El comercio no será centro de la visita del presidente de Estados Unidos Bill Clinton a Brasil, en un esfuerzo por idear una agenda positiva en las relaciones bilaterales que más afectan la integración continental.
Clinton estará en Brasil entre el y el miércoles próximos, en medio de una gira que lo lleva también a Venezuela y Argentina. En 58 horas visitará Brasilia, Sao Paulo y Rio de Janeiro.
Ante las discrepancias comerciales entre Brasil y Estados Unidos, que retrasaron las negociaciones sobre el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el tema tiende a ser diplomáticamente olvidado o tratado en términos muy genéricos.
Un acuerdo de cooperación en educación se anuncia como el más importante a ser firmado por Clinton en Brasilia. Intercambio de universitarios, capacitación de profesores, evaluación de las escuelas y enseñanza por televisión, satélites e Internet, son algunas áreas previstas en el memorando.
La educación constituye "el tema principal", sostuvo el director del Departamento de las Américas en la cancillería brasileña, Luis de Castro Neves.
También la cooperación nuclear y aeroespacial, el combate al narcotráfico, la tecnología y el medio ambiente serán temas de acuerdos y del diálogo entre Clinton y el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso.
Pero tampoco estos rubros anodinos contribuyen mucho para hacer positiva la agenda bilateral. La mayor colaboración antidrogras, por ejemplo, se reflejará en la donación de 1,26 millones de dólares por Washington al gobierno brasileño.
Eso representa solamente la reanudación de un programa interrumpido unilateralmente por Brasil el año pasado, renunciando a cerca de 650.000 dólares.
El entonces ministro de Justicia, Nelson Jobim, consideró irrisoria la suma en cuestión, la casi totalidad destinada exclusivamente a la policía y el resto a la prevención y tratamiento de drogadictos.
Además la donación se reduce por los costos administrativos cobrados por la embajada estadounidense y crea compromisos que producen gastos mayores, argumentaban las autoridades en privado.
Brasil resiste las presiones de Washington para que las Fuerzas Armadas sean incorporadas al combate al tráfico de drogas.
"Es casi nada", no cubre siquiera operaciones que interesan a Estados Unidos, como la represión al transporte de cocaína hacia aquel país, se quejó nuevamente el director general de la Policía Federal, Vicente Chelotti.
En el área nuclear, se ampliará un acuerdo bilateral existente desde 1970 pero que no operó, ante la oposición de Washington a los programas desarrollados por Brasil, uno clandestino y otro en cooperación con Alemania.
Con la decisión brasileña de firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, anunciada en junio último, desaparecieron las restricciones de Estados Unidos al acceso brasileño a tecnologías sensibles, que pueden tener uso militar. El nuevo acuerdo formaliza el reconocimiento de Washington.
Provocó molestias en Brasilia un documento del Departamento de Comercio estadounidense distribuído a los empresarios que acompañan la gira de Clinton.
El informe advierte que la corrupción es "endémica" en Brasil y sus sistema político y judicil presentan muchas debilidades, además de una educación que no capacita mano de obra para un desarrollo económico efectivo.
Tanto el presidente Cardoso, que respondió que su gobierno es "transparente" su gobierno, como parlamentarios influyentes reaccionaron negativamente al informe que, sin embargo, sugiere inversiones en sectores brasileños de fuerte expansión prevista para los próxim os años.
Algunos diputados pretenden, en represalia, recomendar al presidente rechazar el interés de Estados Unidos en vender armas a Brasil y otros países latinoamericanos, según declaró el embajador en Brasilia, Melvin Levitsky.
El gran objetivo de Clinton, conquistar apoyo a una aceleración del ALCA, tendrá poca resonancia en Brasilia. El gobierno brasileño, con respaldo del empresariado brasileño y de los sindicatos, quiere postergar al máximo el libre comercio hemisférico.
La industria del país no soportaría un apertura del mercado a la competencia estadounidense antes del 2005, se argumenta. Además se reclama la eliminación previa de las fuertes barreras que impone Estados Unidos a los productos más competitivos de Brasil, los agrícolas, textiles y calzados. (FIN/IPS/m o