BRASIL: Población se opone a donación compulsiva de órganos

La ley que hace de todo brasileño un donante de órganos provoca creciente resistencia y una fuerte polémica desde que entró en vigencia el 1 de este mes.

El Consejo Federal de Medicina, que representa a los cerca de 200.000 médicos del país, pretende cuestionar ante la justicia la constitucionalidad de la nueva legislación. Para eso ya encomendó un estudio sobre la factibilidad jurídica de la iniciativa.

La ley establece que todos los habitantes de Brasil son donantes de órganos o de partes del cuerpo para transplantes, a excepción de quienes hagan constar su negativa en algun documento de identidad.

En los países que han adoptado la presunción de donación, como Francia y España, no se prescinde de la autorización previa de la familia, como ocurre en el caso de la ley brasileña, argumentó el presidente del Consejo de Medicina, Waldir Mesquita.

Esa disposición viola la "autonomía y la libertad de credo", especialmente en un país como Brasil, con millones de analfabetos y de personas que no pueden ausentarse del trabajo para gestionar una cédula de identidad de "no donante de órganos", añadió.

Mesquita señaló también que no faltan donantes voluntarios en el país, sino una estructura capaz de captar órganos y distribuirlos oportunamente a los hospitales que hacen transplantes.

Una amplia mayoría de personas opuestas a la donación de órganos se registró en las últimas semanas en las oficinas de emisión de cédulas de identidad. En la sureña ciudad de Porto Alegre, la proporción alcanzó a 83 por ciento y en Río de Janeiro, a 70 por ciento, según funcionarios.

Una nueva polémica se desató por un caso ocurrido el miércoles en Florianópolis, una capital provincial del sur. Alice Agnes pretendia donar los órganos de su hija de seis años, muerta al ser atropellada por un vehculo. Pero con la condición de que las córneas fueran reservadas para su sobrina.

La ley prohibe que la familia del donante intervenga en la elección de receptor, para evitar el comercio de órganos. Las operaciones de transplante deben hacerse en función de una lista de espera preparada por centrales provinciales de captación.

Ante la imposibilidad de destinar las córneas a su sobrina, la madre decidió finalmente negar todo órgano de su hija fallecida para transplantes. Los riñones, el corazón, el hígado, los pulmones y el páncreas de la niña estaban en perfecto estado y podrían haber sido destinados a ocho personas, lamentaron los médicos.

El episodio fortaleció la argumentación de la Asociación Brasileña de Transplantes de Organos, que propone cambios en la legislación, incluso para otorgar a las famlias mayor poder en la decisión sobre el cadáver de parientes muertos.

El senador Lucio Alcántara, autor del texto final de la ley aprobada por el Congreso el año pasado, se declaró sorprendido por la polémica en curso y la resistencia manifestada ante la norma después de su promulgación.

La iniciativa fue ampliamente discutida el año pasado, cuando superó dos votaciones en el Senado y otra en la Cámara de Diputados. Su texto se basó en tres proyectos, uno de los cuales fue presentado por el senador Darcy Ribeiro, antropólogo y educador muy conocido, muerto hace casi un año.

Además, destacó Alcántara, había otros 12 proyectos en la Cámara de Diputados que señalaban la regulación y el estímulo de la donación de órganos como reclamo de la sociedad.

Asociaciones profesionales de médicos y abogados tuvieron largo tiempo para exponer sus críticas, que fueron discutidas y respondidas en numerosos debates y audiencias públicas, en las universidades y en la prensa, agregó.

Por último, el gobierno hizo una encuesta antes de promulgar la ley y 70 por ciento de las personas consultadas la apoyaron.

Investigaciones del diario Folha de Sao Paulo dieron cuenta de un retroceso de 75 a 63 por ciento entre 1995 y este año de la población de esa ciudad dispuesta a donar órganos.

Así mismo, una vez estallada la polémica por la ley, sólo 54 por ciento de las personas encuestadas se declararon dispuestas a autorizar la ablación de órganos de parientes muertos, ante 69 por ciento hace dos años y medio.

El ministro de Salud, Carlos Albuquerque, opinó que la resistencia se debilutará con el tiempo y con mayor información al público. La ley introduce cambios culturales y "de comportamiento, y eso sólo se puede lograr a mediano plazo", dijo.

Albuquerque prevé que Brasil registrará en cinco años 20 donantes cada millón de habitantes, ante cinco en la actualidad, y que los transplantes aumentarán de 2.000 a 3.200 al año, como promedio. (FIN/IPS/mo/ff/he/98

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