El gobierno de China se vio en problemas cuando el sistema económico que emulaba, el de Corea del Sur, sucumbió al contagio de la crisis en Asia oriental.
El colapso de Corea del Sur y el subsecuente pedido de ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) ocurrieron pocos meses después de que el 15 Congreso del gobernante Partido Comunista de China lanzara su ambicioso plan de convertir 1.000 empresas estatales en gigantescos conglomerados como los "chaebol".
A medida que los chaebols coreanos se tambaleaban a horcajadas del debilitado sistema financiero, los gobernantes en Beijing se comprometían a implementar remedios para impedir que ocurriera algo similar en casa.
Las autoridades prometieron que el origen de los problemas de Corea del Sur (excesiva interferencia del gobierno, expansión apresurada y abuso del sector bancario) no se reproduciría en los conglomerados chinos.
Mientras tanto, el gobierno asegura que el país es una isla de calma en un océano de caos financiero.
Al parecer, se enfrió la manía del gobierno por crear cientos de gigantescos conglomerados industriales similares en tamaño a los principales 500 de la lista que elabora la revista especializada Fortune.
Beijing está reconsiderando su política de reestructuración de empresas estatales. "No debemos repetir los errores de Corea del Sur", dijo el zar de la economía china, Zhu Rongji.
Los medios de comunicación estatales dejaron de informar sobre la ola de megafusiones de compañías y, en cambio, publica artículos sobre las lecciones que China debe aprender de la experiencia surcoreana.
El gobiernador del Banco Central, Dai Xianglong, enfatizó en la importancia de las pequeñas y medianas empresas y exhortó a los bancos chinos a no prestar dinero solo a grandes firmas estatales, de modo de diversificar los riesgos financieros.
Hu Biliang, economista de la firma SocGen Crosby en Beijing, apuesta que el silencio sobre las megafusiones no supone la reversión de las reformas que tienen la finalidad de desarrollar "chaebols chinos".
"Creo que se trata apenas de una medida temporaria para apaciguar a la opinión pública. Habrá un enlentecimiento en la creación de potencias industriales planificada por el gobierno, pero solo por unos dos años", dijo Hu.
Lejos de abandonar los ambiciosos planes de constituir multinacionales hechas en China capaces de competir en el mundo, Beijing parece estar tomándose su tiempo.
China procura unirse a la Organización Mundial de Comercio (OMC) este año, por lo que dio prioridad a las reformas del sistema financiero, un requisito para el avance de las negociaciones.
Los préstamos dirigidos por el gobierno a industrias estatales ineficientes derivaron en una situación peligrosa. Más de 70 por ciento del crédito interno se otorgó a firmas estatales.
Es comprensible que Beijing encuentre difícil reformar al mismo tiempo el sistema financiero y sus 305.000 empresas etatales.
La debacle del modelo de los chaebols hizo que desaparecieran de las conversaciones las menciones a "multinacionales chinas". "Esperen y verán", es la nueva consigna de los funcionarios que hace apenas tres meses hacían proyectos a gran escala.
Aunque se han puesto paños fríos sobre esos planes, muchos funcionarios creen que fusionar compañías exitosas con otras fracasadas es una idea atractiva en nombre de la estabilidad social y el mantenimiento del gigantesco mercado laboral.
Los burócratas obligaron antes a los bancos a dar préstamos a las compañías deficitiarias. Por eso las empresas pueden pagar despidos a pesar de que no existe seguro de desempleo mientras buscan trabajo sin hacer manifestaciones.
La práctica de los préstamos dirigidos impuso una pesada carga sobre los bancos chinos, que debieron suspenderlos para esquivar el colapso.
Pero, a pesar del ejemplo coreano, los burócratas chinos no se desembarazarán de su costumbre de interferir en exceso.
Los políticos chinos aún rinden tributo a la teoría de "la pajarera", pergeñada por el fallecido economista comunista Chen Yu, para quien la economía de mercado era como un pájaro que debe vivir en la jaula de la planificación estatal para sobrevivir.
"El pájaro debe volar, pero solo dentro de la jaula. Sin la jaula, se escapará", decía Chen, quien murió en 1995. Tres años después, sus teorías conservan popularidad. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/mj/if/98