Aumento de la inflación el próximo año, calor y sequía récord en el actual invierno provocando apagones, incendios y racionamiento de agua. En los próximos meses, lluvias torrenciales e inundaciones. Tantos males en Brasil tienen un solo culpable: el fenómeno de El Niño.
Eso es lo que afirman científicos y expertos brasileños, preocupados por las consecuencias de la mayor actividad, en este año, de la corriente marítima que calenta las águas del Pacífico.
En Rio de Janeiro la temperatura máxima alcanzó 42 grados centígrados el martes, un nivel que no se registraba en el invierno desde 1922. En Belo Horizonte, capital del vecino estado de Minas Gerais, llegó a 35,5 grados, un récord histórico.
En Sao Paulo, pese al sistema rotativo que quita de circulación un quinto de los vehículos cada dia hábil de la semana durante el invierno, la contaminación del aire se mantuvo en un nivel crítico y se piensa prorrogar la restricción.
El secretario estadual de Medio Ambiente, Fabio Feldman, llegó a pensar en la hipótesis de decretar feriado en la ciudad la semana pasada, ante el peligroso deterioro de la calidad del aire. La humedad del aire bajó a un nivel cercano al de los desiertos.
Los incendios se multiplicaron en el sureste y centro de Brasil, afectando incluso áreas boscosas de Rio de Janeiro, una zona usualmente húmeda.
Con la sequía, los manantiales se agotan y los 16 millones de habitantes del área metropolitana de Sao Paulo enfrentan la amenaza de un racionamiento de agua más férreo que el que ya sufren casi de continuo.
En caso de que no se produzcan lluvias abundantes en los próximos 30 días será fatal, anunció el secretario de Recursos Hídricos, Hugo Rosa.
Otra consecuencia paralela son los apagones. El nivel de agua en los embalses que impulsan las turbinas generadoras de electricidad baja, mientras el calor aumenta el consumo de energía, exactamente cuando el pais enfrenta escasez energética por falta de inversiones en el sector desde la década pasada.
La situación será la contraria en otras regiones en los próximos meses. Lloverá excesivamente en el sur y suroeste de Brasil, 30 a 60 por ciento más que lo normal en esa época, previó el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, respetado centro de estudios brasileño.
Esas lluvias torrenciales deberían provocar severas pérdidas agrícolas, además de inundaciones, porque caerán en áreas de gran producción de maíz, soja, arroz, frijoles, trigo, caña de azúcar, café y frutas.
Ello llevaría a que exista menos oferta y a que aumenten los precios. Algunos economistas prevén un cambio en la actual tendencia a la caída de la inflación en el inicio de 1998, atribuyéndolo a El Niño.
En el noreste se nota un agravamiento de la tradicional sequía, pero los perjuicios en materia de abastecimiento e inflación son menores.
El jefe del Instituto Nacional de Meteorología, Francisco Diniz, estima que la temperatura de las aguas del Pacífico ya están cinco grados por encima del normal, que es de 24 grados.
Recordó que la vez anterior en que El Niño elevó esa temperatura a un nivel similar -5,1 grados en 1983- las catástrofes proliferaron por todo el mundo, con ciudades inundadas, más de mil muertos, pérdidas agrícolas generalizadas y consecuente inflación.
En aquel año, el estado de Santa Catarina, en el sur, fue el más castigado por inundaciones en Brasil. El poco conocimiento sobre el fenómeno de El Niño llevó a la población a culpar a la represa de la central hidroeléctrica de Itaipú, en la frontera con Paraguay, por el exceso de lluvias.
Actualmente, parece exagerada la atribución de todos los males y beneficios a la corriente del Pacífico. La inflación negativa registrada en agosto, de menos 0,44 por ciento en Río de Janeiro, y menos 0,76 por ciento en Sao Paulo, también se asigna al fenómeno climático.
Con la ausencia del frío, no hubo la usual reducción en la producción de alimentos, especialmente los hortícolas, y tampoco la demanda de ropa de invierno, favoreciendo una caída de precios.
Los reflejos son tan amplios que llegaron a los medios políticos. Los senadores decidieron crear una comisión para estudiar el fenómeno y dentro de algunas semanas aprobar sugerencias de medidas preventivas que serán entregadas al gobierno. (FIN/IPS/mo/da-ag/en/97
