MEXICO: Octavio Paz, una vida para trazar senderos

Desde su adolescencia, el escritor mexicano Octavio Paz se propuso trazar un sendero y ejercer un liderazgo intelectual que sin duda construyó y pudo proyectar.

Personalidades del mundo de la cultura y de la política declararon este lunes, al enterarse de la muerte del autor de "El Laberinto de la soledad" que extrañarán la lucidez de Paz para entender los dramas del hombre y su historia.

Fue uno de los más grandes pensadores contemporáneos, coindicidieron en señalar presidentes, intelectuales y escritores en las múltiples reacciones que generó su deceso, un mes después de haber cumplido los 84 años.

"En su autoorgullo él (Paz) siempre se sintió cabeza de algo, la historia dirá si realmente logró serlo", dijo a IPS la crítica literaria Francisca Castro.

Desde su infancia, Paz se destacó por una marcada capacidad para escribir y por la agudeza de su pensamiento. En su adolescencia proyectó su liderazgo intelectual, perfilándose como una de las plumas centrales de las revistas literarias, y en la edad adulta alcanzó la fama y el reconocimiento mundial.

Premio Nobel de Literatura en 1990, había nacido el 31 de marzo de 1914 entre los libros reunidos por su familia, en la que hubo varios intelectuales y luchadores sociales. Según él mismo declaró a uno de sus múltiples biógrafos, desde los seis años fue un ávido lector.

A los 14 años asistía a algunas clases de filosofía en universidades locales y a los 17 empezó a distribuir su obra entre amigos.

Cuando cumplió los 19 publicó su primer volumen de poesía, "Luna Silvestre", considerado por los críticos una demostración prematura de madurez como escritor, y organizó la revista Barandal, que llegó a los siete números.

Paz alcanzó notoriedad internacional en 1937, cuando se integró a la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En aquellos años mostró simpatías con la revolución rusa y con la izquierda.

Pero con el paso de los años, se transformó en crítico mordaz de las posiciones de izquierda e incluso se enemistó por ese motivo con varios de sus amigos cercanos, entre ellos el poeta chileno Pablo Neruda y el novelista mexicano Carlos Fuentes.

Según Castro, Paz siempre se sintió predestinado a crear una escuela de pensamiento y generar una estela de seguidores.

Colaboró en algunas revistas literarias, escribió para periódicos y fundó las revistas Plural y Vuelta, que alcanzaron proyección internacional y obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1993.

Siguió la carrera diplomática, mientras producía nuevas obras y opinaba sobre la historia y la política. Entre 1946 y 1952 estuvo destinado a la embajada de México en Francia, fue luego encargado de negocios en Japón y más tarde llegó a India como embajador.

Renunció al servicio diplomático en 1968, en protesta por la matanza de la Plaza de Tlatelolco, en la capital mexicana, donde el ejército emboscó y ametralló una concentración de estudiantes.

Siempre polémico, Paz fue criticado por pensadores de izquierda y elogiado por la derecha, aunque su denuncia nunca fue unidireccional. En efecto, Paz rechazaba esencialmente el autoritarismo, sea cual fuere la ideología que esos regímenes afirmaran defender.

También fue cuestionado por la Iglesia Católica, especialmente cuando publicó "Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe", sobre una religiosa y poeta mexicana del siglo XVII.

En el que se considera su libro más conocido, "El Laberinto de la soledad", el escritor ofreció un análisis sobre la personalidad e historia del pueblo mexicano. En esa obra describe a sus compatriotas como "nihilistas" que se esconden detrás de máscaras, de la solemnidad y de ceremoniales.

Entre sus principales libros se destacan una serie de poemas compilados en "¿Aguila o Sol?" y en "Libertad Bajo Palabra". También tradujo poesía de lengua castellana al inglés, francés, portugués y japonés.

En el campo del ensayo literario y político se destacan libros como "El Arco y la Lira", "Conjunciones y Disyunciones", "El Ogro Filatrópico" y "Posdata".

En 1982 logró el premio Miguel de Cervantes de literatura, el más prestigioso de España, en 1987, el premio de poesía Elliot, de Chicago y en 1990 obtuvo el Nobel. (FIN/IPS/dc/ff/cr/98

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