El humo procedente de los grandes incendios de Indonesia cubre gran parte del sudeste de Asia y afecta a la floreciente industria turística de Malasia, que el año pasado generó ingresos por 3.600 millones de dólares.
Decenas de miles de potenciales turistas extranjeros, temerosos por los efectos que el humo pueda tener sobre su salud, se abstienen de visitar la región.
El índice de ocupación de los hoteles disminuyó abruptamente, y negocios relacionados como agencias de viajes, empresas de excursiones, aerolíneas, restaurantes y vendedores en general sienten los efectos.
"Grandes empresas turísticas reciben cancelaciones desde hace tres meses", lamentó Pajan Singh, cuya compañía de excursiones en las montañas Cameron fue gravemente perjudicada por la crisis ambiental.
El número de mochileros que visitan las montañas Cameron, unos 200 kilómetros al sur de Penang, se redujo 80 por ciento. "Tenemos sólo dos o tres personas por día en nuestros paseos, aunque antes teníamos 20 o 30", señaló Pajan, cuya situación no es un caso aislado.
No es sorprendente. La cobertura periodística mundial del desastre ambiental en la región decidió a muchos turistas occidentales a cancelar sus proyectados viajes a esta zona y elegir otros destinos turísticos con cielo azul y sol radiante.
El estado malasio de Sarawak, situado en el mar de China Meridional a 600 kilómetros de la península, es uno de los más afectados. El humo procedente de la vecina provincia indonesia de Kalimantan obligó al gobierno malasio a declarar el estado de emergencia en Sarawak a fines de septiembre.
El estado de emergencia fue levantado cuando la dirección del viento cambió y la calidad del aire mejoró rápidamente, pero el daño ya estaba hecho.
Aunque la contaminación del aire en la mayoría de las ciudades de Malasia cayó a niveles moderados tras una persistente lluvia a comienzos de este mes, la negativa publicidad internacional ya había espantado a miles de potenciales visitantes.
Informes de hoteles de los principales destinos y de asociaciones turísticas demuestran que las llegadas se redujeron hasta 30 por ciento, informó el ministro de Turismo, Sabbarudin Chik.
Sin embargo, puntualizó que el turismo de Sarawak en realidad no sufrió pérdidas reales, sino que perdió oportunidades de ingresos.
"En realidad no perdimos dinero, ya que no habíamos realizado ninguna transacción", aclaró el ministro.
Pero los dueños de los hoteles playeros de la costa del norte no se convencen con esos argumentos. La caída de la moneda nacional como resultado del trastorno cambiario de la región debería haber producido enormes beneficios para el turismo, pero ocurrió lo contrario.
"El índice de ocupación de los hoteles costeros de Penang apenas supera el 20 por ciento", aunque "el índice normal en esta época varía entre 50 y 60 por ciento", señaló una gerente de personal de un hotel local de cinco estrellas.
El hotel donde trabaja perdió de ganar 130.420 dólares en tres semanas debido a las cancelaciones producidas desde el alerta ambiental, pero se mantiene bastante ocupado con empresarios locales.
Pero otro hotel cinco estrellas de la costa no es tan afortunado y sólo 10 por ciento de sus habitaciones están ocupadas, con uno o dos huéspedes que ingresan por día.
"Desde que empezó este problema, hubo cancelaciones desde Gran Bretaña, otros países europeos, Japón, Australia y otras partes del mundo", declaró al periódico The Star el presidente de la Asociación Hotelera Internacional de Penang, François Sigrist.
Los operadores turísticos de ultramar no promueven los países asiáticos, entre ellos Malasia, debido a la niebla, y no hay nada que los hoteleros puedan hacer excepto esperar que los incendios en Indonesia sean extinguidos pronto, agregó.
Aunque 50.000 soldados indonesios respaldados por más de 1.000 bomberos malasios apagaron varios focos en Kalimantan y Sumatra, el fin de la crisis no está cerca, según los expertos.
Los pequeños incendios, especialmente los que arden alrededor de yacimientos de carbón, son los más difíciles de apagar. Esos incendios han estado ardiendo por años y aun la lluvia intensa no logra apagarlos porque arden varios metros bajo tierra, explicaron. (FIN/IPS/tra-en/ann/ral/ml/en-if/97