RUSIA: Yeltsin pretendería elecciones parlamentarias anticipadas

La oposición comunista de Rusia cree que la destitución hoy de todos los miembros del gobierno por parte del presidente Boris Yeltsin tiene por fin justificar elecciones parlamentarias anticipadas, actualmente previstas para 1999.

En una sorpresiva medida, Yeltsin despidió este lunes mediante decreto presidencial a todo su gobierno y asumió temporalmente las funciones de primer ministro.

El mandatario solicitó a los ministros que continúen en funciones hasta la formación de un nuevo gobierno, además de designar al ex ministro de Energía, Sergei Kirienko, como viceprimer ministro, y pedirle que presida el gobierno hasta la formación de un nuevo gabinete.

El mismo lunes, Yeltsin se reunió con el primer ministro Viktor Chernomyrdin en el Kremlin y le otorgó una de las más altas condecoraciones de Rusia.

En un discurso televisado, el presidente señaló que está satisfecho con la actuación de Chernomyrdin, a quien le encomendó concentrarse en su preparación para las elecciones presidenciales del 2000.

Según analistas, la medida sugiere que Yeltsin finalmente tomó una decisión sobre su sucesor. La Constitución establece un máximo de dos mandatos seguidos por presidente, pero algunos partidarios de Yeltsin arguyen que él cumplió el primero bajo una antigua ley y tiene derecho a otra reelección.

El presidente justificó su decisión de este lunes por el hecho de que el gobierno estaba demasiado trabado en luchas políticas y sostuvo que la masiva destitución tiene por fin dar un nuevo impulso a las reformas económicas.

Sin embargo, el legislador comunista Gennady Seleznev, presidente de la cámara baja (Duma) del parlamento, sostuvo que la medida tiende a justificar comicios parlamentarios anticipados.

Según la Constitución, si el parlamento rechaza tres veces los candidatos del presidente para la jefatura del gobierno, Yeltsin puede disolver la Duma y convocar a elecciones anticipadas.

Varios analistas sostuvieron que la destitución también está destinada a demostrar el control del poder por parte de Yeltsin, en medio de crecientes rumores sobre el deterioro de su salud.

La semana pasada, el mandatario canceló todos sus compromisos debido, según informes oficiales, a una infección respiratoria aguda. La afección lo obligó a posponer la cumbre de líderes de las repúblicas ex soviéticas, que estaba prevista para el jueves 19.

Los 12 líderes de la Comunidad de Estados Independientes ahora proyectan reunirse a fines de abril.

Yeltsin aún piensa asistir a una cumbre este miércoles y jueves con el canciller alemán Helmut Kohl y el presidente francés Jacques Chirac, pero ahora se prevé que el encuentro se celebrará en Moscú y no en la ciudad central de Yekaterinburgo, como se había planeado en principio.

El líder ruso, de 67 años de edad, sufrió una seguidilla de problemas de salud en los últimos años, lo que generó interrogantes sobre su capacidad para gobernar.

Yeltsin fue sometido a cirugía para la realización de puentes coronarios en noviembre de 1996, y dos meses después padeció pulmonía. El presidente también fue hospitalizado durante dos semanas en diciembre por un fuerte resfrío, según la versión oficial.

Yeltsin retomó un intenso programa de trabajo después de cada enfermedad y dejó en claro su intención de cumplir con su período presidencial, que se extiende hasta el año 2000.

El presidente despidió al viceprimer ministro y ministro del Interior Anatoly Kulikov, sustituyéndolo por Maslov, su subalterno.

En las últimas semanas, los organismos de seguridad avanzaron en la investigación de los asesinatos por contrato de periodistas. Kulikov señaló que éstos "no fueron realizados por una sola persona" y dijo que quizá se resuelvan pronto.

Uno de los periodistas asesinados, Vladislav Listiev, muerto en 1995, presidió el primer canal de televisión ruso, ORT, ahora controlado por el empresario Boris Berezovsky.

En los últimos meses, Berezovsky fue convocado en reiteradas ocasiones por los organismos de seguridad como testigo para brindar evidencia en el caso de Listiev.

En una elocuente coincidencia, Berezovsky, quien se cree es el "poder detrás del trono" en el Kremlin, retornó a Moscú de Suiza y declaró su intención de participar en la "política", tan sólo un par de días antes del decreto de Yeltsin.

En una entrevista de televisión el lunes, Berezovsky descartó la posibilidad de que alguno de los principales contendientes, entre ellos Chernomyrdin y el hasta ahora viceprimer ministro Boris Nemtsov, se convierta en presidente en el 2000.

Según la última encuesta, el líder comunista Gennady Zyuganov es el candidato más popular para ganar la presidencia, con 20 por ciento de los votos.

A Zyuganov le siguen el ex director de seguridad nacional, Alexander Lebed y Nemtsov, cada uno con 10 por ciento, y el influyente alcalde de Moscú Yuri Luzhkov, con nueve por ciento.

Berezovsky, quien amasó una fortuna con el petróleo, los medios de comunicación y la venta de automóviles, pertenece a un grupo de ricos empresarios que respaldaron la campaña por la reelección de Yeltsin en 1996.

El destino de los reformadores clave del gobierno, los viceprimeros ministros Anatoly Chubais y Boris Nemtsov, no está claro por ahora.

El Kremlin anunció que Chubais asumiría un nuevo cargo, posiblemente la presidencia de Sistemas Unidos de Energía, un monopolio estatal.

Yeltsin introdujo en el gobierno a los liberales Chubais y Nemtsov hace exactamente un año, en lo que pareció un hecho decisivo a favor de las reformas.

En febrero, el presidente defendió a ambos viceprimeros ministros y afirmó que permanecerían en su gabinete hasta el año 2000.

"Fue una decisión presidencial y no tengo nada que agregar", dijo Nemtsov sobre la destitución masiva. (FIN/IPS/tra-en/sb/ml-aq/ip/98

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