AUSTRALIA-INDONESIA: Suharto, sinónimo de estabilidad y negocios

Cada vez más activistas y analistas pretenden que Australia disminuya al mínimo su vínculo con Indonesia, pero políticos en Canberra afirman que debe asegurarse la permanencia de Alí Suharto en el poder en este país asiático.

Quienes entienden que Australia debería conservar distancia con el gobierno de Alí Suharto esgrimen informes sobre violaciones de derechos humanos y represión de disidentes en Indonesia a medida que transcurre la peor crisis económica en décadas.

Pero políticos tanto de la gobernante coalición conservadora Liberal-Nacional como del Partido Laborista afirman que Australia debe interesarse en que Suharto permanezca en el poder en el país vecino, con el que la isla continente tiene una extensa frontera marítima.

Los que piensan así argumentan que, durante los 32 años de su régimen, Suharto ha impuesto estabilidad política en el umbral septentrional de Australia. De no haber gobernado Indonesia, Canberra habría debido gastar miles de millones de dólares para garantizar su defensa contra una posible amenaza del norte.

Pero, por el contrario, Australia le debe a Suharto un ambiente estable que ha convertido al sudeste de Asia en un mercado lucrativo para los productos australianos.

El ex primer ministro Paul Keating, que desarrolló durante su período estrechos vínculos con Suharto, atribuyó la crisis desatada en Asia oriental el año pasado a cálculos de los inversores basados en cuestiones políticas.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene buenas intenciones, pero prescribió las soluciones equivocadas a Indonesia, agregó Keating, el ex jefe de gobierno laborista que firmó con Suharto un histórico tratado de defensa en 1995.

El gobierno australiano presionó con éxito al FMI para que mostrara mayor flexibilidad hacia el gobierno de Suharto antes de el tercer acuerdo entre la entidad y Jakarta, alcanzada este mes.

El actual primer ministro John Howard criticó la posición del FMI respecto de Indonesia, y el canciller Alexander Downer viajó a Washington a fines de marzo para conversar con funcionarios de la institución.

"No estamos en el juego de respaldar o voltear a nadie. Trabajamos con el gobierno que Indonesia produce", dijo Downer.

Pero, al mismo tiempo, el gobierno australiano ignoró un informe que le elevó la sección nacional de la Comisión Internacional de Juristas sobre las violaciones de derechos humanos en Indonesia.

Tras analizar los juicios contra 15 activistas indonesios, una comisión de nueve prominentes abogados y jueces australianos reclamaron al gobierno de Suharto la anulación de su "draconiana" legislación antisubversión.

El grupo también pidió a Canberra que use su influencia para asegurarse de el paquete del FMI incluya la obligación de mejorar la situación de los derechos humanos en Indonesia.

"Esta política se basa en un temor visceral a un gran vecino y en la premisa de que Australia estará más cómoda si la población vecina es mantenida bajo la bota de un dictador", dijo el analista Brian Toohey.

"El fuerte desarrollo y crecimiento económico de Indonesia en los últimos años y el acercamiento de Asia a Indonesia hicieron ver a Canberra que tenía mucho que ganar si dejaba sus diferencias de lado", dijo Rawdon Dalrymple, analista y ex embajador en Indonesia.

Dalrymple sostuvo que la relación de Australia con Indonesia se basa en la creencia de que un crecimiento económico fuerte y sostenido creará un gran mercado vecino con intereses compartidos y una bullente y bien educada clase media.

Eso ha llevado a sucesivos gobiernos australianos a ignorar las quejas sobre la actitud de Suharto respecto de los derechos humanos, en especial en Timor Oriental e Irian Jaya.

Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo y el 10 socio comercial de Australia. Para proteger ese vínculo, basado en la venta de trigo, algodón, carne y cebada, Canberra ofreció cuantiosos seguros a los exportadores en las últimas semanas.

Muchas inversiones australianas en Indonesia son proyectos compartidos con parientes de Suharto o allegados al dictador, como campos petroleros, centrales de energía, autopistas y comercialización de trigo.

La principal asociación empresarial entre los dos países vincula a la Junta Australiana del Trigo y a Liem Sieo Liong, el hombre más rico de Indonesia. Ese vínculo convirtió a Australia en el principal proveedor de trigo del país asiático, con cuatro toneladas al año a bordo de los barcos de Liem.

El grupo económico de Liem, un allegado a Suharto, cuenta con el monopolio de los molinos de trigo y la distribución de harina, un conglomerado que el FMI trata de desmantelar. (FIN/IPS/tra- en/ks/js/mj/ip hd/98

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