IRAQ: Emigrados en Australia rechazan ataque y también a Saddam

La mayoría de los 30.000 iraquíes en Australia, país que respalda las operaciones de Estados Unidos en el Golfo, desean ver a Saddam Hussein fuera del poder, pero se oponen a un ataque que causará sufrimiento a los civiles de Iraq.

Setenta por ciento de los inmigrantes iraquíes en Australia llegaron a este país luego de la guerra del Golfo (1991) causada por la invasión que dispuso Saddam Hussein contra el vecino Kuwait. En su mayoría viven en Sydney y hay grandes colonias también en Melbourne y en Perth.

Como los iraquíes en todo el mundo, los que viven en Australia observan de cerca la preparación de un ataque estadounidense destinado a obligar a Iraq a permitir inspecciones sobre armas de destrucción masiva sin ningún tipo de limitación.

A pesar de que aspiran al derrocamiento de Saddam Hussein, los iraquíes en Australia creen que la intervención ajena al país del Golfo no es el mejor medio.

"El pueblo iraquí sentiría alivio si Saddam fuera derrocado. Pero un ataque estadounidense solo agravará sus sufrimientos", dijo Kathum Alhilli, profesora en Iraq hasta que debió huir del país con su esposo hace 20 años.

La preocupación por las consecuencias de un ataque en la sociedad civil alimenta las dudas sobre las bondades del respaldo de Canberra a la posición de Washington.

"¿Por qué Australia debe participar en una guerra injustificable?", se preguntó Ali Roude, presidente del Consejo Islámico del estado de Nuevo Gales del Sur.

"La comunidad musulmana está preocupada por el sufrimiento que tendrá el pueblo de Iraq si el ataque se concreta. El pueblo iraquí ha sufrido durante años sin parar. ¿Interrumpirá este sufrimiento cualquier acción contra Iraq?", sostuvo Roude.

Iraq está sometido desde la guerra del Golfo a sanciones internacionales que causaron un deterioro de la calidad de vida y un aumento de problemas de salud, entre ellos desnutrición.

La resolución 687 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la cual se formalizó el cese del fuego, indica que las sanciones serán levantadas una vez que los inspectores de la Comisión Especial del foro mundial (UNSCOM) en materia de armamento se declaren satisfechos.

Australia se sumó a países como Gran Bretaña en su respaldo a Estados Unidos, que promueve un ataque militar contra Iraq. El lunes, 190 soldados, entre ellos 100 del Servicio Aéreo Especial australiano, viajaron a Kuwait.

El primer ministro John Howard sostuvo esta semana que "Australia decidió hacer su contribución al uso de la fuerza, si la coalición que encabeza Estados Unidos determina que es necesario"

Antes deberán agotarse todos los recursos diplomáticos, agregó. "Esperamos con fervor que la acción militar no sea necesaria", sostuvo Howard.

Una encuesta de la firma National Age/AC Nielsen reveló que 62 por ciento de los australianos respaldan ataques militares contra Iraq. Los varones son los que más apoyo brindan al operativo, y esta posición tiene más adherentes entre los de mayor edad.

El Departamento de Relaciones Exteriores de Australia (cancillería) divulgó un comunicado en el que informa que la UNSCOM detectó depósitos de materia prima para la fabricación de armas químicas como gas nervioso, así como municiones ya elaboradas con estas sustancias.

"El comportamiento de Iraq no es solo materia de gestiones diplomáticas confinadas al Medio Oriente. Es un asunto internacional en extremo serio que representa una amenaza a la paz mundial", según el informe.

En la guerra de 1991, Australia aportó a la coalición encabezada por Estados Unidos dos fragatas dotadas de misiles guiados y un buque de aprovisionamiento. El contingente enviado entonces, de 300 integrantes, se integraba de médicos y agentes de inteligencia.

Los iraquíes en Australia manifiestan su esperanza de que haya medios pacíficos para derrocar a Saddam Hussein.

"Saddam es una persona brutal. Su régimen es brutal. Ha cometido y continúa cometiendo atrocidades contra el pueblo iraquí", dijo Mohammad Daha, presidente de la Organización para los Derechos Humanos en Iraq con sede en Sidney.

Pero "el pueblo iraquí es la última en la lista de prioridades de Estados Unidos", que "actúa con una mentalidad de superpotencia colonial", agregó Daha, cuya madre y hermana aún están en Iraq a pesar de sus esfuerzos por reunirse con ellas en Australia.

Ali Alsalami, australiano de origen iraquí, sostuvo que un ataque "castigará al pueblo y no al régimen" y será contraproducente si la meta de largo plazo es que Iraq tenga un gobierno democrático. (FIN/IPS/tra-en/sa/js/mj/ip/98

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