Rebeldes del Frente Ruandés de Liberación (RLF) que buscan desplazar a los gobiernos de liderazgo tutsi en Burundi y Ruanda recurrieron a la táctica de amenazar con decapitar a la gente para amenazar a sus oponentes.
"Todos quienes intenten luchar serán decapitados", es la amenaza escrita en un panfleto dejado por el RLF tras un ataque esta semana en Nyabikenke, una ciudad en Ruanda occidental.
Poco después del incidente, un portavoz militar dijo a Radio Ruanda en Kigali que 14 personas fueron asesinadas por los rebeldes, supuestamente hutus, quienes utilizaron ametralladoras automáticas, granadas, machetes y pequeñas hachas. Un funcionario del gobierno local fue el único al que le cortaron la cabeza.
El incidente en Nyabikenke fue seguido de un ataque en la madrugada cerca de Nyakabanda, donde 52 personas, algunas ya mutiladas, fueron masacradas el martes.
Un analista político regional dijo temer que tácticas similares de decapitación se extiendan a Burundi, el pequeño país vecino con una composición étnica y una crisis similar a la de Ruanda.
Aunque los tutsi forman una minoría en Ruanda y Burundi, tienen enorme poder político y militar, un dominio desafiado por los hutu que componen 85 por ciento de la población en ambos países.
El analista, que se negó a ser nombrado, dijo este jueves a IPS que los rebeldes en Ruanda, Burundi y la República Democrática de Congo coordinan sus actividades militares contra quienes consideran sus enemigos en la región.
Esta afirmación fue refrendada por un alto funcionario de Burundi, quien dijo que rebeldes hutu en su país, respaldados por el derrotado ejército del ex Zaire y las conocidas milicias Interahamwe se encuentran tras los ataques contra dos puestos militares cerca de Bujumbura en la última semana.
Las milicias fueron responsables del genocidio de hasta un millón de tutsis y hutus moderados en Ruanda en 1994.
El coronel Bosco Daradangwe, a cargo de la seguridad en Burundi, dijo este jueves por teléfono desde Bujumbura que el gobierno del mayor Pierre Buyoya se ocupa ahora de acudir con alimentos y medicinas para aliviar a las víctimas del ataque rebelde.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata, dijo este jueves que la violencia podría tener serias consecuencias para cientos de miles de retronados y refugiados.
El ataque a la villa Maramvya en la provincia de Bujumbura causó el martes la huida de unos 8.000 civiles. Entre ellos, 3.000 sobrevivientes de la masacre de la semana pasada en la villa vecina de Rukamaru, en que murieron más de 150 personas.
"Estos ataques se proponen desestabilizar áreas a las que retornaron miles de personas para reiniciar sus vidas", destacó Ogata, y dijo estar muy preocupada por las implicancias para 170.000 retornados que el organismo mundial asiste en Burundi y los 200.000 refugiados de Burundi que atiende en países vecinos.
El blanco son civiles, y la mayoría de las víctimas mujeres y niños perseguidos cada vez más lejos de sus hogares, dijo Ogata. (FIN/IPS/tra-en/mn/pm/lp/pr-hd-ip/98