TRINIDAD Y TOBAGO: Gobierno alerta contra organización islámica

Un grupo islámico que intentó derrocar al gobierno de Trinidad y Tobago hace ocho años está de regreso en el candelero público y puso en estado de alerta a las autoridades.

La organización Jamaat Al Muslimeen, que ocupó por medios violentos los edificios del parlamento y la emisora estatal de televisión el 27 de julio de 1990 para entregarse cinco días después, insiste en que un terreno sobre la carretera Mucurapo les pertenece.

El estado asegura que el grupo islámico se apropió de forma ilegal del predio hace más de 20 años, mientras los islámicos sostienen que fue cedido por el gobierno de entonces.

En esos años, los arquitectos, ingenieros, constructores y obreros conducidos por el líder de Jamaat Al Muslimeen, Yasin Abu Bakr, construyeron una mezquita hexagonal con vidrios coloreados y puertas decoradas con diseños florales y geométricos.

También instalaron allí una escuela, un supermercado, una clínica, un laboratorio médico, un comercio de ropa para mujeres adecuada a la ley islámica y una oficina.

La decisión del gobierno de erigir en torno al predio un alambre de púas la semana pasada obligó a Bakr a poner fin de forma apresurada una visita a Medio Oriente para ocuparse del asunto.

El gobierno de Basdeo Panday llegó a un acuerdo con Bakr. El estado accedió a conceder a Jamaat Al Muslimeen 1,4 hectáreas de las 3,5 ocupadas. Pero muchos ciudadanos creen que esta solución no satisface al grupo islámico.

El ministro de Seguridad Nacional, brigadier Joseph Theodore, acudió a los estudios de la televisión para calificar a los militantes musulmanes de "conocidos terroristas con las manos ensangrentadas".

Theodore había comandado la represión del intento de golpe de Estado en 1990 contra el entonces primer ministro Arthur Robinson, que concluyó con 24 muertos y centenares de heridos.

El militar reiteró que el gobierno no reparará en costos para resistir al grupo. "La regla de la ley debe ser obedecida", advirtió.

Seis por ciento de los 1,3 millones de habitantes de Trinidad y Tobago profesan la religión musulmana.

Bakr aplacó, al parecer, su posición beligerante, pero continúan las especulaciones respecto de la difícil relación entre el grupo y el gobierno, que está lejos de estabilizarse.

El director de Seguridad de Jamaat Al Muslimeen, Maulana Hassan Anyabwile, dijo que el gobierno ganó el "primer 'round"'. Anyabwile recibió entrenamiento de combate en Libia y es también graduado en Estudios Arabes e Islámicos.

Algunos observadores consideran que el grupo no es el mismo que sumió al país en el terror hace ocho años. Muchos perdieron interés en la causa y se integraron a la sociedad de Trinidad y Tobago.

Algunos renunciaron de forma pública a la militancia en Jamaat Al Muslimeen y le dieron la espalda a sus ex compañeros. Pero varios fueron acusados por la policía por crímenes posteriores al intento de golpe de Estado, dijo Theodore.

"Desde 1990, un número considerable de militantes de Jamaat Al Muslimeen fueron juzgados y encarcelados por delitos graves, incluso por narcotráfico", aseguró el funcionario.

Bilaal Abdullah, segundo al mando de la organización detrás de Bakr en 1990, hoy posee una lucrativa consultoría de computación y se fue del grupo por "diferencias con el Imán". Kwesi Atiba, que mantuvo como rehén a Robinson en el parlamento, también se retiró de Jamaat Al Muslimeen.

Otra conocida militante, Khadijah Assing, emigró a Estados Unidos. Aún es una musulmana devota, pero cree que Abu Bakr se extravió de la senda del Islam.

Anyabwile admitió que muchos abandonaron el grupo, pero agregó que otros muchos se unieron a él. "Hemos madurado como devotos creyentes del Islam. Jamaat está hoy en buenas manos", sostuvo.

Entre los que se sumaron a la organización figuran conocidos criminales, así como opositores políticos, según observadores. Un grupo de desempleados manifestaron la semana pasada su abierta adhesión a Bakr mientras entonaban "Allah U Ackbar" (no hay otro Dios que Alá) por las calles.

"Este es un lugar donde damos la bienvenida a los rechazados por la sociedad", dijo Anyabwile.

Durante muchos años se consideró la posibilidad de que Jamaat Al Muslimeen convirtiera su rama militar en una "fuerza policial paralela".

Integrantes de la organización son contratados por ciudadanos para el cobro de deudas o el suministro de servicios de seguridad. También trabajan como investigadores privados en el rastreo de vehículos robados y personas extraviadas.

La Asociación de Agricultores de Caña de Trinidad contrataron a integrantes de Jamaat Al Muslimeen como custodias cuando se produjo el año pasado una disputa entre dos grupos de la organización.

Ahora que el gobierno puso una barricada entre sus tierras y las de Jamaat Al Muslimeen, la policía mantiene un ojo vigilante. Pero "no pueden vigilar las 24 horas", se ufanó Anyabwile. (FIN/IPS/tra-en/aj/cb/ip cr/98

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