RUSIA: Oligarquía tras destitución del gabinete de Yeltsin

La decisión del presidente Boris Yeltsin de destituir a todo su gabinete es considerada por algunos un inútil intento de resistir al poder oligarca, y por otros, el cumplimiento de las órdenes de la elite.

Los poderes del estado soviético del viejo estilo se atribuyen ahora a los zares modernos, el grupo de nuevos millonarios que surgió de la Rusia poscomunista. Estos "oligarcas", favoritos de los medios de comunicación, son descritos como una elite privilegiada e irresponsable que prácticamente dirige el Estado.

El presidente Boris Yeltsin estaría, supuestamente, a su merced. En el exterior, sobre todo en Estados Unidos, la elite rusa es considerada una pesadilla para la dirigencia política.

El 23 de marzo, Yeltsin destituyó a su primer ministro, Viktor Chernomyrdin, y al gabinete entero, y ordenó al poco conocido ministro de Energía, Sergei Kiriyenko, que formara un nuevo gobierno para "inyectar nuevo vigor a las reformas económicas y sociales".

Hasta ahora, Yeltsin no logró que el parlamento apruebe su designación, y amenazó con disolver al cuerpo si Kiriyenko, de 35 años, es rechazado tres veces. La segunda votación será el viernes.

Este martes, el presidente del parlamento ruso, Gennedy Seleznyov, en un intento por superar el bloqueo de la designación, respaldó a Kiriyenko.

"Rusia está a punto de convertirse en una oligarquía dominada por la delincuencia, controlada por oscuros empresarios, funcionarios corruptos y criminales declarados", concluyó en septiembre el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, de Washington.

Pero expertos rusos creen que, más allá de su poder financiero, el poder político de la oligarquía está sobreestimado.

"La supuesta omnipotencia de la oligarquía está muy exagerada. Esta jerarquía es muy volátil debido a sus luchas internas", aseguró Ygor Bunin, director del instituto de investigación Centro de Tecnologías Políticas, de Moscú.

La oligarquía no puede generar las alianzas y fusiones comerciales necesarias para construir un frente común contra el gobierno porque los intereses y las ganancias son grandes, pero la confianza es escasa.

"Los grupos financieros e industriales son actores muy importantes en la economía de Rusia", dijo Viktor Vereschagin, vicedirector del Instituto de Expertos de Moscú.

"Pero las rencillas internas de los banqueros dividieron al sistema político y resquebrajaron la alianza de los grupos bancarios y sus medios de comunicación, que ayudaron a financiar la campaña por la reelección de Yeltsin en 1996", añadió.

Rusia cuenta con más de 80 grupos financiero-industriales, que incluyen a 1.000 empresas industriales y 100 bancos. En 1994 sólo había seis. Su capacidad comercial asciende a miles de millones de dólares, sobre todo en el sector de los recursos naturales, como diamantes, gas y petróleo.

Pero este poder no impidió que el Kremlin afirmara su independencia, lo que enfureció a los banqueros cuando a Yeltsin le llegó la hora de pagar su deuda electoral con los oligarcas a mediados de 1997.

Yeltsin anunció a los banqueros que las industrias estatales que quedaban sin vender se licitarían al mayor postor.

El resultado fue una guerra intestina entre los grandes grupos financieros que se desató cuando el gigante Uneximbank obtuvo el control del enorme grupo de telecomunicaciones Sviazinvest y luego de la empresa de recursos naturales Norilsk Nickel, en julio y agosto.

Los otros bancos criticaron la privatización y acusaron al gobierno ante la prensa, sobre todo a los viceprimeros ministros Boris Nemtsov y Anatoli Chubais.

Nemtsov y Chubais devolvieron los ataques y acusaron a los banqueros de intentar ejercer una influencia inadecuada en el gobierno.

Yeltsin intervino en la disputa en septiembre y convocó a los banqueros para advertirles que este tipo de capitalismo "pirata" es inaceptable.

Presentes en la reunión con Yeltsin estuvieron el ex viceprimer ministro y presidente de Oneximbank, Vladimir Potanin, el presidente del grupo Most, Vladimir Gussinsky, el director del Inkombank, Vladimir Vinogradov, el jefe de Rosprom-Menatep, Mijail Jodorkovski, el presidente del SBS-Agro, Alexandre Smolenski y el líder del Alfa-Bank, Mijail Fridman.

La reunión acordó el cese de fuego, pero el mismo no duró. La hostilidad entre los protagonistas impidió que se cree el tipo de relaciones empresariales que otorguen verdadero poder en el medio político-económico de Rusia.

Yakov Pappe, coautor de uno de los principales estudios sobre la oligarquía, "Grupos Financiero-Industriales de Rusia: Impacto Económico y Político", sugiere que su liderazgo económico podría ser breve ya que la creciente competencia está limitando la participación de la elite en el sistema.

"La única esperanza de Rusia radica en las pequeñas y medianas empresas", opinó. Nemtsov, afectado por su disputa con los oligarcas, discrepa con Pappe.

En marzo, el viceprimer ministro advirtió sobre las tendencias "autoritarias, semimilitares" del Estado que surgieron como reacción a la presión generada por la creciente brecha entre millones de rusos pobres y grupos oligárquicos, enriquecidos con "dinero sucio".

El investigador Bunin advirtió sobre el deseo aparente de Nemtsov de declarar una guerra ilimitada contra los magnates más poderosos debido a que el político debe su ascenso en parte al apoyo de los oligarcas.

Aunque el poder de la oligarquía está debilitado por su división interna, un ataque directo a sus fuerzas podría unificarla y convertirla en un poder insuperable para las elecciones presidenciales del año 2000.

Según Nemtsov, de 38 años, en cierto momento considerado un candidato a la presidencia, el futuro del país depende de las elecciones del 2000, cuando el pueblo deberá elegir entre la democracia y el "régimen oligárquico".

Bunin sostiene que esta posibilidad es más probable tras la renovación del gobierno decidida por Yeltsin.

Chernomyrdin, primer ministro durante más de cinco años, ha anunciado que se competiría por la presidencia en las elecciones del 2000.

Pero los medios rusos especulan que si la corte constitucional determina durante el año que Yeltsin puede presentarse para un tercer mandato, el presidente competirá con Chernomyrdin.

Chernomyrdin ya disfruta de una ventaja de tres por ciento en las encuestas, y la mayoría de los analistas cree que su apuesta a la presidencia concitará fuerte apoyo del mundo de los negocios.

Chernomyrdin fundó la compañía más rica de Rusia, Gazprom, la cual produce un cuarto del gas natural del mundo, y 40 por ciento de su propiedad es todavía estatal, y tiene ganancias netas de unos 8.000 millones de dólares al año.

El ex primer ministro podría ser respaldado no sólo por Gazprom, Berezovsky y Gussinsky, sino también por el grupo Unexim, que no tiene un candidato viable a quien apoyar, dijo Bunin.

Berezovsky desafió la resistencia de rusia a las fusiones, uniendo su compañía petrolera Sibneft a la rusa YUKOS para crear YUSKI. Ahora produce 1,3 millones de barriles al día, lo cual la hace la mayor productora rusa y la tercera mundial de propiedad estatal. (FIN/IPS/tra-en/sb/rj/aq-lp/ip if/98

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