Los arduos combates este fin de semana en la frontera entre India y Pakistán, las potencias del sur de Asia, cobraron la vida de medio centenar de soldados y civiles, pero ambos gobiernos aseguran que están negociando.
Las batallas intermitentes en el estado indio de Kashmir, territorio reivindicado por ambos países hace medio siglo, alcanzaron niveles críticos el viernes. El gobierno de India informó que murieron 51 pakistaníes y cinco indios, entre ellos un mayor del ejército.
Desde Islamabad se informó que tres civiles paquistaníes murieron abatidos por el fuego cruzado el sábado. Al mismo tiempo, se rechazó la versión india según la cual los incidentes fueron provocados por soldados paquistaníes que efectuaron disparos a través de la frontera.
Los dos ejércitos aseguran no haber hecho más que replicar ataques injustificados. India acusó a Pakistán de utilizar morteros de 120 milímetros y otros proyectiles de gran poderío.
Estos tiroteos fueron los peores desde la reanudación de las conversaciones entre los dos tradicionales rivales del sur de Asia a comienzos de año. Los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países preveían una tercera ronda de negociaciones el próximo mes.
India y Pakistán celebraron, el día 15, 50 años de la independencia, que supuso la división de los dominios de Gran Bretaña en la península índica en dos países, uno de mayoría hindú y otro de predominio musulmán.
El general indio Krishan Pal, apostado en Kashmir, dijo que su ejército pretendía "mantener la calma" con miras a las próximas conversaciones, pero que los paquistaníes "no quieren" que las negociaciones se concreten.
"Los generales paquistaníes pretenden viciar la atmósfera e impedir que los líderes políticos negocien la paz", sostuvo este lunes el diario The Hindu.
Por su parte, el periódico Indian Express estimó desde su portada que la escalada de tensión en la frontera obedece a maniobras del Servicio de Inteligencia Interior de Pakistán con la intención de trabar las conversaciones.
El influyente The Times of India recordó que soldados paquistaníes lanzaron "fuertes tiroteos" cada vez que se preveían negociaciones, como en la última reunión entre los primeros ministros Inder Kumal Gujral, de India, y Nawaz Sharif, de Pakistán, en mayo.
Esa reunión, en el marco de una cumbre de líderes del sur de Asia en Maldivas, fue la primera entre los jefes de gobierno de los dos países en la actual etapa. Cuando asumió el cargo en febrero, Sharif había invitado a su contraparte a reabrir el diálogo bilateral, congelado desde 1994.
India y Pakistán son los principales países de la región. Su rivalidad impidió que el sur de Asia emprendiera un camino hacia la integración como el que aceitó la industralización en la vecina Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ASEAN).
Pakistán no ha concedido a India la categoría de "nación más favorecida" (con beneficios comerciales especiales) a India, como establecen las normas de la Organización Mundial de Comercio y los empresarios paquistaníes, que reclaman una distensión urgente.
El gobierno de Pakistán teme que la más dinámica economía de India retrase su desarrollo y aspira a la concertación de medidas de protección a su industria.
Los siete países de la Asociación de Cooperación Regional del Sur Asiático (SAARC) acordó en su cumbre en mayo convertir la región en un área de libre comercio en el 2000.
Las normas del bloque impiden que los conflictos bilaterales se consideren en ese foro, si bien la cumbre resolvió no permitir que las diferencias políticas bloqueen las ambiciosas metas de crecimiento económico.
El principal diferendo bilateral en la región es el control de Kashmir, que ya desató dos guerras entre India y Pakistán. Este estado del norte de India tiene mayoría musulmana y Pakistán lo considera parte suya.
El estado fue dividido tras el primero de esos conflictos armados, en 1948, menos de un año después de la partición del subcontinente indio. Cuarenta y nueve años después, los ejércitos de los dos países están aún concentrados en la frontera para impedir incursiones.
Entre 1990 y el año pasado, cuando la ciudadanía de Kashmir acudió a las urnas para elegir su propio gobierno estadual, el estado estaba bajo control directo del gobierno central en Nueva Delhi. La intervención tenía el objetivo de acabar con grupos separatistas para restaurar la ley y el orden.
Decenas de miles de personas murieron en la guerrilla de secesión que detuvo el desarrollo económico de la zona. El gobierno indio desplegó allí soldados y milicias paramilitares para combatir a los insurgentes y sellar la frontera con Pakistán.
Nueva Delhi acusa a Islamabad de brindar armas y entrenamiento a los militantes secesionistas de Kashmir en campamentos ubicados en la zona fronteriza denominada Azad (Kashmir libre) por los paquistaníes.
The Times of India sostuvo este lunes que los tiroteos tuvieron también la intención de abrir brechas en la frontera para que los militantes secesionistas se infiltraran en territorio indio. (FIN/IPS/tra-en/an/mj/ip/97