EUROPA: Italia suprimió fronteras, a pesar de inmigración

Italia suprimió hoy sus controles de fronteras con otros ocho países de Europa, a pesar del temor que despierta en los restantes gobiernos, en especial el de Alemania, su supuesta benignidad hacia los inmigrantes y refugiados.

A partir de este miércoles, los italianos no deberán presentar ningún documento que acredite su identidad en los puestos fronterizos con esos países.

Italia integra así a pleno la "zona de libre circulación de los ciudadanos" que establece el tratado de Schengen, en vigor desde marzo de 1995.

El tratado, llamado así por la ciudad de Luxemburgo donde fue firmado en 1985, suprimió originalmente las barreras fronterizas entre cinco países, Alemania, Bélgica, Francia, Holanda y Luxemburgo, a los que luego se sumaron España, Portugal, Austria e Italia.

Para este año se prevé el ingreso de Grecia y entre 1999 y el 2002 los de Dinamarca, Suiza, Noruega, Finlandia e Islandia. Entre el 2002 y el 2005 lo harán Gran Bretaña e Irlanda.

Después de la creación en octubre pasado de los "corredores de Schengen" en los aeropuertos italianos, donde no se exigen los documentos cuando los pasajeros se dirigen a uno de los países firmantes del acuerdo, se suprimieron este miércoles los puestos de frontera en los Apeninos.

La frontera de Italia con Francia es de 487 kilómetros y con Austria de 421. Los puestos de fronteras se mantienen aún con Suiza (725 kilómetros) y con Eslovenia (245).

También desaparecieron los controles a los ciudadanos de los países que integran la zona de libre circulación en los puertos marítimos ubicados en 8.000 kilómetros de costa.

Autoridades de estos Austria, Francia e Italia participaron hoy en una ceremonia especial en dos lugares simbólicos de la frontera italiana, en Ventimiglia, frente a Francia, y en el paso del Brennero, frente a Austria.

Brennero es uno de los pasos de frontera más transitados de Europa, con 20 millones de personas y ocho millones de vehículos cada año. A la ceremonia asistieron los ministros del Interior de Italia, Giorgio Napolitano, y Austria, Karl Schloegel.

La tarea principal de Italia deberá ser, en colaboración con los otros países de la Unión Europea (UE), el control de la migración clandestina, para lo cual anunció una "fuerte cooperación" entre las fuerzas de policía italiana y austríaca, pero también con la alemana y la francesa, dijo Napolitano.

"Seremos serios y determinados" y el empeño de las fuerzas de policía "es una garantía concreta", agregó el funcionario.

Permanecerán en vigor los controles "móviles" de policía, que incluso se intensificarán para individualizar el eventual paso clandestino de inmigrantes, dijo.

En Italia residen 1,2 millones de inmigrantes legales que representan el 2,2 por ciento de la población, menos de la mitad del promedio europeo, de acuerdo con datos oficiales. Se estima que los clandestinos son unos 200.000.

Italia insistió mucho en su determinación a detener la migración clandestina porque los otros países consideraban hasta ahora que Roma actuaba con debilidad. A esto se debió la resistencia a admitir a Italia en el tratado de Schegen.

Esta resistencia se ha atenuado a tal punto que el Ministerio del Interior de Alemania, por lo general crítico de las políticas italianas sobre inmigración, reconoció que Roma "está en el buen camino".

El gobierno de Italia trata de superar el temor de Alemania a una posible invasión de inmigrantes y refugiados, en especial de albaneses, a través de su territorio.

"Comprendemos las preocupaciones de un país como Alemania, una meta de tantos potenciales inmigrantes y refugiados", dijo Napolitano.

"El ingreso al sistema de Schengen nos compromete más que antes a luchar contra la inmigración clandestina y las infiltraciones criminales", agregó el funcionario italiano para que los alemanes no estén tan "asustados".

"Creo que los otros países europeos deberían estar más preocupados si nosotros nos mantuviéramos fuera del acuerdo de Schengen y no hubiéramos asumido esta responsabilidad", manifestó.

El subsecretario de Relaciones Exteriores, Piero Fassino, recordó que en el último año y medio se rechazó en las fronteras a más de 70.000 personas que trataban de entrar a Italia.

"Hemos reforzado todos los dispositivos de seguridad, estipulado una red de acuerdos tanto para la lucha contra la clandestinidad, como para la cooperación judicial y de policía con numerosos países", sostuvo.

De todos modos, "Europa no puede limitarse a reglas siempre más rigurosas contra la inmigración, si después no se aumenta la ayuda hacia los países de alta inmigración, de modo tal de dar una alternativa a los que vienen en búsqueda de una vida mejor", concluyó Fassino. (FIN/IPS/jp/mj/pr/98

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