Los ex dictadores Jorge Serrano, de Guatemala, y Raoul Cedras, de Haití, podrán permanecer en Panamá, protegidos por el derecho de asilo, pues el gobierno no dio lugar a su extradición.
Aunque en el caso de Cedras todavía resta el visto bueno del presidente Ernesto Pérez Balladares, la cancillería rechazó en primera instancia el pedido de extradición presentado por Haití.
En cuanto a Serrano, Guatemala interpretó que había violado las normas interamericanas sobre derecho de asilo y también solicitó su extradición.
Pero el viceministro de Relaciones Exteriores de Panamá, Marcel Salamín, puntualizo que el de Serrano "es un caso cerrado para nosotros", pese a las críticas y protestas del gobierno guatemalteco.
En ambos casos, Panamá fundamentó su decisión en las normas que rigen el derecho de asilo y la solicitud de extradición.
"El estado asilante es el único que puede efectivamente juzgar la situación, y por lo tanto, es su derecho exclusivo calificar o no como asilado a una persona", dijo Salamín.
Serrano, elegido presidente de Guatemala en 1991, se refugió en Panamá el 3 de junio de 1993, al fracasar su tentativa de golpe de Estado. La justicia guatemalteca lo acusa de enriquecimiento ilícito y de otros delitos ordinarios.
El gobierno haitiano basó su pedido de entrega de Cedras en la Convención Interamericana sobre Extradición de 1981. Salamín explicó que ese instrumento no fue firmado por Haití.
El vicecanciller dijo que Haití también citó la Convención de Caracas de 1954, pero sin señalar los "artículos y el contenido" que fundamentarían la petición.
Haití "no puede reclamar a Panamá la extradición (de Cedras) amparándose en dicho documento", agregó. Salamín recordó que Panamá concedió asilo a Cedras según un compromiso político de Pérez Balladares con Jean-Bertrand Aristide, entonces presdiente de Haití.
Cedras llegó como refugiado a Panamá el 13 de octubre de 1994, pocas horas antes del desembarco en Haití de las tropas estadounidenses que aseguraron el retorno de Aristide a la Presidencia, de la que había sido depuesto el 30 de septiembre de 1991.
"Panamá nunca solicitó (a las autoridades haitianas) que se le enviara a Cedras", sino que Aristide pidió a Pérez Balladares que recibiera al ex dictador, para favorecer la transición a la democracia, destacó Salamín.
Más de 3.000 personas fueron asesinadas cuando Cedras encabezaba el régimen militar de Haití.
Pero Cedras se mantiene a discreta distancia de los acontecimientos en su país, a diferencia de Serrano y del ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaran, también exiliado en Panamá, que desarrollan una intensa vida política, social y de negocios.
El ex dictador haitiano se ha refugiado en el más absoluto silencio sobre la vida política de su país desde que desembarcó en Panamá en compañia de su esposa, de sus tres hijos pequeños, de una empleada doméstica y de su lugarteniente, el coronel Phillipe Biamby.
Según la prensa panameña, Cedras dirige un negocio de bienes raíces desde una oficina en la zona bancaria de esta capital, sin guardias de seguridad ni vigilancia especial. (FIN/IPS/sh/ff/ip/98