La reducción de los empleos en la industria de Brasil acumuló 38,1 por ciento desde 1990, a pesar del aumento de 6,3 por ciento en el nivel de actividad del sector, en una tendencia que no se alivió el año pasado.
Estos datos, divulgados el jueves por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) del Ministerio de Planificación, pueden inducir a conclusiones exageradas, como un aumento de productividad superior a 40 por ciento en siete años.
En realidad la pérdida de empleos industriales en esta década alcanzó 20,4 por ciento por los datos absolutos del Ministerio del Trabajo, explicó a IPS Marcio Pochmann, coordinador del Centro de Estudios Sindicales y de Economía del Trabajo de la Universidad de Campinas.
El Catastro General del Ministerio indica que en 1990 la industria de Brasil empleaba a 7,6 millones de personas, cifra que cayó a 6,05 millones a fines de 1997. El sector perdió, por lo tanto, alrededor de 1,55 millones de empleos .
Las mediciones del IBGE se limitan a regiones metropolitanas. "Es donde se concentran las industrias", argumentó Isabela Nunes Pereira, economista del equipo que acompaña la evolución del sector en el Instituto.
El control estadístico revela un vuelco a partir de 1993, dijo la experta. En los dos primeros años de esta década hubo una recesión económica y la caída del empleo siguió coincidiendo con la evolución del nivel de actividad, en un paralelismo registrado históricamente.
Pero a partir de 1993, los dos aspectos caminaron por líneas divergentes, lo que dejó en evidencia "un cambio estructural" en el sector industrial, observó la experta. La producción se recuperó y pasó a tener un desempeño positivo, mientras los empleos siguieron reduciéndose.
La producción industrial creció 7,5 por ciento en 1993 y 7,6 por ciento en 1994. Pero los despidos continuaron, reduciendo la cantidad de trabajadores empleados en 1,9 y 2,2 por ciento.
El empleo cayó 5,7 por ciento el año pasado, lo que representa cerca de 150.000 despidos, estimó Nunes Pereira. Sin embargo la industria produjo 3,9 por ciento más que en 1996.
Sectores que utilizan mucha mano de obra, como el textil y las confecciones, fueron los que más contribuyeron a la pérdida de empleos, apuntó. Son industrias duramente afectadas por la apertura del mercado, que provocó una avalancha de importaciones.
Esas estadísticas que indican cambios brutales en un período tan corto "generan controversias", reconoció. Pero comprueban, de todas formas, una reestructuración a marcha forzada, añadió. Competencia externa, nuevas tecnologías, reorganización empresarial y otros factores actuaron al mismo tiempo.
Los sondeos en regiones metropolitanas no captan procesos como la descentralización y la tercerización, observó el secretario de Política Económica, José Roberto Mendonza de Barros, quien cuestionó estudios que, según él, exageran la pérdida de empleos y el aumento de productividad.
Muchas industrias están abandonando las congestionadas áreas metropolitanas, a veces para buscar mano de obra más barata en el interior o regiones pobres del país, como el nordeste. Nuevas industrias automovilísticas se instalan en pequeñas ciudades.
Con la tercerización, los empleos no desaparecen, sino que se transfieren a empresas prestadoras de servicios, no incluidas en el sector industrial, argumentó Mendonza de Barros.
La concentración del estudio en las grandes empresas, que "hicieron un ajuste más acentuado", también distorsiona los datos del IBGE, comentó Pochmann. En las pequeñas empresas hubo, en general, aumento del empleo, agregó.
Un aumento del desempleo en un período de crecimiento productivo, como el de los últimos años, es un "fenómeno nuevo" que discrepa con la evolución pareja de los 60 años anteriores, dijo el economista.
Lo que es más preocupante, según él, es la renuncia a la industrialización del país. Un crecimiento de 6,3 por ciento en la producción desde 1990 representa un promedio anual de solo 0,8 por ciento, o sea el "estancamiento" de la industria, que ofrece los empleos "de mejor calidad". (FIN/IPS/mo/mj/lb if dv/98
