AMERICA LATINA: En busca del inimaginable mundo nuevo

La hipótesis de que la política macroeconómica es la única puerta al paraíso del desarrollo se impone en América Latina, más que por el debate, por la aprobación electoral de líderes que abatieron la inflación y por la amenaza de las crisis financieras sin fronteras.

Pero no está claro el paraíso que se persigue, aunque todos se están poniendo de acuerdo sobre los pilares básicos del crecimiento económico y la necesidad de inversiones sociales, especialmente en materia de educación, para combatir la pobreza y las desigualdades.

Más difícil que las tareas es definir "a qué modelo de sociedad caminamos y cómo esa sociedad va a responder a las ansiedades y anhelos de las personas", advirtió Fernando Zumbado, director regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para América Latina y el Caribe.

Es necesario plantear "una utopía viable, crear una nueva ideología, con nuevos valores para afianzar las reformas", sugirió el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, al participar en la reunión del Círculo de Montevideo esta semana en Brasilia.

América Latina vivió últimamente experiencias exitosas de cambios, pero "los actores políticos siguen sin parámetros conceptuales", diagnosticó el presidente de Uruguay, Julio Sanguinetti, promotor del Círculo, un grupo de reflexión que justamente busca definir nuevos caminos para la región.

"Faltan conceptos", resumió Sanguinetti.

Reina una cierta perplejidad y "los hechos no son acompañados por un pensamiento nuevo", según el mandatario, preocupado en superar el "reduccionismo económico, las respuestas dogmáticas y las soluciones pragmáticas", fijando nuevas referencias que no sean las "dicotomías" del pasado.

El Círculo de Montevideo, creado en 1996, "mezcla" personalidades de distintos sectores y formación en un "grupo plural" con el objetivo de formular nuevas ideas para el desarrollo regional. Por eso cuenta con el apoyo del PNUD, explicó Zumbado.

Integran el grupo, que se reúne cada año, personalidades como Michel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario Internacional, y Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, así como presidentes y ministros de gobiernos actuales o pasados e intelectuales de varios países.

A Felipe González, ex jefe del gobierno de España y que participó en la reunión del Grupo de Montevideo por carta, es importante "la legitimación social de las políticas macroeconómicas sanas", también llamadas de ajuste.

Esto solo se obtiene si "el poder político atiende los derechos básicos de los ciudadanos", advirtió.

Esa preocupación llegó también al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, que considerar ahora las políticas sociales, la eficiencia de inversiones en el área social y la necesidad de combatir a la pobreza.

Pero el presidente Cardoso se mostró preocupado por la ausencia de una "iluminación ideológica que aleje el polvo que impide ver lo nuevo". Esa laguna se hace evidente "incluso en la nomenclatura" que recurre a los prefijos "neo" o "post" para intentar definir los cambios, dijo.

Queda "la angustia por falta de una definición afirmativa", acotó el mandatario que, sin embargo, en sus discursos suele asegurar que "Brasil tiene rumbo".

El problema es que "atrincheradas en ideologías antiguas se estructuran realidades, como el 'Estado del malestar social' hoy defendido por aquellos que antes lo combatían", dijo Cardoso, en referencia a la izquierda que se opone a la reforma de la administración pública que su gobierno trata de impulsar.

En esta situación ya no tiene sentido hoy la polarización entre izquierda y derecha, pero se hace dificil avanzar "sin legitimar nuevas ideas, nuevas formas de legitimidad, símbolos y creencias", señaló.

Los cambios en el mundo son "sorprendentes" y exigen nuevas corrientes de pensamiento, opinó Sanguinetti. Observó, por ejemplo, que la música rock es hoy un producto de exportación más importante que el acero en Gran Bretaña.

Sin definir la sociedad en construcción, que por ahora sugiere más desempleo y el fin de las jubilaciones que Sanguinetti llamó "utopía pensional", es más difícil operar los cambios. Y las transformaciones, se quejó Cardoso, exigen "mantener y ampliar mayorías, aunque contraríen muchos intereses establecidos". (FIN/IPS/mo/mj/dv/98

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