, 1,5 puntos porcentuales más de su nivel actual, considerado muy alto en un país con una inflación superior a 30 por ciento anual.
El ministro de Hacienda, Freddy Rojas, indicó que el incremento de la tasa impositiva busca promover la estabilidad económica y el equilibrio fiscal, un requisito indispensable para que exista confianza en la economía y así se amortigüen las expectativas inflacionarias que alimentan el alza de precios.
Dirigentes de gremios empresariales demandaron al gobierno que transforme ese impuesto en un Impuesto al Valor Agregado (IVA) directo al consumidor como en el resto de los países y lo reduzca a nueve por ciento, con lo que obtendría mayores ingresos.
Pero el presidente Rafael Caldera se ha negado a cerrar su último año de gobierno con la instrumentación del IVA, que prometió eliminar en su campaña electoral, pese a que después sus propios ministros, los empresarios y la propia población pasaron a respaldar ese tipo de tributo.
Observadores independientes anticiparon que será muy dificil que el parlamento, donde el gobierno está en minoría, apruebe esa medida, al igual que la reducción a la mitad del monto a partir del cual una persona debe pagar impuesto sobre la renta.
"El resentimiento de la población subirá si sus deteriorados ingresos sufren una mayor merma" por vía tributaria, indicó bajo anonimato un diputado de uno de los partidos que respaldan a Caldera, y recordó que las medidas tributarias requieren de la ratificación del Congreso bicameral.
Rojas precisó que además de las medidas impositivas para lograr 60 por ciento de los ingresos fiscales, el Consejo de Ministros estableció disposiciones para acentuar "una estricta disciplina en el gasto".
Recordó que en lo que va de año, el gobierno disminuyó ya los gastos del sector público en 3.500 millones de dólares, con lo que el presupuesto para este año quedó en 20.950 millones de dólares, para una población de 23 millones de personas.
"Es un tremendo ajuste para una economía como la venezolana o la de cualquier otro país latinoamericano", dijo Rojas.
El ingreso en divisas de Venezuela depende en 77 por ciento del petróleo, que también aporta 40 opor ciento del presupuesto y entre 22 y 24 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Cifras oficiales preliminares estiman que los ingresos petroleros se reducirán este año en al menos 3.000 millones de dólares, mientras otros cálculos elevan la merma en 1.000 millones más. Las divisas petroleras sumaron en 1997 más de 18.000 millones de dólares.
El gobierno decidió revisar las posibilidades de financiamiento para el servicio de su deuda externa, que según cifras del propio ministro representa una erogación de más de 5.000 millones de dólares durante este año.
Rojas explicó que el gobierno también buscará rubricar este mismo mes un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para que supervise la economía local, que no incluirá desembolsos pero brindará garantias sobre el país a los inversores.
El gobierno también acelerará los planes de privatización, con una nueva subasta en junio para el sector de aluminio y la venta de empresas de generación y distribución de electricidad.
Otra medida fue que la estatal Petróleos de Venezuela promueva nuevas inversiones externas para el desarrollo de los crudos extrapesados, a fin de liberar al grupo de la búsqueda de capital propio para llevar adelante esos planes.
Rojas informó que se limitarán al máximo los ajustes salariales en el sector público, que emplea a 1,3 millones de personas.
Entre las medidas monetarias, se instruyó al Banco Central para que incremente su política restrictiva y para que las tasas de interés se mantengan atractivas para los ahorristas. (FIN/IPS/eg/ag/if/98
