En Japón crece el número de mujeres que no desean contraer matrimonio para mantener su independencia o emprender una carrera, pero muchas de ellas deciden, de todos modos, tener hijos.
Hace una década había unas 30.000 madres solas en Japón. En 1994, 7.500 se sumaron a la cifra, según el Ministerio de Salud y Bienestar.
Algunas son como las 20 mujeres entrevistadas en el libro "El Síndrome de Querer Sólo Hijos", quienes dijeron que sólo salen con hombres por su esperma.
Otras son como la madre sola Noriko, que mantuvo un tórrido romance en el exterior, pero, desde el principio, no tenía intención de casarse.
Los sociólogos afirman que esta tendencia, lenta pero firme, se puede explicar por el deseo de muchas mujeres japonesas de no terminar como sus madres, cuyas necesidades solían ser las últimas tenidas cuenta en la familia.
Pero mientras las mujeres no quieren terminar como esposas serviles que dependen por entero del respaldo financiero de sus cónyuges, los expertos explican que, no obstante, mantienen su deseo de tener hijos.
Los expertos añaden que la tendencia se ve fomentada por el hecho de que las madres solas ya no son tratadas como parias, sobre todo en las ciudades más grandes, e incluso reciben dinero del gobierno para criar a sus hijos.
La diseñadora gráfica Noriko, por ejemplo, dice que lleva una vida relativamente sin problemas a pesar de tener que criar por su cuenta a su hijo de ocho años, en Tokio, una de las ciudades más caras del mundo.
"De niña creía que mi madre, que dependía del dinero de mi padre, era una mujer triste", dice como forma de explicar por qué el matrimonio no se encuentra en sus planes. Por el contrario, añade, Noriko y su hijo tienen amigos y se divierten.
"De hecho, creo que soy más feliz que mi madre cuando nos criaba a nosotros", sostiene.
Estadísticas compiladas por organizaciones de la mujer indican que crece el número de mujeres japonesas que aplazan su matrimonio o deciden no casarse.
En varios sondeos de opinión, las mujeres mencionan la independencia y el desarrollo de sus carreras como razón principal por permanecer solteras o aplazar el matrimonio hasta pasados los 30 años.
"Más mujeres rechazan el matrimonio porque para muchas sería como retirarse para ser una ama de casa de tiempo completo cuya vida se centra en sus hijos y esposo", explicó Saito Chiyo, directora de la revista Agora, especializada en temas de la mujer trabajadora y los derechos humanos.
Estas mujeres "son aceptadas porque cada vez más personas se dan cuenta que el sistema japonés niega el derecho a la mujer de desarrollar su individualidad", añadió.
El mercado laboral japonés no estimula la competencia de la mujer por cargos importantes porque la prioridad se otorga a los hombres, aseguró Chiyo.
Las mujeres reciben salarios menores que los hombres y el sistema de impuesto a la renta está elaborado de manera que el presupuesto del hogar se beneficia más si las esposas no trabajan o tienen empleos de tiempo parcial con bajos ingresos, en lugar de emprender una carrera en el mundo de los negocios.
"Japón tiene que recorrer un largo camino antes de alcanzar la auténtica igualdad entre los sexos", sostuvo Chiyo, cuya revista, fundada hace 40 años, es reconocida por liderar la batalla en defensa de los derechos de la mujer y la igualdad ante los hombres.
Sociólogos indican que mujeres como Noriko dejan a los hombres, los que impusieron el sistema actual en primer lugar, fuera de sus vidas porque consideran que esta es la única forma de mantener su independencia.
El propietario del único banco de esperma de Japón informa que su negocio está prosperando, en parte debido a las jóvenes solteras que representan un 30 por ciento de sus clientes.
Pero la veterinaria Junko Yoshikawa, de 41 años, prefirió un método menos clínico. La mujer, entrevistada en "El Síndrome de Querer Sólo Hijos", salió con hombres de la manera "tradicional" para hallar el futuro padre de su hijo.
En el libro se la menciona como una mujer en la búsqueda de un hombre con buena dentadura, vista y personalidad. Yoshikawa halló al candidato que cumplió con sus expectativas y, tras quedar embarazada, lo dejó.
Pero el creciente número de madres solas genera interrogantes sobre la importancia del papel del padre en la crianza de los hijos y la silenciosa, pero fuerte, presencia de las madres en las familias.
"La paradoja es que mientras los esposos están haciendo negocios, las mujeres ejercen demasiado poder en la familia al administrar el presupuesto familiar. Ello también representa una desigualdad entre los sexos", opinó Chiyo. (FIN/IPS/tra-en/sk/cb/js/aq-lp/hd/98