CUBA: La amenaza terrorista llegó de Miami, asegura gobierno

El autor material de una cadena de atentados contra la industria turística en Cuba resultó ser un ex militar salvadoreño pero para las autoridades nacionales lo más importante fue probar que la amenaza llegó de Miami y no se generó dentro de la isla.

Un comunicado del Ministerio del Interior echó por tierra las versiones de las últimas semanas en la prensa de Estados Unidos sobre el fortalecimiento de los grupos de oposición interna que supuestamente había escogido el camino del terrorismo para derrocar al presidente Fidel Castro.

Cuba no sólo acusa a una organización cubana del exilio de ser la autora intelectual de los hechos sino también al gobierno de Estados Unidos por tolerar la organización en su territorio de más de 30 planes terroristas contra la isla en los últimos tres años.

"Resulta poco creíble que los experimentados y sofisticados servicios de seguridad e inteligencia de Estados Unidos no hayan sido capaces de abortar estos planes y detener a sus responsables", advierte la declaración publicada este jueves por el oficialista diario Granma.

El salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León ganaría 4.500 dólares por cada explosivo que lograra colocar y, hasta el momento de su detención el día 4, acumulaba seis atentados exitosos, la muerte de un comerciante italiano de 32 años y 27.000 dólares.

La versión oficial asegura que el detenido reconoció haber introducido en Cuba explosivo tipo C-4 y haber sido el autor de los atentados del 12 de julio contra los hoteles Capri y Nacional y del pasado día 4 contra los hoteles Copacabana, Chateau Miramar y Tritón y el restaurante La Bodeguita del Medio.

El caso de Cruz León no levanta la incognita alrededor de otra explosión el 4 de agosto en el vestíbulo del hotel Meliá Cohiba y otros incidentes no confirmados que pueden haber ocurrido en ese mismo hotel y en el baneario de Varadero, a 140 kilómetros de La Habana.

"El detenido confesó que su única motivación en este asunto ha sido el interés monetario. Se autocalificó como un aventurero temerario, y reconoció que le resulta indiferente el objetivo contra el cual atentar o el país afectado", afirmó el Ministerio del Interior.

Los órganos de seguridad afirman que Cruz León tenía muestras de explosivos en sus uñas y manos y en parte de sus pertenencias al ser detenido y que su ropa correspondía con la descrita por varios testigos después de las acciones.

Se le habría encontrado también una lista de instalaciones turísticas en la isla, herramientas y materiales eléctricos y un esquema manuscrito que representa el plano de instalación de un artefacto explosivo del tipo de los empleados en los atentados en La Habana.

De acuerdo con esa versión Cruz León declaró haber pertenecido al ejército salvadoreño, recibió entrenamientos como paracaidista y pasó cursos de francotirador y explosivos con militares estadounidenses.

La explosión en el Copacabana, que provocó la muerte del italiano Fabio Di Celmo, generó la condena a los actos terroristas en varios países y llevó al ministro de las Fuerzas Armadas, general Raúl Castro, a prometer que la seguridad cubana encontraría "una aguja en un pajar"

Seis días después la detención de Cruz León, los órganos de seguridad señalaron que la investigación reveló "el montaje y desarrollo de una operación minuciosamente organizada desde la ciudad de Miami, Estados Unidos, por una estructura subversiva subordinada a la llamada Fundación Nacional Cubano Americana" (FNCA).

La FNCA, que tiene como presidente al poderoso e influyente empresario cubano nacionalizado estadounidense Jorge Más Canosa, había emitido un comunicado defendiendo el derecho de los habitantes de la isla a "escoger los instrumentos que encuentren a su alcance" para derrocar al gobierno de Fidel castro.

Para las autoridades cubanas resultó sospechosa la insistencia de la prensa en Miami que desde el primer hecho atribuyó las acciones a grupos opositores o a miembros de las fuerzas armadas y de los órganos de la seguridad del país.

En contraposición, el Ministerio del Interior aseguró desde un inicio que Cuba "tenía pruebas" de que los atentados se organizaban en ese país norteamericano.

Un diplomático estadounidense dijo en La Habana el día 9 que el gobierno estadounidense había enviado cuatro notas diplomáticas a las autoridades cubanas solicitando evidencias sobre el origen de las explosiones y no recibió respuesta.

Washington "parece estar abierto a la idea de que las explosiones pudieran haberse originado en Miami, pero está pidiendo algo más concreto para poder trabajar en firme", dijo el diplomático.

Cuba aseguró que la FNCA contó con recursos financieros suficientes para emplear y entrenar a profesionales del terrorismo, abastecerlos y dotarlos de un método de operar destinado a desviar la investigación.

"La seguridad cubana conocía que en El Salvador opera una red de mercenarios dedicada al terrorismo y al narcotráfico internacional, muy estrechamente vinculada a la contrarrevolución cubana en Miami", señaló el Ministerio del Interior.

Agregó que desde abril de 1994 los servicios de seguridad tuvieron noticias de más de 30 planes terroristas dirigidos desde Miami. Een más de la mitad de ellos se prevía la utilización de explosivos C-4.

El gobierno de Fidel Castro sostiene que esos planes provenían de la FNCA y de otros grupos de exiliados cubanos como Alpha 66, el PUND y el grupo de Orlando Bosch, uno de los autores de un atentado contra un avión de Cubana de Aviación en 1976 que provocó la muerte de más de 70 personas.

"La mayoría de estos planes fueron frustrados, se ocuparon armas, medios de uso militar, explosivos y otros objetos que evidencian su procedencia, y se detuvieron varias de las personas involucradas, que sin excepción habían ingresado al país procedentes de Estados Unidos", dice el Ministerio del Interior.

Esa dependencia afirma poseer además "elementos de juicio adicionales que, por razones operativas, no considera conveniente revelar". (FIN/IPS/da/dg/ip/97

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