En esta pequeña aldea de Israel, 45 kilómetros al sudoeste de Jerusalén, 15 familias árabes conviven con otras 15 judías y sus hijos asisten a la misma escuela, algo singular en este país, donde árabes y judíos viven separados y desconfían unos de otros.
Ranin Boulos, una joven elocuente de 13 años, corre al encuentro de su mejor amiga, Naomi Mark, cerca de un restaurante en Neve Shalom.
"Es mi mejor amiga. Hay una conexión entre nosotras. La última cosa que pienso es que somos diferentes", explicó Ranin.
La amistad de Ranin, árabe, y Naomi, judía, ambas de 13 años, comprueba la capacidad que tiene la voluntad humana para superar el odio y el prejuicio.
Las jóvenes son productos de lo que sus padres llaman un "experimento de coexistencia pacífica" imaginado en primer lugar por el monje domínico Bruno Hussar, judío egipcio convertido al cristianismo.
En 1972, Hussar arrendó tierras de un monasterio cercano y creó la aldea Neve Shalom, que significa "Nueva Paz" en hebreo, como un ambiente donde judíos y árabes pudieran vivir juntos.
Hoy, 15 familias árabes conviven con otras 15 judías en la creencia de que si exponen a sus hijos a la otra cultura podrán derribar lentamente viejas actitudes y estereotipos negativos. La aldea ya aceptó a 15 familias más y 300 están en una lista de espera.
"El hecho de vivir acá confirma que aún se puede convivir en medio de un conflicto tan complicado como el de árabes e israelíes", dijo el padre de Ranin, Daoud Boulos, director televisivo de programas infantiles árabes, quien se mudó con su familia a Neve Shalom en 1989.
La aldea también cuenta con la única escuela primaria bilingüe y bicultural de Israel.
Desde el jardín de infantes, los niños aprenden materias en ambos idiomas con dos maestros, uno judío y uno árabe. Todos celebran las fiestas religiosas musulmanas, judías y cristianas.
En un principio, la escuela impartía enseñanza sólo a los 15 niños de la aldea, pero la idea atrapó a más personas y, en la actualidad, el centro recibe a 100 alumnos, dos tercios de ellos de localidades cercanas.
El próximo año, una aldea judía en Galilea planea abrir una escuela primaria bicultural y seglar.
La escuela de Neve Shalom origina amistades que los niños mantienen aún después de trasladarse a liceos exclusivamente para árabes o judíos en pueblos cercanos.
Más importante, la escuela enseña a los niños la tolerancia que los adultos esperan les permita enfrentar situaciones difíciles en el futuro. "Cuando los niños están juntos desde que nacen, se aceptan mutuamente", dijo Boulos.
"Ese es el problema principal, que la gente no se acepta entre sí. Estoy seguro de que estos niños lidiarán con el conflicto mejor que lo hicimos los adultos", añadió.
Pero parece que nadie en Neve Shalom cree que el experimento se pueda repetir en todo Israel.
En árabe, la aldea se llama Wahat al-Salam, "oasis de paz". A menudo los negociadores israelíes y palestinos la utilizan como territorio neutral para celebrar conversaciones difíciles.
Pero fuera de la aldea, las relaciones entre árabes y judíos suelen ser tensas y la discriminación contra los árabes es común, mientras la amistad entre los dos grupos es rara.
Los barrios son segregados, incluso en pueblos "mixtos" como Lod y Ramle, al este de Tel Aviv.
Además, los niños de Neve Shalom no albergan ilusiones frente a la violencia entre soldados israelíes y palestinos en Cisjordania y Gaza, y a los ataques suicidas de extremistas musulmanes en Tel Aviv y Jerusalén.
"Hay un gran odio entre nosotros en Israel. Lo que ocurre en el país y lo que sucede aquí, en Neve Shalom, es muy distinto, algunas personas nunca lo comprenderán", manifestó Ranin.
Fuera de la aldea, los niños se ven obligados a defender su poco habitual forma de vida. "A veces se ríen cuando les digo que vivo con árabes. Piensan que es cómico o extraño", dijo Amit Kit'ain, judío de 15 años.
"Me preguntan si nos odiamos por los problemas que hay en Israel. No tienen amigos judíos, así que no saben cómo es", explicó Ranin con respecto a sus amistades árabes fuera de la aldea.
A veces resulta difícil mantener la realidad fuera de la aldea. En febrero del año pasado, Amit perdió a su hermano, soldado del ejército israelí, en un choque de helicópteros que se dirigían a Líbano.
En total, 73 soldados murieron. Las muertes fueron celebradas por Hizbollah, el grupo de resistencia islámico que lucha por expulsar a Israel del sur de Líbano.
"La realidad exterior influye en gran medida" en la aldea, opinó la madre de Amit, Daniella Kit'ain. "Uno la trae de vuelta a casa".
El hermano mayor de Ranin, Suleiman, de 18 años, estudia en su casa. Afeitado al ras, con corto pelo castaño y bilingüe, el joven se parece a cualquier israelí. "Cuando digo que soy árabe, se sorprenden mucho", dice.
Cuando habla en árabe en restaurantes o tiendas, la gente se da vuelta para verlo. Algunos de sus amigos árabes sólo se comunican en hebreo en público. "Nos miran como diciendo, 'ah, son árabes' ", explica.
Su padre, Daoud Boulos, asegura que estos problemas son de esperar. "Todos aquí, árabes y judíos, se dan cuenta de que no estamos aquí para resolver el conflicto árabe-israelí. Tratamos de vivir con él, para hallar maneras de hacerlo soportable". (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/aq-ml/cr/98