Las historias repetidas de innumerables crímenes de guerra, las imágenes aterradoras de Ruanda o la ex Yugoslavia, no han sido hasta el momento suficientes para que la comunidad internacional creara instrumentos eficaces de prevención y castigo.
Nuestra idea "es crear una barrera judicial contra estos delitos, para que las fronteras nacionales no se transformen en un instrumento de impunidad", afirmó Emma Bonino, comisaria europea responsable de la ayuda humanitaria.
Bonino, junto a un grupo de personalidades de todo el mundo, entre quienes se encuentran Boutros Boutros-Ghali, Felipe González, Mario Soares y Jimmy Carter, impulsa la creación de un tribunal penal internacional contra crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
La capital de Uruguay será sede desde este viernes de una conferencia latinoamericana de personalidades que apoyan la creación de esta Corte Penal, que funcionaría en forma permanente a partir de 1998.
Mi experiencia, afirmó Bonino a IPS, "me enseña que en la raíz de las grandes crisis humanitarias contemporáneas (Bosnia, República Democrática de Congo, Camboya) se encuentra siempre la violación de los derechos fundamentales de los pueblos y las convenciones humanitarias".
Explicó que la Corte Penal Internacional permanente debería concentrarse "en los crímenes más graves que sacuden las bases mismas de la comunidad internacional, o sea los crímenes contra la humanidad, el genocidio, los crímenes de guerra y eventualmente la agresión".
Bonino comentó que las reacciones internacionales a la propuesta de formar este tribunal han sido disímiles.
Aseguró que hay un apoyo masivo de la sociedad civil. Con el fin de la guerra fría, indicó, "se han multiplicado conflictos locales de extrema ferocidad, cuyas imágenes, vistas en todo el mundo a través de los medios de comunicación, han sacudido fuertemente a la opinión pública".
"La visión de los campos de detención en la ex Yugoslavia han despertado en mucha gente el recuerdo de Auschwitz, y han provocado la reacción. La gente, añadió "es cada vez más consciente de la exigencia de castigar a los autores de estos crímenes tan terribles".
Algunos gobiernos apoyan con entusiasmo la idea de crear este tribunal, pero otros, "aunque se declaran formalmente favorables, ponen mil obstáculos para impedir su nacimiento o para volverlo un instrumento inoperante", advirtió.
La funcionaria europea, que fuera detemida hace pocos días en Afganistán, durante una visita relacionada con su cargo de comisaria para la ayuda humanitaria, destacó el papel que América Latina puede jugar en la consolidación y funcionamiento del propuesto tribunal.
El respeto de los valores democráticos y de los derechos humanos, tanto en el ámbito interno como en el internacional, son temas que la experiencia de las dictaduras militares han vuelto especialmente actuales para los países latinoamericanos, sostuvo Bonino.
Por ello, "creo que América Latina puede cumplir un papel significativo en los esfuerzos para afirmer valores que aún hoy no son respetados, no sólo en los países llamados en vía de desarrollo, sino también, como muestra el ejemplo de la ex Yugoslavia, en el mismo continente europeo".
La conferencia de Montevideo será inaugurada por el ministro interino de Relaciones Exteriores de Uruguay, Carlos Pérez del Castillo.
Participarán también en la jornada inaugural, Bonino, el presidente del Parlamento Latinoamericano, Juan Adolfo Singer, el rector de la costarricense Universidad por la Paz, Francisco Barahona, y el director de la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), Roberto Savio.
Luego del encuentro de Montevideo, un comité de la Organización de Naciones Unidas (ONU) deberá preparar un proyecto de estatuto para el nuevo tribunal, y resolver delicados problemas de naturaleza jurídica y política que aún dificultan su nacimiento.
La formación del tribunal se concretará en junio de 1998, en una conferencia diplomática que se realizará en Roma.
Antes del encuentro en Uruguay, se celebraron reuniones preparatorias en Francia y Malta, y próximamente se realizarán otras en India, Senegal, Estados Unidos e Italia.
El camino hasta la creación del tribunal "es todavía largo y lleno de obstáculos, pero la apuesta es tan importante que es necesario que quienes creen que el mundo no debe ser regido por la fuerza y la violencia, sino por el derecho y la justicia, multipliquen sus energías", afirmó la comisaria europea.
La elección de Uruguay como sede de la reunión, dijo, se basó "en su larga tradición de presencia y compromiso en el plano regional e internacional" y en que está "bien encaminado en la consolidación de sus instituciones democráticas y representa en este sentido un seguro punto de referencia" en América Latina. (FIN/IPS/jc-ff/ip-hd/97