Centenares de damnificados, más de 40 muertos, 30 desaparecidos y millonarias pérdidas económicas por destrucción de casas, infraestructura vial y sembríos, dejó hoy en el Pacífico mexicano, especialmente en el balneario de Acapulco, el paso del huracán Paulina.
Considerado uno de los más violentos huracanes de la historia, con vientos de 200 kilómetros por hora, Paulina arrasó con todo. Las zonas afectadas quedaron sin energía electrica, teléfonos y agua potable.
El gobierno declaró las costas del Pacífico en emergencia y envió patrullas militares y dispuso albergues especiales para los afectados. La Cruz Roja por su parte informó que realizará una colecta de ropa, alimentos y medicinas para enviar a las poblaciones costeras.
Se trata de una tragedia similar a la del terremoto de 1985, que destruyó parte de la capital mexicana, indicaron portavoces del gobierno de Guerrero, donde se ubica Acapulco, puerto con alrededor de tres millones de habitantes.
Las imágenes proyectadas por la televisión local mostraron grandes volúmenes de agua y lodo que arrastran por las calles de Acapulco automóviles, autos, techos de casas, muebles y cadáveres.
"El puerto es hoy zona de desastre, es una de las peoras tragedias vividas", dijo René Lobato, portavoz del cuerpo de bomberos de Acapulco. (FIN/IPS/dc/97)