Las compañías de sustitutos de la leche materna violan el código mundial que rige la compra y venta de estos productos, denunció un estudio publicado hoy en la prestigiosa revista British Medical Journal, de Gran Bretaña.
"Con probabilidad, el estudio subestima la magnitud del problema en los países en desarrollo", señaló el médico Anthony Costello, del londinense Instituto de Salud Infantil, en otro artículo de la revista, tradicional vía de divulgación de la investigación médica británica.
"Será deprimente, pero predecible, que los fabricantes no presten atención al informe. Como ocurre con las compañías tabacaleras, sus actividades publicitarias sólo se podrán regular cuando los consumidores entablen cuantiosos reclamos judiciales por daños", añadió.
El código, adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en 1981, pretende estimular la lactancia por parte de las madres, en lugar de ser presionadas para utilizar los sustitutos de la leche materna comercializados por las compañías.
Los redactores del código quieren limitar el uso mundial de estos sustitutos, cuyo valor nutritivo es discutido y, si son mal preparados, exponen a los infantes a enfermedades trasmitidas por el agua.
Sólo Estados Unidos votó contra el código en 1981, mientras Argentina, Corea del Sur y Japón se abstuvieron. Sin embargo, en la Asamblea Mundial de la Salud de 1996, los 191 miembros respaldaron el instrumento y, el año pasado, 17 países habían adoptado la norma en su legislación nacional.
El código prohíbe que se ofrezcan muestras gratuitas de sustitutos lácteos a las madres o los centros médicos, excepto en los casos de investigación profesional, e impide el pago de bonificaciones a los trabajadores de la salud para impulsar las ventas del producto.
Pero existen cada vez más pruebas que indican la violación de estas disposiciones.
Para revelar la verdad, la analista Anna Taylor realizó un amplio estudio para el Grupo Inter-Agencias de Control de la Lactancia, en ciudades de Bangladesh, Polonia, Sudáfrica y Tailandia.
El estudio fue financiado por una alianza de 27 iglesias, instituciones académicas y organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales e investigó el alcance de las violaciones mediante grupos elegidos al azar de mujeres, trabajadores de la salud y centros médicos en cuatro ciudades.
Los investigadores visitaron unos 40 centros en Dacca, 46 en Durban, 40 en Bangkok y 39 en Varsovia, estatales, privados y de ONG.
En Dacca se entrevistó a 704 mujeres y 111 trabajadores de la salud, en Varsovia a 791 mujeres y 117 trabajadores, en Durban a 799 mujeres y 122 trabajadores y en Bangkok 696 mujeres y 104 trabajadores.
En Bangkok, 97 de 370 madres declararon haber recibido muestras gratuitas de sustitutos de leche materna o biberones, al igual que 20 de 40 trabajadores en la mitad de los centros visitados. Ningunas de las muestras se utilizaron para evaluación o investigación profesional.
La mayor proporción de centros médicos donde el personal dijo haber recibido muestras se dio en Bangkok y la menor en Dacca. En todas las ciudades, a excepción de Dacca, los servicios de salud fueron la principal fuente de las muestras recibidas por las mujeres.
Empleados del sector de la salud en 22 de 39 centros médicos de Varsovia recibieron material de publicidad de los fabricantes, en violación del código. En Dacca, la cifra fue de seis centros en 40, mientras en Bangkok fue 13 en 40.
El código establece que esta información debe incluir detalles sobre los beneficios de la lactancia y los riesgos asociados con la alimentación por biberón. Pero entre 15 y 56 por ciento de los trabajadores entrevistados dijeron que habían recibido materiales que violaban estas disposiciones.
En Varsovia, 21 de 119 trabajadores y 19 de 112 trabajadores de Dacca recibieron bolígrafos, cuadernos, calendarios y camisetas entre otros obsequios de compañías que producen o distribuyen sustitutos de leche materna.
Taylor afirma que tanto la cantidad y la naturaleza de las violaciones al código sugieren la contravención sistemática del mismo.
Es probable "que violaciones similares ocurran con frecuencia similar en otras ciudades y países", dijo. De las 21 compañías que promocionan estos productos, seis intentaron vender sus productos en más de uno de los cuatro países investigados.
Bangladesh fue el único país estudiado con leyes que regulan la comercialización de los sustitutos y el que tuvo menor número de muestras gratuitas.
En Polonia, sin código formal o voluntario que regule la compra y venta de los sustitutos, se detectó el mayor número de muestras. Sudáfrica y Tailandia, que sí tienen códigos voluntarios, se encuentran entre los dos extremos.
La lactancia no será protegida de la presión comercial a menos que haya un compromiso de los países para aplicar y supervisar el código, concluye Taylor.
En su artículo de la revista British Medical Journal, Costello sugiere que los países deben incorporar el código a la legislación nacional y reforzar el control de las actividades de promoción. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/aq-lp/he/98