Las dos plantas eléctricas británicas que usaban orimulsión, el nuevo combustible desarrollado en Venezuela, se abstuvieron de renovar sus contratos, informó Carlos Borregales, presidente de la operadora estatal Bitor.
Los contratos involucran volúmenes superiores a 1,5 millones de toneladas anuales de orimulsión. Es decir, entre 35 y 40 por ciento de las exportaciones totales de Bitor, que sumaron 4,2 millones de toneladas en 1996.
La decisión británica significaría para Petróleos de Venezuela (PDVSA), casa matriz de Bitor, la pérdida de ingresos por 50 millones de dólares, si no consigue otro cliente. PDVSA es una de las mayores empresas del Sur en desarrollo, con operaciones anuales consolidadas por 34.000 millones de dólares y ganancias netas de 4.500 millones.
El rechazo de las plantas de Pembroke y Richborough, esta última de la compañía Power Gen, se traduce en un nuevo escollo para lo que PDVSA soñó como imposición progresiva del nuevo combustible en áreas en que predominan el carbón, el gas y el fuel oil.
La planta de Pembroke decidió no renovar el contrato luego que los accionistas se rehusaron a autorizar nuevas inversiones en la limpieza de las áreas de combustión. A sus ojos, las unidades estaban deterioradas y no se justificaba el gasto, colocando entre paréntesis la compra de combustible.
La central de Power Gen mostró otras dificultades del negocio: ubicada en el País de Gales, a su lado fue activada otra planta eléctrica, de 500 megavatios, que era subutilizada y emplea como combustible el carbón, en tanto la de orimulsión necesita inversiones por 150 millones de dólares.
Adicionalmente, los sindicatos presionaron en favor del carbón, importante fuente de empleo en Gran Bretaña, y el tema surgió cuando los galeses se aprestaban a decidir en referendo, este mes, la instalación de una legislatura regional.
Bitor había evitado la lucha con el carbón, obteniendo permisos ambientales, comunitarios y del servicio de guardacostas – por las altas exigencias británicas para desembarco de combustibles-, pero tropezó con la variable política, comentó Borregales. Y perdió.
Mientras, en Estados Unidos, un mercado que Bitor mira ansiosamente, grupos de presión defensores de otros combustibles señalan que no sería conveniente adaptar centrales eléctricas a un producto que sólo elabora un país, Venezuela.
El tropiezo británico se produce luego del salto que la orimulsión pudo dar en 1994, cuando la Comisión de la Unión Europea libró a ese combustible de toda discriminación arancelaria, un "certificado de limpieza" que Bitor exhibe en su búsqueda de mercados.
La orimulsión es un combustible-emulsión con dos tercios de bitúmenes (hidrocarburos extrapesados, casi sólidos) que abundan en la Faja Petrolífera del Orinoco, sureste venezolano, y un tercio de agua. Se le agregan elementos surfactantes para dar fluidez a la mezcla.
Desarrollado por PDVSA, el combustible ha sido utilizado en plantas de unos 20 países, con carácter experimental y comercial, y se han sellado negocios con centrales energéticas de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Gran Bretaña y China.
Ese último país decidió probar la orimulsión como combustible para sus acerías, y la estatal Corporación Nacional Petrolera de China pactó con Bitor la construcción de un módulo para producir cinco millones de toneladas anuales del combustible en la Faja.
Bitor cumple sus contratos y adelanta entregas para pruebas a partir de un módulo propio en la Faja, con capacidad para manufacturar cinco millones de toneladas por año.
La industria ha identificado un mercado potencial para 60 millones de toneladas y espera producir para mediados de la próxima década entre 20 y 30 millones de toneladas anuales.
Todo dependerá de la evolución de la competencia por el mercado de combustibles, pues junto a cada oportunidad acecha un interés rival. Por ejemplo, Bitor aguarda por el pronunciamiento de la gobernación del estado de Florida (Estados Unidos), para acceder con su combustible a la Florida Power Light.
"Vender orimulsión no es vender cualquier producto", señaló el presidente de PDVSA, Luis Giusti, pues "debes convencer al comprador de sus bondades, de que serás un proveedor a largo plazo con precio competitivo con el carbón" y, por último, "hacer de palanca financiera para efectuar ajustes a la planta".
La mira sigue en Estados Unidos, "el mercdo energético más importante del mundo y cuyo sector eléctrico comienza a cambiar, buscando suministros bratos para mayor economía y eficiencia", observó Giusti. (FIN/IPS/jz/ff/if/97