ISRAEL-PALESTINA: Intereses políticos amenazan a tribu beduina

Una tribu de pastores beduinos asentados en esta localidad lucha por preservar su medio de sustento después de la demolición de sus precarias viviendas por Israel para permitir la expansión de un asentamiento judío.

Las máquinas topadoras llegaron en febrero al campamento desértico en Cisjordania y derribaron 90 viviendas de la tribu jahalin, pertenecientes a 35 familias.

Sala Jalil Jahalin, uno de los pastores que perdió su casa de lata el 16 de febrero, vive ahora junto al resto de la comunidad en 25 tiendas de campaña proporcionadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Cruz Roja. El hombre se pregunta adónde irá su gente en el futuro.

La Corte Suprema de Israel autorizó este mes la permanencia de la tribu en las tiendas donadas hasta que el caso sea revisado por un tribunal militar. Pero es probable que continúe por años la lucha de este pueblo por preservar su estilo de vida nómada en el territorio que ha recorrido desde 1950.

Paradójicamente, el destino de los jahalin quizá esté ligado a las negociaciones entre israelíes y palestinos por la crucial zona de Cisjordania.

"Tenemos miedo de lo que pueda ocurrir en el futuro. Sólo queremos el espacio suficiente para criar a nuestras ovejas", dijo Salah Jalil.

Hasta ahora, los jahalin opusieron resistencia. Después de que sus precarias viviendas fueron demolidas, varios pastores construyeron refugios improvisados con barriles viejos cubiertos de chapas de aluminio. Por ello, fueron enviados a la cárcel.

Tras varios días a la intemperie, más de 50 niños y ancianos beduinos se enfermaron antes de que llegaran las tiendas de campaña de la ONU.

La Administración Civil de Israel, la autoridad militar que opera en 70 por ciento del territorio ocupado de Cisjordania, declaró que pretende reunir a las 35 familias jahalin con cientos de sus familiares, trasladados a un campamento cerca de la aldea palestina de Abu Dis, al perder un juicio ante la Corte Suprema.

A las 35 familias se les dijo que apelaran ante una corte militar israelí o serían desalojadas, según un vocero de la Administración Civil, quien afirmó que la apelación no se presentó.

Los beduinos "sabían que estaba pendiente la orden de desalojo y que podrían ser expulsados en cualquier momento. Como en todo el mundo, la gente no puede ocupar propiedad pública sin permiso", dijo el vocero Peter Lerner.

Está en juego el plan de ampliar el asentamiento israelí de Maale Adumim, una comunidad ocho kilómetros al este de Jerusalén a la que muchos en el gobierno de Israel esperan anexar en el futuro como parte del "gran Jerusalén".

Lerner explicó que los beduinos se encuentran en tierras reservadas para una carretera que conducirá al asentamiento. Pero los beduinos y sus defensores, entre ellos su abogado Shlomo Lecher, ven en la iniciativa planes más ambiciosos de parte de Israel.

Según esta opinión, los jahalin se encuentran en una parte de un enorme corredor desértico ubicado entre Jerusalén y el pueblo de Jericó, bajo control palestino, al que Israel pretende anexar en un acuerdo de paz definitivo con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

"Israel tiene interés en retirar de la zona a los habitantes árabes, lo que facilitará reclamar el territorio en el futuro, si está deshabitado", sostuvo Lecher.

La ANP quizá perciba el peligro de vaciar la única extensión de tierra que puede conectar el norte de Cisjordania con su interior sureño y, de esta manera, convertir en contiguos a los territorios al norte y sur de Jerusalén que estarían bajo control palestino en el futuro.

La ANP otorgó 20.000 dólares a la tribu y prometió pagar los costos de su batalla legal con la Administración Civil, informó Lerner. Esta medida "colocó a los beduinos en medio del conflicto, algo que hubiéramos preferido evitar", dijo.

Al parecer, los beduinos ignoran estas repercusiones políticas y tampoco están interesados en quién tendrá el control de Cisjordania. Los pastores se quieren quedar donde están simplemente porque sus ovejas tienen suficiente espacio para pastar en las cercanas colinas desérticas.

"No nos importa la autoridad que nos vaya a regir. Aquí tenemos espacio para vivir", señaló Mujtar Hammad Jahalin, el líder más anciano de la tribu.

Por el contrario, el lugar cerca de Abu Dis no alcanza para la crianza de las ovejas, sostienen miembros de la tribu. Más de 300 pastores ya habitan en el lugar, en hileras de tiendas de nailon que no se parecen a un campamento beduino.

Allí, se quejan, el terreno es rocoso, las ovejas están en corrales y el viento flagela al campamento porque éste se encuentra sobre una colina, en lugar de estar protegido en un valle.

Lo peor del campamento de Abu Dis es que el olor procedente de un basurero municipal a menos de un kilómetro de distancia se torna insoportable con el calor del verano.

Además, es probable que la zona se entregue al control palestino cuando Israel finalmente concluya su demorado retiro del territorio cisjordano.

Si esto ocurre, es probable que palestinos de Abu Dis reclamen la zona ya que, aseguran, el territorio les fue confiscado hace años por las autoridades militares de Israel.

"Si nos trasladan allí, habrá problemas en el futuro entre nosotros y la gente de Abu Dis", advirtió el beduino Salah Jalil. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/aq-ml/pr-ip/98

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