La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba pidió hoy una apertura interna en este país socialista que permita preservar los logros sociales de las últimas décadas y evitar la emigración de miles de personas.
El documento dirigido a "todos los fieles católicos y a los cubanos de buena voluntad", partió del llamado del papa Juan Pablo II durante su visita a la isla en enero para que "Cuba se abra al mundo".
Con el título "El espíritu debe soplar en Cuba", la declaración es la primera de su tipo después de la visita del pontífice y con fecha del 30 de mayo se leerá este fin de semana en todos los templos católicos de la isla.
El llamado coincidió, además, con la confirmación del viaje del 8 al 13 de junio a la Santa Sede de 13 obispos, cinco sacerdotes y tres laicos que participarán en varias reuniones de análisis sobre la visita del Papa a Cuba y sus consecuencias.
Los obispos consideraron que cualquier decisión del gobierno que asuma "perspectivas amplias e integradores", alcance a todos los cubanos y haga de la isla un sitio que nadie quiera abandonar será un paso estimulante en la apertura cubana al mundo.
La jerarquía católica aspira a la creación de un clima similar al que se propició durante la visita del Papa, que permita el espacio para "militantes (comunistas) o no, creyentes o no, simpatizantes (del gobierno) o no".
Una perspectiva amplia que "debe ir normalmente precedida y acompañada de una apertura interna en la sociedad cubana" como una "valiosa contribución para garantizar los logros de Cuba en materia de educación, salud y deporte y otros".
La conferencia de obispos reconoció que Cuba llega al nuevo siglo con buenos niveles de capacitación profesional y de instrucción media, así como acceso universal y gratuito a los sistemas de salud.
Al mismo tiempo, advirtió que "en los últimos años la calidad de la educación y de la atención a la salud se han visto en peligro".
El peligro viene de "la carencia de recursos para modernizar la tarea educativa" y por el déficit de medios para obtener medicamentos y equipos imnprescindibles que limitan las capacidades creadas en la salud, asegura el documento.
"Estos dos aspectos fundamentales de la sociedad cubana, educacación y salud, se ven afectados, además, por la emigración sostenida de muchos cubanos, entre ellos profesionales de buena calificación que incluye a médicos y profesores", agrega.
Los obispos católicos dijeron que "la emigración de sus hijos, que como un río en crecida no deja de ensancharse, es un dolor de la Patria y uno de los más grandes desafíos que enfrenta la nación cubana en los albores del siglo XXI".
Para la Iglesia Católica "no solo las razones económicas alimentan el flujo migratorio".
La emigración se busca también ante "difíciles situaciones familiares, preocupación por la emigración de los hijos y una falta de esperanza en muchos al ver que las dificultades perduran".
"Cada pueblo de la tierra, también el pueblo cubano, aspira, porque lo necesita, a que todos los derechos humanos, sustancialmente relacionados entre sí, sean respetados íntegramente", afirma el documento.
Según los obispos, el arraigo a la tierra donde se nace se afianza con "un clima de comprensión, participación y diálogo" que hagan de Cuba un hogar donde todos puedan realizar sus aspiraciones e integrarse en un proyecto común.
Satisfecha con el movimiento de apertura generada por el reclamo de Juan Pablo II de que "el mundo se abra a Cuba", la Iglesia Católica reclama que Cuba "entre en la corriente de la historia presente, aceptando los riesgos que esto trae".
El llamado de la conferencia episcopal coincide con un aumento en este mes de la cantidad de operaciones de repatriación de cubanos, interceptados en intentos ilegales de emigrar a Estados Unidos. (FIN/IPS/da/mj/ip cr/98
