Políticos e intelectuales de centroizquierda de América Latina elaboraron una propuesta que busca ser una alternativa al neoliberalismo, sin caer en utopías, ante su posible próxima llegada al gobierno en varios países.
El documento, difundido este martes tras dos días de deliberaciones en Buenos Aires y tres reuniones previas en México, Chile y Costa Rica, se titula "Consenso de Buenos Aires".
Este nombre se contrapone al Consenso de Washington, denominación con la que se identifica a las políticas neoliberales que recomiendan los organismos multilaterales de crédito.
Tras 18 meses de deliberaciones "en búsca del paradigma perdido", los firmantes sostuvieron que el "el fundamentalismo de mercado imperante, así como el desarrollismo protegido y populista de antaño, resultan hoy inoperantes" y que hace falta un diseño alternativo que "democratice" la economía de mercado.
Entre los participantes figuran el intendente electo de México Cuauhtémoc Cárdenas, del Partido Revolucianrio Democrático, y dirigentes de la Alianza de oposición en Argentina, como Carlos Alvarez y Graciela Fernández Meijide, que se impusieron al oficialismo en las elecciones legislativas de octubre.
También intervinieron Facundo Guardado, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador, Adriana Prado Castro, del Partido Liberación Nacional de Costa Rica, y democristianos y socialistas de Chile como Guillermo Yunge y Carlos Ominami.
De Brasil participaron el ex presidente Itamar Franco, Ciro Gomes y Luiz Inacio Lula da Silva, entre otros dirigentes centroizquierdistas.
El documento rechaza la inequidad del modelo neoliberal, la falta de empleo y las deficiencias en materia de salud, vivienda y educación imperantes en la región.
El Consenso de Buenos Aires se opone al neoliberalismo adoptado como "religión" porque, a juicio de los firmantes, "fracasó" en su intento de generar crecimiento, desarrollo y una distribución más justa del ingreso y la riqueza.
"Nuestro rechazo no se limita a humanizar el neoliberalismo sino a proponer un enfoque alternativo" que consiste en "democratizar el mercado", aclararon los participantes en las deliberaciones.
Los dirigentes centroizquierdistas consideraron que los gobiernos de sus países se sometieron a la lógica financiera internacional especulativa y perdieron la capacidad de imponer su voluntad y la de sus ciudadanos.
Por eso, propusieron una serie de regulaciones al capital volátil y estímulos a la inversión extranjera directa.
Los firmantes se manifestaron partidarios de profundizar la integración regional y no restringirla solamente a sus aspectos comerciales.
Propusieron un Estado "actuante", con recursos, capaz de impulsar la iniciativa privada pero que no promueva privatizaciones como un dogma sino como una herramienta de política económica.
Esto implica que, en un eventual gobierno centroizquierdista, el Estado no abjurará de mantenerse como dueño de una empresa si el resultado es favorable a los intereses económicos y sociales del país.
"El mercado debe ser el principal asignador de recursos, pero corresponde al Estado crear las condiciones para que las necesidades de los más pobres puedan convertirse en demandas solventes que puedan ser procesadas por éste", agregaron.
Los firmantes del Consenso de Buenos Aires consideraron obligación "fundamental del Estado" optimizar los recursos fiscales que recibe mediante prácticas transparentes.
Exhortaron a erradicar la corrupción, la deshonestidad y la ineficacia para que los recursos obtenidos por el sector público rindan al máximo.
También rescataron el principio de financiar la educación pública como garantía de igualdad de oportunidades, y debatieron con amplitud el problema de los aumentos de los salarios reales, uno de los asuntos "más espinosos y controvertidos", según reconocen, y que deberán seguir discutiendo.
Además, defendieron la estabilidad, destacaron la necesidad de promover el ahorro interno hasta superar una tasa de 30 por ciento del producto interno bruto, respaldaron los sistemas de ahorro previsional y el acceso al crédito de los pobres y de las pequeñas y medianas empresas mediante nuevas instituciones.
En cuanto a la gobernabilidad, destacaron como esencial la multiplicación de instrumentos como la iniciativa popular o el referéndum con el fin de no caer en los vacíos entre una y otra elección por la restricción de la participación popular al voto.
Los firmantes, que tuvieron su primer encuentro en México a principios de 1996 convocados por el escritor mexicano Jorge Castañeda, consideraron que "sin ser inminente, el momento (de llegar al poder) es cada vez más cercano", por lo que exhortaron a formar alianzas y a preparar programas de gobierno.
"Las alianzas se van construyendo, las victorias intermitentes y parciales se vuelven más frecuentes y las ideas hacen su camino", advirtieron los participantes del foro.
"En el mundo entero se propagó la doctrina del pensamiento único (…), la tarea de los reformadores se limitaría entonces a humanizar este camino (…). Nosotros, en cambio, propugnamos un camino diferente, que asocia una propuesta productivista a una estrategia redistributiva", según el Consenso de Buenos Aires.
Este camino "conjuga la profundización de la democracia con la superación del dualismo entre la economía y lo social, combina un Estado fuerte, actuante, con el apoyo a las pequeñas y medianas empresas", agrega.
"No consiste en la humanización de lo inevitable sino en la alternativa posible y necesria a un destino que no merecemos", concluye el documento. (FIN/IPS/mv/mj/ip/97