La máxima autoridad de la estatal industria petrolera de Venezuela, Luis Giusti, reiteró la estrategía del país ante la crisis de precios del crudo: sí a la OPEP, pero no a su sistema de cuotas de producción.
Giusti se dirigió la noche del viernes al país por cadena de radio y televisión, en un hecho insólito, porque ese instrumento se reserva al presidente y sus ministros, a fin de explicar las razones de la oposición de Venezuela a que la OPEP sostenga un tope de extracción para apuntalar los precios.
También precisó que Venezuela propicia una reunión de productores de petroleo, miembros o no de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), porque a su juicio sólo un esfuerzo concertado de todos permitirá estabilizar el mercado.
Giusti, presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), insistió en que la OPEP no puede resolver por sí sola la crisis de precios, porque únicamente participa con 37 por ciento de la producción mundial, por lo que su influencia es limitada en el mercado.
Ese argumento pierde parte de su valor si se comparan las importaciones mundiales con la oferta de la OPEP, que mantiene la principal tajada de ese segmento, según analistas independientes locales, que no aportaron cifras al respecto.
Pero Giusti insistió en que desde la gran debacle de precios de 1986, cada vez que la OPEP ha restringido su oferta para fortalecer los precios, otros productores llenaron su espacio, aunque se diera un repunte psicológico de las cotizaciones.
La OPEP, de 11 miembros, debió postergar para el día 30 el anunciado encuentro de su Comité de Vigilancia, porque los países del Golfo Pérsico (Arabigo) y Venezuela se negaron a concurrir a la cita, que se pretendía transformar en una conferencia ministerial con capacidad para tomar decisiones.
El presidente de PDVSA recordó la historia de la OPEP y el papel de Venezuela como uno de los gestores de la organización, junto con Irán, en septiembre de 1960. Detalló sus logros y el incremento explosivo de los precios en la década de los 70 debido a crisis políticas en el Medio Oriente.
Precisó también que el sistema de cuotas surgió en 1983, cuando los precios comenzaron a caer, después de alcanzar el tope de 40 dólares.
O sea, ese régimen no ha sido parte permanente de la estrategia de una organización surgida para defender una materia prima estratégica desde la posición del Sur en desarrollo, dijo Giusti.
También subrayó que el sistema de cuotas se creó en un momento de predominio absoluto de Arabia Saudita en la OPEP, por lo que a Venezuela se le asignó un nivel de nueve por ciento del total, que es injusto respecto a la posición que tenía como exportador en los años 60 y 70 y que busca reconquistar ahora.
Dijo que ahora Venezuela tiene uno de los más bajos costos de producción, una de las más altas reservas y una de las mayores poblaciones y necesidades financieras internas, por lo que "en el supuesto negado" de validez de las cuotas, le tendría que ser reajustado el porcentaje asignado en 1983.
El jefe de la industria petrolera local aseguró que la OPEP no tuvo éxito con el sistema de cuotas, porque tres años después, los precios se hundieron, nuevos actores fueron tomando protagonismo en la oferta de crudo y la organización siguió anclada en una percepción del mercado petrolero que ya no es realista.
Aseguró que estas críticas no significan "que cuestionemos a la OPEP como institución", sino que, "todo lo contrario, la respaldamos, queremos darle vigencia, queremos fortalecerla".
Venezuela exporta en la actualidad tres millones de barriles diarios, informó Giusti, a los que se suman 380.000 barriles de consumo interno, cuando la cuota que la OPEP le asignó para este semestre es de 2,58 millones de barriles diarios.
Los ejecutivos de producción de PDVSA han anticipado que la extracción puntual a fines del año puede llegar incluso a los 3,7 millones de barriles diarios, como parte del plan de la industria para duplicar su capacidad productiva en 10 años, con una inversión de 60.000 millones de dólares.
Venezuela es el único país de la OPEP embarcado en una estrategia expansiva. La industria venezolana cree que a mediados de la primera década del nuevo siglo habrán desaparecido del mercado varios exportadores, tanto de la organización como independientes, mientras la demanda de crudo seguirá en alza.
Entre las tareas alternativas que, según Giusti, debería cumplir la OPEP, está la de ampliar las redes de suministro de petróleo, dado que más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a fuentes comerciales de energía. Un enorme mercado intocado que la organización podría acometer colectivamente.
También propuso la asociación estratégica de los 11 miembros para promover intercambios, ahorro de fletes y otras fórmulas de acción en el mercado, que acarrearían muchas ventajas y que nunca se han dado entre los socios.
Así mismo, la OPEP debe, en opinión de Giusti, enfrentar los desafios que representa para el petróleo el problema del cambio climático, del que se responsabiliza fundamentalmente a los combustibles fósiles.
El barril de exportación venezolano cerró este viernes a 10,65 dólares, frente a 11,5 dólares una semana atrás, según información del Ministerio de Energía.
Pero Giusti insistió en restar importancia a los valores especulativos de la cotización diaria del cóctel que vende Venezuela, porque a diferencia de los crudos de referencia del Mar del Norte o de Estados Unidos, no se cotiza en mercados financieros.
Además, explicó que más de la mitad de su exportación de tres millones de barriles diarios está compuesta por productos y mezclas variables según necesidades de sus clientes, todos fijos y de largo plazo, lo que hace imposible definir el precio día a día.
En ese sentido, se mostró convencido que en lo que resta del año el precio promedio de venta del paquete venezolano será entre 13,5 y 14 dólares.
El valor promedio de los dos meses y medios transcurridos de 1998 es de 12,34 dólares para el barril venezolano, frente a los 16,48 dólares de 1997 y 18,39 dólares de 1996.
En términos puntuales, el precio del viernes es el más bajo en nueve años y el continuo declive acerca el nivel a la crisis de referencia para analizar la situación actual: la de 1986, cuando el petróleo venezolano llegó a valer menos de nueve dólares.
La situación ya obligó a Venezuela a un primer ajuste fiscal de 1.400 millones de dólares, tras rebajar la proyección del barril de 15,5 a 14 dólares. El petróleo aporta 40 por ciento de los ingresos fiscales, 23 por ciento del producto interno bruto (PIB) y 77 por ciento de los ingresos de divisas.
También debió limitar su expectativa de crecimiento, de un inicial seis por ciento a cuatro por ciento del PIB, pero por ahora, el gobierno se resiste a un nuevo ajuste e indica que ante la continuada erosión del precio del petróleo equilibrará el presupuesto por la vía de ingresos adicionales. (FIN/IPS/eg/ff/if/98