CUBA: Televisión lanza debate sobre homosexualidad, un asunto tabú

Un programa de televisión podría dejar abierto finalmente un espacio al debate público sobre la homosexualidad en Cuba, en un país donde predominan el silencio y la intolerancia en esta materia.

Quince minutos bastaron al psicólogo Manuel Calviño para echar por tierra los principales argumentos que caracterizan la homofobia en este país caribeño y pedir a sus compatriotas respeto a la homosexualidad.

Hay que "ser respetuosos con la vida íntima de las personas", reclamó Calviño, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, a los millones de personas que en horas de la noche sintonizan el canal seis de la televisión estatal.

El especialista defendió la homosexualidad como una orientación sexual igual a cualquier otra, algo difícil de aceptar en un país básicamente machista como Cuba.

"El mundo anda por un lado y Cuba por otro. Aquí no sólo se silencia el rechazo en que vivimos, ni siquiera se habla de los nuevos descubrimientos de la ciencia sobre la homosexualidad", dijo a IPS Maité Pérez, una psicóloga que se reconoce lesbiana.

"Ese debe andar en algo", fue la reacción de Jorge Liriano, empleado en una tienda por departamentos, ante la intervención televisiva de Calviño. Si defiende así a los homosexuales, "segurito que juega a los dos bandos"(bisexual), comentó.

Esta es la segunda vez en 1998 que "Vale la pena", el espacio de televisión que Calviño dirige desde hace unos 10 años, dedica su reflexión a la homosexualidad, un tema que ha estado excluido de la prensa cubana durante décadas.

Tema tabú como la prostitución hasta principios de esta década o el consumo de las drogas aún hoy, el rechazo social a los homosexuales podría abrirse lentamente al debate público.

Cuentos, varias obras teatrales, la película "Fresa y Chocolate" y la novela "Máscaras", de Leonardo Padura, han abordado en los últimos años la homosexualidad y la homofobia en Cuba.

Pero una cosa es el tratamiento artístico y otra el reconocimiento del problema en los medios de comunicación masiva que, monopolizados por el Estado, siguen la política informativa trazada por el Partido Comunista.

La apertura de un espacio para el tema en la prensa cubana sería un paso importante tras la aprobación el año pasado de una reforma del Código Penal que excluyó todo lastre homofóbico.

La reforma sustituye la categoría de "escándalo público" por "ultraje sexual", que comprende el acoso con "requerimientos sexuales" que, hasta ahora, estaba tipificado como importunar con "requerimientos homosexuales".

Ya en 1988 se derogó el artículo 359 del Código Penal de 1979, que establecía multas y privación de libertad a quien hiciera "pública ostentación de su condición homosexual o importune, o solicite con sus requerimientos a otro".

El artículo contemplaba también como "delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales" realizar "actos homosexuales en sitio público o en sitio privado pero expuestos a ser vistos involuntariamente por otras personas".

Sin embargo, el cierre en agosto pasado de un bar-discoteca gay, donde se encontraban más de 800 personas, fue interpretado como un posible resurgimiento de la intolerancia oficial hacia la homosexualidad y la vuelta al clima del pasado.

La década del 60 quedó marcada con la corta pero recordada vida de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), en las que muchas personas, incluso varios homosexuales, fueron confinados y obligados a trabajar de manera forzosa.

Entre las víctimas de la UMAP también se contaron religiosos, como el actual arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, y Pablo Milanés, uno de los más importantes trovadores cubanos, confinados allí por razones nunca aclaradas.

La condición de homosexual era considerada incompatible para la formación de las nuevas generaciones e implicaba la separación del trabajo en los sectores de la educación y la cultura.

La homosexualidad fue durante mucho tiempo argumento suficiente para impedir la militancia en el Partido Comunista, el desempeño de puestos de confianza e incluso el ingreso a determinadas carreras universitarias.

Cálculos considerados conservadores, estiman que entre cuatro y seis por ciento de los 11 millones de habitantes de Cuba son homosexuales.

El Centro Nacional de Educación Sexual, vinculado al Ministerio de Salud Publica, sostiene que la homosexualidad es "un comportamiento sexual más y una expresión saludable del amor". Pero los intentos de sus especialistas para promover actitudes de tolerancia y comprensión suelen estrellarse contra la tradición.

"El manto de silencio, mezcla de prejuicios e ignorancia que cubrió todos los aspectos de la sexualidad, no dejó fuera al homosexualismo", dijo el prestigioso obstetra cubano Celestino Alvarez Lajonchere en un informe sobre el tema.

Eso no quiere decir que la comunidad homosexual esté totalmente desmembrada. Existen paseos predeterminados para citas, lugares públicos para reuniones informales y clubes clandestinos.

Un sondeo efectuado en 1993 por el equipo de investigaciones del semanario Juventud Rebelde, órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas, arrojó que la mayoría de los homosexuales entrevistados piensa que los peores tiempos ya pasaron, pero temen que se regrese al pasado.

La encuesta, realizada a 75 personas que se reconocieron como homosexuales, forma parte de una investigación más amplia aún en proceso, que incluye un sondeo entre más de 300 habitantes de La Habana.

Para 72,9 por ciento de los homosexuales entrevistados, el reconocimiento de su condición significó la definición más importante de su vida y 63,5 por ciento afirmaron que la homosexualidad es una opción tan válida como la heterosexual.

Sobre la aceptación de su orientación sexual, 40 por ciento dijeron temer el rechazo, 32,9 por ciento aludieron a problemas con su familia, 20 por ciento la mantienen oculto ante sus familiares y 27 por ciento intentan parecer heterosexuales.

La homosexualidad fue considerada "normal" sólo por seis por ciento de las personas consultadas en el segundo sondeo de Juventud Rebelde, realizado en La Habana, donde prevalecen las tendencias menos conservadoras del país.

El rechazo es más marcado hacia las lesbianas: 78 por ciento de los encuestados consideran que la sociedad margina a los homosexuales y 10 por ciento demostraron que podrían ser capaces de agresión física contra esas personas.

Mientras 55 por ciento de los entrevistados aseguraron que tratarían de forma normal a los homosexuales, 52 por ciento se referieron a los gay de manera despectiva y 76 por ciento aludieron del mismo modo a las lesbianas. (FIN/IPS/da/ag/hd/98

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