El gobierno de Colombia se propone un cambio radical en la política de contratación petrolera para atraer la inversión externa y reactivar la deprimida industria de los hidrocarburos.
Los nuevos tipos de contratos con términos más atractivos reemplazarán la modalidad que la estatal Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol) aplicó a las multinacionales por más de dos décadas.
Con reservas probadas de 3.600 millones de barriles, el gobierno colombiano ha centrado sus expectativas de crecimiento económico este año en la industria petrolera y en la recuperación de los precios internacionales del café.
El ministro de Minas, Orlando Cabrales, dijo que los contratos de asociación que se han venido aplicando dieron suficiente garantía y estimularon "extraordinariamente la actividad petrolera", pero ya no resultan atractivos para el inversionista en un mercado que cada día es más competitivo.
"Los cambios se están estudiando de una forma muy profesional", afirmó Cabrales, e indicó que el objetivo consiste en hacer una revisión "para aumentar la actividad y asegurar el futuro de Colombia en materia petrolera".
Con los contratos de asociación, Colombia recuperó en 1976 su posición de país exportador de hidrocarburos, que había perdido en 1922.
La nueva política petrolera contempla varias modalidades de contrato según las regiones del país: para campos de gas, campos marginales y cuencas inactivas. Asimismo, se contempla la revisión de los factores de rentabilidad.
El presidente de Ecopetrol, Antonio Urdinola, señaló que el principal objetivo es atraer nuevos capitales y acelerar el proceso de exploración que ha bajado notablemente.
Según el Ministerio de Minas, el ritmo de exploración anual cayó de 90 pozos a 18 o menos, lo que a mediano plazo podría convertir nuevamente a Colombia en importador de petróleo.
Urdinola indicó que, además de revisar las condiciones de contratación, debe abordarse el tema de la inseguridad que vive el país. Los ataques de que es objeto la infrastructura petrolera por parte de la guerrilla desestimulan a los inversionista, aseguró.
Desde 1985, la guerrilla mantiene como objetivo militar a la infaestructura de la industria petrolera, en rechazo de las condiciones de los contratos de asociación con las empresas trasnacionales, que consideran violatorios de la soberanía.
El blanco preferido este año ha sido el oleoducto Caño Limón- Coveñas, que transporta el crudo para exportación desde el este de Colombia hasta el puerto de Covenas, en el Caribe. Este oleoducto ha sido dinamitado 45 veces entre enero y agosto.
Los ataques de la guerrilla llevaron a la Occidental Petroleun y la British Petroleun a paralizar temporalmente algunas de sus actividades este año en el este de Colombia y una convocatoria reciente de Ecopetrol a compañías nacionales y extranjeras no atrajo la atención de los inversionistas.
En la convocatoria, que procuraba obtener entre 200 y 300 millones de barriles de reservas adicionales, se ofrecía a las petroleras la posibilidad de perforar a mayor profundidad el campo Provincia, localizado en el municipio de Sabana de Torres, del nororiental departamento de Santander.
Además del hostigamiento de la guerrilla a la infraestructura petrolera, Ecopetrol señaló como posible explicación de que ninguna empresa atendiera el llamado, el temor de que las reservas encontradas en Provincia fuesen de gas y no de petróleo.
Tampoco se adjudicó el proyecto "Valdivia-Almagro", en el oriental departamento de Meta, que produce unos 3.000 barriles diarios.
Ecopetrol llamó a licitación para extraer el crudo y transportarlo a una planta de procesamiento, a cambio de lo cual la empresa recibiría una parte de la producción, pero la empresa estatal informó que fue declarada desierta ante la ausencia de propuestas atractivas. (FIN/IPS/yf/ag/if/97
