(Arte y Cultura) ITALIA: Picasso, entre vino y bailarinas

Pablo Picasso, considerado el más grande pintor de este siglo, llegó a Italia en 1917, visitó Roma, Nápoles, Pompeya y Florencia y quedó impresionado por las mujeres, la buena mesa y las máscaras.

Todo eso se recuerda en una exposición en en el Palacio Grassi de Venecia, donde un gigantesco telón de 17 metros por 11, el fruto más vistoso del primer viaje del pintor español a Italia, recibe a los visitantes.

El telón fue preparado para el ballet "Parade", del creador ruso Sergej Diaguilev, que se presentó en Roma en esa época.

Diaguilev contrató a Picasso para preparar la escenografía y diseñar el vestuario para los 60 bailarines de la compañía rusa. Entre estos se encontraba Olga Koklova, de 25 años, hija de un coronel del ejército imperial ruso, con quien el pintor se casó un año después.

Uno de los cuadros de la exposición de Venecia es el "Retrato de Olga" quien, según los críticos de la época, era una bailarina mediocre, de belleza, inteligencia y ambiciones mediocres.

A Picasso, que había conocido todo tipo de mujeres, Koklova debe haberle parecido muy exótica, según una de las biógrafas del pintor, Arianna Stassinopoulos Huffington.

La bailarina tenía, en efecto, una aureola de misterio a su alrededor: el misterio de su país, lejano y desconocido para un Picasso que siempre había amado a Rusia.

En esos momentos, en 1917, crecía la fascinación de Rusia para el pintor, porque había comenzado la revolución.

El artista, nacido en Málaga el 25 de octubre de 1881 y de cuya muerte se cumplieron 25 años esta semana, tenía raíces italianas, ya que su madre, María Picasso, era originaria de Sori, un pequeño pueblo cerca de Génova.

Tenía 35 años cuando llegó por primera vez a este país, y esa visita es recordada por la exposición del Palacio Grassi, titulada "Picasso 1917-1924, el viaje a Italia", que se mantendrá hasta el 28 de junio.

La muestra comprende más de 300 obras entre pinturas, dibujos, fotografías y documentos, que expresan lo que Italia representó para él.

La estancia en Italia fue una experiencia poco conocida del artista, pero muy importante en su formación, según observó un crítico en los años 20: "Tú, Picasso, eres un pintor italiano, probablemente el único pintor italiano de hoy".

El viaje de Picasso había comenzado en París, mientras se libraba la Primera Guerra Mundial.

El sábado 17 de febrero de 1917 tomó el tren en la Gare du Lyon, con destino a Roma, junto con el poeta Jean Cocteau, quien lo convenció de realizar la visita.

No le resultó fácil a Cocteau vencer la natural propensión de Picasso a no moverse del lugar en que se hallaba, comentó Jean Clair, director del Museo Picasso de París, quien organizó la exposición veneciana.

Picasso, con su español, se dio a entender de inmediato por los italianos.

Visitó los museos del Vaticano, donde le impresionó, más que "las líneas atormentadas" de Miguel Angel, las de Rafael, de las cuales "me dejo conducir con serenidad, tan puras y tan seguras".

Otra de las obras del período italiano de Picasso es el "Arlequín con la guitarra", máscara del antiguo teatro italiano.

El encuentro con las máscaras de la tradición italiana fue de alta inspiración para el genio español. Otra de sus obras, "Proyecto para un traje de Polichinela", toma de modelo un personaje burlesco del teatro napolitano.

Picasso amaba Nápoles, apreciaba sobre todo la alegría de los napolitanos y la belleza de su bahía.

Numerosos estudios indican que tanto en Arlequín como en Polichinela se esconde Picasso, como si de autorretratos se tratara.

"Dos mujeres que corren en la playa", de 1922, es otra de sus obras maestras expuestas en Venecia.

El pintor visitó las ruinas de Pompeya, la ciudad que en el año 79 fue sepultada por la lava del volcán Vesubio. Allí fue atraído especialmente por las figuras eróticas, según dijo Cocteau en una carta a su madre.

Picasso finalizó su primera visita a Italia en abril de 1917. Volvió en 1949, por razones políticas, para asistir a un congreso de los Partisanos de la Paz en Roma.

La exposición de Venecia cubre el período 1917-1924, el más feliz de la obra de Picasso, ligada en ese momento a la música, la danza y la luz del Mediterráneo, y plena de ligereza y de grandeza clásica, con fuentes en los frescos antiguos y en Rafael.

Se declaró entonces amante de la cocina y de los vinos italianos, según uno de los documentos de la exposición.

Picasso, que en opinión del crítico de arte Vittorio Sgarbi es el artista más famoso de todos los tiempos, murió el 8 de abril de 1973 en Mougins, Francia, a los 91 años. (FIN/IPS/jp/ff/cr/98

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