Una terrible amenaza se cierne sobre los productores de papa de América del Sur. Se trata de la polilla gigante, insecto voraz capaz de adaptarse a las condiciones más adversas y de muy difícil erradicación.
"Cuando la polilla gigante llega a un lugar es para quedarse. Lo único que pueden hacer los agricultores es aprender a convivir con ella", afirmó Fernando Ezeta, representante del Centro Internacional de la Papa (CIP) para América Latina y el Caribe.
El CIP estudia este insecto, que ataca a los tubérculos y no al resto de la planta, desde su aparición, en la década del 70, y ha desarrollado con éxito medios para enfrentarla.
Originaria de América Central, la polilla gigante, también conocida como tecia o polilla guatemalteca, causó serios perjuicios a los productores de Costa Rica.
Las autoridades costarricenses crearon para enfrentarla la Comisión Nacional de Papa en 1972, lo que no impidió que continuara su propagación a los principales centros productores de la zona, para desesperación de los agricultores que aplicaban cada vez mayor cantidad de insecticidas.
En 1983, la polilla se introdujo en América del Sur en un cargamento de semillas de papa enviado a Táchira, Venezuela, desde Costa Rica. De allí pasó a Colombia, donde dio los más duros golpes a los agricultores al dispersarse por siete de los 32 departamentos al norte, centro y suroeste del país.
La sequía que afectó a comienzos de año a Colombia, como consecuencia del fenómeno climático de El Niño, contribuyó a su expansión, con catastróficos resultados para los pequeños y medianos productores de papa.
Se calcula que la plaga atacó 14.000 hectáreas de cultivos, lo que ocasionó pérdidas de 200.000 toneladas métricas de papa.
En Colombia se siembran anualmente unas 165.000 hectáreas de papa que producen 2,6 millones de toneladas del tubérculo, con un rendimiento promedio de 16 toneladas por hectárea. Estos cultivos se ubican entre 2.100 y 3.500 metros sobre el nivel del mar, la altitud más propicia para el desarrollo de la polilla.
En algunos departamentos, como Boyacá, los daños han sido tan devastadores que más de 12.000 campesinos están rematando sus tierras, agobiados por las deudas que contrajeron para hacer frente a la polilla.
Esta plaga demostró ser resistente a más de 12 insecticidas, no obstante lo cual fueron usados indiscriminadamente, por lo que arrasaron con predadores y enemigos naturales de la plaga, reveló en Lima Augusto del Valle, Presidente de la Federación de Agricultores de Papa de Colombia (FEDEPAPA).
Del Valle, junto con un grupo de autoridades y científicos de ese país, visitaron a la capital Perú para advertir a las autoridades sobre el riesgo de que la polilla gigante ingrese al país, y para coordinar con especialistas del CIP las medidas para enfrentarla.
La polilla obligó a Colombia a importar 18.000 toneladas de papa por primera vez y a paralizar las exportaciones a Venezuela porque el alto costo del combate al insecto y la merma de la productividad aumentaron los precios hasta hacerlos poco competitivos en el mercado internacional, explicó el agricultor.
César Ocampo, del Instituto Colombiano de Agricultura (ICA), sostuvo que la plaga se volvió inmanejable debido al fenómeno de El Niño, pero reconoció que el CIP ha prestado una ayuda eficaz mediante prácticas de manejo integrado de la plaga.
Con ayuda de esta institución internacional con sede en Lima, los agricultores de las zonas declaradas en emergencia en Colombia reciben capacitación sobre las formas de enfrentar a la plaga, empezando por el uso de semillas sanas.
Uno de los componentes principales del paquete tecnológico diseñado por el CIP es el uso de trampas con feromonas sexuales. "La infestación es tan grande que en ciertas zonas caen 900 adultos en cada trampa en una semana", señaló Ocampo.
Se considera que 80 adultos por trampa supone un nivel alto de infestación.
Otra medio de enfrentar a la polilla gigante es el uso báculovirus, un insecticida biológico que no afecta la salud humana ni de los animales y no daña el ambiente, según el CIP.
"En el CIP hemos recurrido a prácticas sencillas, que sean aceptadas con facilidad por el agricultor y eficaces para combatir a la plaga", subrayó la entomóloga María Palacios.
"Les aconsejamos, por ejemplo, sumergir en agua con sal durante dos horas los costales donde se han trasladado los tubérculos. De esta manera, los huevos mueren y las larvas revientan", explicó.
La plaga comenzó a afectar los cultivos de Ecuador. Las mediciones realizadas por especialistas de ese país han detectado niveles altos de infestación en la provincia fronteriza de Carchi.
Informes de prensa señalan que en Cotopaxi, en la zona central del país, tambien se ha detectado la presencia de la polilla, lo que revela el avance de la plaga hacia el sur.
"Su llegada a Perú sería fatal para la producción de papa, porque nuestros Andes, al igual que los bolivianos, son más secos que los de Ecuador y Colombia, lo que propicia la diseminación de la polilla", explicó Ezeta.
Las autoridades peruanas ya lanzaron el alerta rojo para impedir el ingreso de la polilla al país. El Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) instaló 516 trampas con feromonas sexuales en ocho zonas fronterizas consideradas de alto riesgo por el comercio intensivo de papas procedentes de Ecuador.
"Cada trampa es capaz de detectar la presencia de la polilla gigante en un radio de diez kilómetros cuadrados", dijo Elsa Carbonell, jefa de Senasa. Pero la gran preocupación es el ingreso clandestino de papas al país.
Para impedirlo, la institución dispuso el decomiso de todos los lotes que no puedan acreditar su procedencia legal.
Las que cuentan con certificación fitosanitaria también son sometidas a cuarentena, y también se realizan pruebas de sanidad en almacenes, centros de acopio, expendios y demás puestos de control. (FIN/IPS/zp/mj/dv/98