Refugiados de la República Democrática de Congo (Congo-Kinshasa, ex Zaire) que huyeron de la guerra en su país están ahora atrapados en medio del conflicto en el sur de Sudán.
Congoleños que huyeron de la antigua Zaire manifiestan haber sufrido en Sudán robos masivos y violaciones sexuales a manos de milicianos rebeldes. Muchos fueron empujados a áreas controladas por el gobierno donde no se les reconoce calidad de refugiados.
Muchas familias congoleñas viven a la intemperie, debajo de árboles, en los alrededores de Wau, capital del estado de Bahr el Ghazal Occidental, pues tanto el gobierno local como los funcionarios de la Organización de Naciones Unidas les niegan el beneficio del refugio.
Algunos afirman que debieron convertirse a la religión musulmana para integrarse a la sociedad sudanesa y poder subsistir.
"Antes de convertirme en musulmán, vivía de manera miserable, pero las cosas son diferentes ahora", dijo Zeinab Joseph, un refugiado congoleño que se convirtió el año pasado.
Joseph afirmó que fue ayudado por funcionarios sudaneses para crear una pequeña empresa pesquera y ahora es capaz de sostener a su familia.
Otro refugiado que reclamó reserva sobre su identidad por razones de seguridad dijo que muchos congoleños prestan servicios domésticos en los hogares de funcionarios sudaneses en Wau por sueldos miserables.
"Fuimos víctimas del insurgente Ejército para la Liberación del Sur de Sudán, cuyas milicias saquearon nuestros bienes y violaron a nuestras hijas. Pero aquí la situación es peor que en las áreas controladas por los rebeldes", afirmó.
Este refugiado sostuvo que sus compatriotas en la zona son sometidos a maltrato e insultos y que con frecuencia se les niega el alimento.
Muchos sudaneses denominan a los congoleños refugiados "kabilas", de modo despectivo, una muestra más del tenso vínculo entre Jartum y Kinshasa desde el derrocamiento del fallecido dictador Mobutu Sese Seko en mayo.
El gobierno islámico de Sudán mantenía buenas relaciones con Mobutu antes de que el líder rebelde Laurent-Desiré Kabila irrumpiera en Kinshasa y se hiciera cargo del poder.
"Somos víctimas de los dos bandos en pugna en Sudán. Tanto los rebeldes como el gobierno nos odian. Siempre nos insultan, como si no fuéramos seres humanos", dijo a IPS una refugiada en Wau.
La mujer dijo que sus dos hijos murieron de hambre en áreas fronterizas entre Sudán y la antigua Zaire. "Los rebeldes del SPLA nos negaban la comida cuando nos detenían", afirmó.
Los congoleños entrevistados en las cercanías de Wau aseguran que son mantenidos en cautiverio allí por las fuerzas de seguridad y que no se les permite moverse con libertad dentro del pueblo.
"Desde que llegué en junio, nunca visité el pueblo. Nos sentimos prisioneros políticos, no refugiados", dijo otra mujer.
John Mawere, un sudanés del sur que trabaja para el Programa Mundial de la Alimentación (PMA), explicó que muchos refugiados congoleños se muestran dispuestos a regresar a su país debido a la situación desesperante que sufren en Sudán.
Cinco refugiados congoleños en Wau se suicidaron por la falta de alimentos y de ayuda adecuada para el regreso a su país, según informes policiales. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/mj/pr hd ip/97