Carlos Flores asumió hoy la Presidencia de Honduras con la promesa de revisar el modelo neoliberal de su predecesor, en la medida en que lo permitan los compromisos del país con los organismos multilaterales.
Flores, un ingeniero de 47 años del Partido Liberal, exhortó a los hondureños en presencia de numerosos delegados extranjeros presentes en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, a un cambio de actitud para resolver los problemas del país y llegar al nuevo milenio en mejores condiciones mediante el trabajo honrado.
El nuevo gobernante se comprometió a convocar a la brevedad al Foro de Convergencia Nacional, integrado por todos los sectores sociales, para buscar soluciones conjuntas a los problemas del país, en base a los intereses generales y soslayar los de grupo.
Nora Melgar, candidata presidencial del Partido Nacional, el mayor de la oposición, declaró que el discurso de Flores fue emotivo y filosófico, pero significa un gran compromiso, particularmente en el combate a la pobreza y la corrupción.
El combate a la pobreza se presenta como el principal desafío de Flores. Esta se incremento con los planes de ajuste económico implementados por los ex presidentes Rafael Callejas (1990-94) y Carlos Reina (1994-98).
El 68 por ciento de la población se encontraba en la pobreza cuando Callejas entregó el gobierno y hoy se encuentra en esta condición el 78 por ciento de los seis millones de hondureños, coinciden estudios de organismos gubernamentales y privados.
Flores prometió presentar en tres meses su programa económico, basado en una "reingeniería" del gobierno y los nuevos responsables del área económica anticiparon que se tomarán medidas para un tercer ajuste que contempla aumento de impuestos y de tarifas de los servicios públicos.
El Fondo Monetario Internacional calificó de positivos los logros de un programa que concluyó en diciembre.
El nuevo gobierno se apresta a negociar la firma de una carta de intención, que contempla mantener el control de las variables macroeconómicas, la reducción del Estado y continuar con el proceso de privatizacion.
La promesa de revisar el modelo neoliberal, según analistas locales, significa ofrecer un plan alternativo, dentro del escaso margen que dejan los organismos multilaterales de crédito.
Pese a esto, Flores dijo que los niños serán el centro de sus preocupación.
"A todos los ciudadanos ofrezco seguridad en las calles y en sus hogares. Honduras es nuestra casa y la vamos a poner en orden", aseguró el mandatario en alusión al incremento de la delincuencia y la violencia.
Matías Funes, del Partido Unificación Democrática, que reúne a los ex grupos de izquierda, dijo que Flores fue emotivo y lírico, como se acostambra en este tipo de ceremonias.
El ex presidente Roberto Suazo (1982-86) prometió la defensa de la soberanía y a pocos meses de asumir el cargo Honduras se convirtió en una especie de portaviones de Estados Unidos para hostigar al gobierno sandinista en Nicaragua y a la guerrilla de El Salvador, comentó Funes.
Al ingresar el presidente saliente, el numeroso público presente le tributó un prolongado aplauso, al contrario de lo ocurrido con Suazo, José Azcona (1986-90) y Callejas, que fueron silbados. Aunque Reina no cumplió todas sus promesas, el público reconoció la relativa estabilidad económica.
Durante su gobierno se redujo la inflación a 12 por ciento y el déficit fiscal a 2,5 por ciento, y dejó reservas internacionales de 500 millones de dólares, gracias a los buenos precios del café y del banano, los principales productos de exportación hondureños.
Reina no logró llevar a la cárcel a los "peces gordos" de la corrupción durante el gobierno de Callejas, pero muchos analistas reconocen que varios ex funcionarios fueron castigados y estimuló el espíritu de vigilancia colectiva de la sociedad para denunciar y criticar las prácticas corruptas.
También fortaleció instituciones democráticas creadas en el último año de gobierno de Callejas, como el Comisionado de Derechos Humanos y el Ministerio Público, y redefinió el papel de las Fuerzas Armadas, creando el servicio militar voluntario y trasladando la policía de la órbita militar a la civil.
Un detalle significativo es que las tres ramas de las Fuerzas Armadas tributaron un saludo al nuevo presidente, al inclinarse ante él, evitando la tradicional revisión de tropas en un automóvil militar.
Flores llegó a la ceremonia en su propio automóvil y al retirarse recorrió la pista olímpica para saludar al publico presente.
A sus colegas de América Central prometió fortalecer la integración y señaló que las fronteras no deben ser punto de conflicto sino de unión, al aludir los roces en las líneas fronterizas con El Salvador y Nicaragua.
El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, y los mandatarios centroamericanos calificaron la ceremonia como emotiva y de gran contenido civico. (FIN/IPS/jrd/ag/ip/98