/REPETICION/ CHINA: Congreso del Partido Comunista analiza privatizaciones

La ciudad de Zhucheng es el banco de pruebas de avanzada de potentes remedios capitalistas para la cura de las enfermedades socialistas de China. El gobernante Partido Comunista considerará su éxito en su 15 Congreso a partir de este viernes.

Esta ciudad de la provincia de Shandong fue el laboratorio donde se efectuaron diversos experimentos de privatización, proceso al que los funcionarios prefieren denominar "propiedad pública". Los líderes de China avalarán, con seguridad, los mecanismos allí pergeñados.

Los empleados de las desfallecientes empresas estatales de Zhucheng se convirtieron en los últimos cuatro años en propietarios de las acciones. Esta es la nueva esperanza para los planificadores económicos del país.

El futuro panorama del sector estatal chino se vislumbra en esta localidad, según analistas.

Los empresarios de Zhucheng creen haberse embebido del espíritu de los tiempos antes que los políticos y dan la espalda a antiguas modalidades de propiedad y administración.

"Cuanto más pronto se reforme, más pronto se obtienen beneficios. Si alguien se retrasa, no podrá seguir el ritmo", dijo Dou Baorong, gerente general de Sida Insulating Material Shareholding Co. Ltd., una firma de Zhucheng.

La columna vertebral de la ciudad se compone hoy de más de 200 empresas cooperativas, en las que casi la mitad de los trabajadores es accionista.

Estas acciones no son transables, pero se prevé que esto cambie después de que el Congreso del Partido Comunista apruebe el sistema de acciones para la organización de las compañías estatales.

Esta estrategia es clave para la permanencia en el cargo del presidente de China, Jiang Zemin, que propone reformas de mercado más agresivas en el sector estatal.

Su éxito también supondría una derrota para los comunistas ortodoxos, preocupados de que la caída de la participación del estado en la economía socave el control político que ejerce el partido sobre el país.

Cuarenta por ciento de las empresas estatales pierden dinero y representan un lastre para la economía china. Muchas debieron despedir trabajadores, lo que ha provocado protestas en varias zonas de China.

Hace cuatro años, Zhucheng era una municipalidad de poco más de un millón de habitantes. Para los funcionarios que la administraban, era una pesadilla, no algo de lo que pudieran sentirse orgullosos.

En 1992, las auditorías públicas advirtieron que las cuentas de 68 por ciento de las empresas estatales y colectivas de la ciudad estaban en rojo. Cuarenta de ellas tenían un pasivo superior a sus bienes.

En el letargo de una economía planificada que les impedía ser competitivas, las 150 industrias sometidas a auditoría sumaban pérdidas de 17,7 millones de dólares al año, una suma que superaba en 50 por ciento el presupuesto anual de la ciudad.

La municipalidad puso entonces a prueba un sistema denominado "de responsabilidad contractual", que otorgaba el manejo de las empresas a sus empleados. Pero este sistema, que no modificaba la propiedad estatal de las compañías, dio buenos resultados solo al comienzo.

En contraste, el modelo de accionistas, que permitió a los empleados comprar parte de las empresas, las reanimó, y pronto la ciudad se convirtió en un modelo para el resto del país.

"Sida era una diminuta empresa estatal. Pero nos convertimos en 1996 en la primera del país entre las 200 productoras de material aislante", dijo Dou.

El cambio se produjo hace cuatro años, cuando los 179 empleados compraron los activos netos de la empresa por 216.867 dólares y de la noche a la mañana se convirtieron en accionistas de una compañía cooperativa de nuevo estilo.

El modelo de acciones se reprodujo en otras industrias estatales y colectivas de Zhucheng con éxito cimilar. Funcionarios municipales informaron que 272 de sus 288 empresas han sido reestructuradas, 210 de ellas de acuerdo con el modelo de acciones cooperativas.

Para asegurar que los empleados compraran todas las acciones, se asignó un mínimo de compra obligatoria para cada uno. Aquellos que contaran con más capital podrían adquirir las restantes.

"Si los trabajadores no tenían dinero para comprar el mínimo obligatorio, permanecían en la empresa como empleados, no como accionistas", explicó el vicealcalde de Zhucheng, Chen Haichang.

Después de poner en práctica la fórmula, la ciudad se ubicó entre las diez primeras en materia de ingresos fiscales en la provincia de Shangdong. En 1992, estaba entre las últimas.

Más de 120.000 funcionarios y gerentes procedentes de 31 provincias se trasladaron a Zhucheng para estudiar el éxito de empresas como Sida. Pero esta fórmula puede aplicarse apenas en pequeñas y medianas empresas, pues depende de la capacidad de adquisición de acciones de los empleados.

El modelo de accionistas generó un aumento sin precedentes en los beneficios y la productividad, pero no resolvió el problema de la deuda heredada de años de mala administración.

Sida, considerada por el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista, como modelo de reformas, aún carga con una pesada deuda. La empresa intentó limitar sus dividendos a 30 por ciento para destinar el resto al pago de deudas, pero eso no fue suficiente.

Dou afirmó que la solución radica en la concentración de acciones en las manos de menos personas. "La propiedad privada hará que los gerentes de la empresa se responsabilicen más sobre las deudas y riesgos de pérdidas", explicó.

A pesar del éxito comprobado, los ideólogos del Partido Comunista evitan el término "privatización" y utilizan "propiedad pública" para denominar el proceso.

Ya existen planes para establecer una bolsa de valores en Zhucheng.

Pero grandes compañías como la Fábrica de Vehículos de Zhucheng, controlada por la Compañía de Vehículos Agrícolas Beijing Futian, que tiene un patrimonio de unos 722 millones de dólares, y deben tomar otros caminos. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/mj/if/97

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