MEXICO: Nuevo gobernador en Chiapas, entre signos de paz y guerra

El sureño estado mexicano de Chiapas tiene un nuevo gobernador, el quinto en los últimos cuatro años, que asume el cargo, como sus antecesores, en medio de una crisis que funde señales de guerra con promesas de paz y desarrollo.

Roberto Albores, diputado federal del gobernante Partido Revolucionario Institucional, reemplazó el miércoles como gobernador interino a Julio Ruiz, quien renunció tras ser acusado de permitir la matanza el 22 de diciembre de 45 indígenas en el norte de Chiapas.

El nuevo mandatario del conflictivo estado, donde la guerrilla zapatista apareció en enero de 1994, ofreció llevar a Chiapas a la reconciliación y la justicia. Se trata de la misma promesa que formularon sus 162 predecesores en 173 años.

Con alrededor de un millón de indígenas, 30 por ciento de los cuales no hablan castellano, altos índices de desnutrición y analfabetisimo y elevada natalidad, ese estado es el más pobre de México y uno de los más violentos.

La matanza de diciembre puso otra vez a Chiapas, vecino de Guatemala, en las primeras planas de los diarios, y desató una ola de críticas contra el gobierno de Ernesto Zedillo, tanto en el país como en el exterior.

La condena de los medios de comunicación y las acusaciones contra el gobierno por permitir que la violencia creciera en Chiapas, desembocaron en la renuncia del gobernador y del secretario de Goberación (ministro del Interior), Emilio Chuayffet.

Portavoces oficiales aseguran que el gobierno desea reactivar las negociaciones de paz y promover nuevas inciativas de desarrollo, mientras centenares de militares se movilizan en plena zona zapatista en busca de armas y de los culpables del crimen, según afirman.

El subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), sostiene que las autoridades organizaron la matanza y ahora emprenden una ofensiva con el fin de provocar choques armados con los insurgentes e intentar su desarme.

"Hasta ahora, el EZLN ha maniobrado para evitar a las tropas federales, pero la persecución se mantiene y en cualquier momento pueden ocurrir enfrentamientos", advirtió Marcos en un comunicado.

Así mismo, descartó la posibilidad del desarme y sostuvo que su grupo está preparado para combatir.

Zedillo asegura que hará todo lo posible por restablecer el diálogo de paz con la guerrilla, roto en 1996 debido a desacuerdos sobre la redacción de un proyecto de ley sobre derecho y cultura indígena, y para promover el desarrollo social del estado.

El nuevo secretario federal de Gobernación, Francisco Labastida, reconoció que la situación en el estado, en materia de desarrollo social y justicia, es hoy peor que cuando apareció la guerrilla zapatista.

Labastiba exhortó al EZLN, a las iglesias, los partidos políticos y a los diversos grupos indígenas a que asuman actitudes de tolerancia y consideró que la asunción de un nuevo gobernador "fortalece la concordia".

En las últimas dos décadas, 10 gobernadores de Chiapas, elegidos en votaciones o designados, no lograron concluir su período de administración debido a presiones políticas o conflictos sociales.

El nuevo gobernador, ex integrante de un grupo de mediadores del Congreso que promueve el diálogo entre el gobierno y el EZLN, prometió frenar la violencia y apoyar las investigaciones sobre la matanza de diciembre.

Organizaciones humanitarias, grupos que respaldan a la guerrilla y partidos de oposición se mostraron escépticos. La violencia en Chiapas la promueve directamente el gobierno de Zedillo, afirman.

Una docena de representantes de grupos civiles y del Frente Zapatista de Liberación Nacional demandaron esta semana ante la oficina de la Organización de las Naciones Unidas en México el envío de una comisión internacional de especialistas a Chiapas para investigar la situación.

Reportes provenientes del estado sureño indican que en zonas selváticas centenares de indígenas cercanos a la guerrilla rechazan la ayuda de las autoridedes y piden el retiro de los militares, mientras otros huyen hacia zonas inhóspitas por temor a ser nuevamente atacados por grupos armados irregulares. (FIN/IPS/dc/dam/ip/97

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