Dos informes que circularon en Estados Unidos esta semana pusieron en evidencia el tira y afloja en la política de Washington hacia Cuba.
El Pentágono (Departamento de Defensa) generó críticas de los adversarios de la aproximación al régimen del presidente cubano Fidel Castro tras describir al ejército de la isla caribeña como una fuerza debilitada e incapaz de dañar a sus vecinos.
Grupos radicales censuraron el informe pese a que el lanzamiento de éste estaba demorado desde marzo para dar tiempo a funcionarios de seguridad nacional a hacerle revisiones que "lo pusieran más de acuerdo con la política de Estados Unidos contra Cuba".
Luego, el diario The New York Times publicó que algunos líderes de la Fundación Nacional Cubano-Americana (CANF), que agrupa a cubanos disidentes establecidos en Estados Unidos, son objeto de una investigación federal por un supuesto complot para asesinar a Castro en 1997.
Miembros del gobierno manifestaron que precisan un "nuevo enfoque" de las relaciones con Cuba, pero debieron asegurar a los radicales que tal enfoque no afectaría las demandas de reforma política en el único estado comunista del continente.
El presidente estadounidense Bill Clinton, tras las exhortaciones del papa Juan Pablo II durante su visita a La Habana en enero, alivió las restricciones a los vuelos charter y embarques de alimentos y medicinas hacia Cuba, y permitió a los cubano-estadounidenses enviar dinero a sus familiares en la isla.
Varios grupos cubano-estadounidenses, incluida la Cámara Estadounidense de Comercio y USA-Engage, una coalición empresarial partidaria del libre comercio, aplaudieron las medidas, pero grupos radicales como CANF las rechazaron.
Interrogado sobre si consideraría nuevas medidas de apertura hacia Cuba a la luz de los hallazgos del Departamento de Defensa, Clinton respondió que las autoridades cubanas aún no manifestaron "si realmente desean una reaproximación".
El informe del Pentágono reveló que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, reducidas a la mitad y desfinanciadas desde que se cortó la ayuda soviética en 1989, se transformó "de uno de los ejércitos más activos del Tercer Mundo en una fuerza doméstica con mínima capacidad de combate convencional".
Según una versión desclasificada del informe, presentada al Congreso el miércoles, la mayor parte de los equipos militares están en depósitos y deben ser reducidos a chatarra.
El informe fue preparado por la Agencia de Inteligencia de Defensa junto con la CIA, la Oficina de Inteligencia e Investigaciones del Departamento de Estado, la Agencia Nacional de Seguridad y el Centro Conjunto de Inteligencia del Comando Sur del ejército.
La marina de guerra, reducida quizá a una docena de embarcaciones, "no puede mantener operaciones más allá de sus aguas territoriales", mientras la fuerza aérea tiene sólo una veintena de aviones de combate MiG y "el entrenamiento de los pilotos es apenas suficiente".
"Cuba no representa una amenaza militar significativa para Estados Unidos ni para otros países de la región", concluyó el Pentágono.
Además, "Cuba tiene escasa motivación para comprometerse en actividades militares más allá de la defensa de su territorio y su sistema político".
Tales hallazgos no sorprendieron a casi nadie en Estados Unidos, pero fueron condenados por los radicales. El representante republicano Lincoln Díaz Balart, un cubano residente en el estado de Florida, dijo que el informe "minimiza en forma flagrante" la amenaza cubana.
En cuanto al informe de The New York Times, sostiene que la investigación gubernamental del complot del pasado octubre para asesinar a Castro condujo a líderes de CANF.
La conspiración habría sido el último deseo del fundador de CANF, el fallecido Jorge Más Canosa, quien fue "el arquitecto oculto de la política de línea dura de Estados Unidos contra Cuba".
Un portavoz de CANF no quizo hacer comentarios sobre el informe, y abogados de la organización negaron las acusaciones contra los hombres investigados.
En cambio, Ricardo Pesquera, abogado de uno de los acusados, tuvo una reacción más fuerte.
"Por 30 años (el gobierno de Estados Unidos) intentó matar a Castro y ahora sostiene que otros no pueden hacer lo mismo que ellos", criticó Pesquera con un fajo de documentos de inteligencia desclasificados en su mano. (FIN/IPS/tra-en/aa/ml/ip/98