Agricultores de México y América Central deben llevar a sus hijos a trabajar con ellos en el estado de Oregon, en el noroeste de Estados Unidos, para obtener una paga que colme sus necesidades, denunciaron sindicalistas.
"Con los bajos salarios que reciben de ricas compañías agropecuarias, los trabajadores, que preferirían no tener que llevar a sus hijos a trabajar, no pueden cubrir la subsistencia diaria, por lo que necesitan todo el dinero que puedan obtener", dijo a IPS el sindicalista Erik Nicholson.
Como a la mayoría de los trabajadores en Oregon se les paga por peso de fruta cosechada, los salarios que reciben son mucho menores al mínimo legal en el estado, de seis dólares por hora, agregó Nicholson, quien pertenece a Pineros y Campesinos Unidos del Noroeste (PCUN), sindicato agrícola de ese estado.
Por esa razón deben trabajar más de ocho horas diarias y, además, llevar a sus hijos para que con su recolección la familia complete un ingreso que le permita subsistir.
Las empresas agrícolas no elevaron la paga por peso en la última década, mientras sus ganancias aumentaron unos 40 millones de dólares en el mismo período, según PCUN. Además, los trabajadores no gozan de beneficios médicos.
Estados Unidos prohibió el trabajo infantil en 1938, pero en todos los cultivos de bayas, lúpulo, brócoli, calabacín y coliflor se puede ver niños que trabajan, si bien otros están en escuelas y guarderías.
"La primera hacienda que visitamos podía confundirse con una guardería", observó el abogado Scott Pike en una publicación titulada "Testimonios en los campos" editado por PCUN.
"Algunos niños recogían frutillas con sus padres y hermanos mayores. Vimos un bebé en un cochecito trabajando. Las familias estaban juntas, pero no había alegría. A 12 centavos por libra, a los que se debe restar albergue y alimento, esta guardería era parte de la subsistencia", agregó.
Los niños trabajan, con frecuencia, con el número de seguro social de sus padres. Cuando los sindicalistas luchan por aumentos de salarios hay actos de violencia contra los trabajadores, en especial contra aquellos que trabajan de forma ilegal, dijo Nicholson.
"Los trabajadores de Oregon que se quejan de los salarios o incluso se atreven a preguntar cuánto cobrarán son muchas veces despedidos y desalojados de los galpones que habitan, propiedad de los dueños de las haciendas", según la publicación de PCUN.
Sin embargo, las empresas agrícolas a menudo niegan la existencia del trabajo infantil, así como la paga de salarios inferiores al mínimo.
"Nunca vi a ningún menor de 18 años trabajar en una hacienda", declaró Brain Little, director de relaciones gubernamentales de la Federación de Hacendados Estadounidenses, un importante grupo de presión.
En otros estados como Florida, el trabajo infantil no es un gran problema, afirmó Greg Asbed, de la Coalición de Trabajadores de Immokalee.
Los trabajadores temporales de Florida, 80 por ciento procedentes de México y Guatemala, son hombres jóvenes que no ganan lo suficiente cosechando frutas y verduras para mantener a sus familias con ellos.
Pero los activistas señalan que las grandes empresas agrícolas de Florida, como Pacific Land Company, invocan el trabajo infantil y otras violaciones de derechos humanos en México como argumento para impedir la importación de tomates mexicanos.
A medida que aumenta el trabajo infantil en la agricultura, los activistas se preocupan más por la exposición de los menores a los pesticidas.
"Los niños, más que los adultos, se enferman por la exposición a los pesticidas. En 10 o 20 años se podrá apreciar un aumento en los casos de cáncer entre estos niños", dijo a IPS Nicholson.
Según las leyes estadounidenses, los empleadores que contratan menores ilegalmente son pasibles de multas de hasta 10.000 dólares, aunque esta pena máxima casi nunca se aplica.
La multa promedio del año pasado fue de 887 dólares, según el Departamento de Estadísticas Laborales, pero las autoridades insisten en que se están esforzando por reprimir el trabajo infantil.
Alexis Herman, secretaria de Trabajo, declaró a la prensa que su Departamento se ha vuelto más agresivo en cuanto al trabajo infantil mediante el aumento de las multas a los responsables.
Sin embargo, los críticos señalan que, con sólo 942 inspectores federales para millones de lugares de trabajo, el Departamento nunca será capaz de controlar adecuadamente el trabajo infantil, aun si las multas aumentan.
"Hasta que los trabajadores agrícolas logren, con la ayuda de un sindicato reconocido, derechos básicos como el pago de horas extras, salario mínimo y descansos, el trabajo infantil continuará", advirtió Nicholson.
Los trabajadores agrícolas de Oregon viven en galpones atestados e insalubres pertenecientes a los hacendados, pero como están excluidos de muchas leyes laborales, aquellos que se organizan para negociar colectivamente con sus empleadores carecen de protección legal en caso de represalias, explicó. (FIN/IPS/tra-en/dk/mj-ml/hd lb/98