CHILE: Minas enturbian relación con nuevo gobierno de Bolivia

Las relaciones de Chile con el nuevo gobierno de Bolivia, que preside el general y ex dictador Hugo Bánzer, comienzan bajo signos de conflicto por los reclamos de La Paz sobre la existencia de campos minados en la frontera común.

Con visible irritación, la Cancillería chilena se apresta a replicar el reclamo que el lunes próximo hará Bánzer ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por la supuesta instalación de unas 500.000 minas antipersonales en áreas fronterizas.

El Ministerio de Defensa y el Ejército, que habría instalado las armas hace unos 20 años en situaciones de tensión bélica, optaron en cambio por mantener silencio ante las consultas de medios de prensa local.

En La Paz se informó que Bánzer planteará el lunes, en su discurso ante la asamblea de la ONU en Nueva York, una campaña internacional para que Chile retire los artefactos, considerados un obstáculo para la "confianza mutua" entre los dos países.

El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, José Miguel Insulza, quien se encuentra en Estados Unidos, anunció que hará uso del derecho a réplica tras la intervención de Bánzer y calificó la reclamación boliviana de "extemporánea e irritante".

El canciller expresó su rechazo a que el tema se lleve a un foro multilateral sin recurrir a previas instancias bilaterales y comparó esta situación con la insistencia de Bolivia de plantear sus reivindicaciones marítimas en la ONU y en la Organización de Estados Americanos.

En Santiago, el vicecanciller Mariano Fernández dijo que Chile "no necesita lecciones de nadie" para cumplir los compromisos de eliminar campos minados, una vez que suscriba en Ottawa, en diciembre próximo, la convención internacional sobre el tema.

El texto de la convención fue aprobado por más de un centenar de países, entre los cuales se incluyó Chile, que finalizaron la semana pasada en Oslo una conferencia mundial para prohibir las minas antipersonales, que cada año matan o mutilan a unas 27.000 personas en todo el mundo.

En un reportaje publicado el día 7 por el diario La Tercera a propósito de la conferencia de Oslo, un asesor externo del Ministerio de Defensa, Eduardo Santos, estimó que el Ejército chileno instaló un millón de minas en la década de los años 70.

La creación de campos minados en áreas fronterizas con Perú, Bolivia y Argentina y en torno a campos de prisioneros políticos, tuvo lugar bajo la dictadura del general Augusto Pinochet (1973- 90), quien sigue siendo comandante en jefe del Ejército.

Fernández dijo que la Cancillería carece de informes sobre la cantidad de minas instaladas en la frontera con Bolivia, pero consideró exagerada la reclamación, ya que el problema de los campos minados es generalizado en el mundo y en América Latina.

Bajo la dictadura de Pinochet, Chile enfrentó el rebrote de litigios limítrofes y territoriales con Perú y Bolivia entre 1975 y 1979 y con Argentina en 1978, lo cual motivó en este último caso una mediación del papa Juan Pablo II para evitar una guerra.

Santos calcula que hay un millón de minas diseminadas en las extensas fronteras de Chile y que su eliminación demandaría un gasto del orden de los 300 millones de dólares, en un plazo de tres a cinco años.

La convención internacional que será ratificada a fin de año en Ottawa prevé precisamente mecanismos de asistencia técnica y financiera para que los países eliminen campos minados, pero las reservas de Estados Unidos, China y Rusia al texto propuesto hacen temer demoras en su puesta en marcha.

En el caso de Chile y Bolivia fue el propio Bánzer, durante su gobierno dictatorial, quien en 1975 acordó con Pinochet un sistema de canje de territorio para que su país contara con un enclave soberano sobre la costa del océano Pacífico.

El convenio de los dos dictadores fue rechazado por Perú, gobernando entonces por el general Juan Velasco Alvarado, ya que afectaba territorios que fueron peruanos antes de la Guerra del Pacífico (1879-83).

Se desataron así tensiones bélicas que estimularon la creación de campos minados en la frontera de Chile con Perú, mientras se gestaba un nuevo distanciamiento con Bolivia, a raíz del fracaso de la fórmula del canje territorial.

En 1978, en vísperas del centenario de la Guerra del Pacífico, Bánzer rompió las relaciones diplomáticas con Chile, que habían sido restablecidas sólo tres años antes.

El naciente conflicto por las minas fronterizas hace prever un nuevo deterioro diplomático entre estos dos países que, pese a su distanciamiento político, mantienen desde la presente década óptimas relaciones económicas y un activo tratado de libre comercio. (FIN/IPS/ggr/dg/ip/97

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