INDIA: Castigos físicos en la escuela son cosa de todos los días

Yogesh, de cinco años, fue asesinado a golpes por el director de su escuela a fines de julio en el estado de Uttar Pradesh, en el norte de India. El maestro atribuyó la golpiza al bajo rendimiento del niño.

Arati, de 12 años, fue castigada por su maestro hasta quedar inconsciente en una escuela estatal en Nueva Delhi en septiembre. Sus padres protestaron, y, luego, las autoridades de la escuela la expulsaron con la excusa de que no pagaban la matrícula. Pero la educación pública es gratuita.

Los castigos físicos son rutina en las aulas de India, en especial en las atestadas escuelas estatales donde un profesor debe impartir clase a 60 o más estudiantes.

Los educadores que cometen estos abusos, por lo general, no reciben ninguna sanción, a pesar de que esas acciones son delitos de acuerdo con las leyes penales.

Un alto funcionario del gubernamental Consejo Nacional de Investigación y Entrenamiento Educacional que reclamó reserva sobre su identidad reveló a IPS que un informe reservado atribuyó un tercio de las deserciones escolares a los castigos.

En su informe sobre educación, el gobierno indio reconoció el año pasado que el problema es masivo. "El castigo corporal debe ser excluido con firmeza de nuestro sistema educativo para imponer un enfoque centrado en niños y niñas", estableció.

De todos modos, esta preocupación no se refleja en las reglas escolares, que se mantienen incambiadas desde 1973. La mayoría de los maestros creen que la vara debe ser usada con liberalidad para disciplinar a los niños y recibir un trato respetuoso.

En las escuelas estatales de Nueva Delhi, a donde concurre la mayoría del alumnado, el director tiene derecho a apelar a la fuerza física "en casos de impertinencia persistente o comportamiento rudo hacia educadores, violencia, intemperancia e inconductas hacia otros estudiantes".

Muy lejos de aspirar a la derogación de esa norma, un comité instalado por el gobierno para revisar la Ley de Educativa de Nueva Delhi recomendó en mayo extender esa atribución también a "educadores autorizados por el director".

Desilusionada, Kusum Jain, líder de un grupo de padres, dijo que "los políticos son insensibles". En una audiencia que le concedió, el jefe del gobierno local de Nueva Delhi, Sahib Singh Verma, justificó la norma porque "incluso los padres golpean a sus hijos", afirmó Jain.

Algunos profesores admiten que apelan a la fuerza en las aulas para mantener el control sobre la gran cantidad de alumnos que se aglomeran en cada grupo.

"Con más de 60 estudiantes, tengo jaqueca cada vez que regreso a casa. A veces, pierdo todo control sobre mí misma y golpeo a un niño o a una niña", reconoció Saroj Bala, maestra en una escuela municipal.

Snehlata Gupta, maestra en una escuela estatal en el este de Nueva Delhi, asegura que la mayoría de sus colegas apelan al castigo físico solo cuando son "llevados a ese extremo".

Gupta, quien trabajó antes en Sardar Patel Vidyalaya, una escuela considerada modelo en la capital india, sostuvo que pocos advierten que la mayoría de los niños y niñas que asisten a los centros de educación estatales pertenecen a familias trabajadoras y sufren problemas especiales por eso.

"Esos niños no tienen tanta memoria como los de clase media. Prestan menos atención y tienen mal comportamiento. Estoy convencida de que eso se debe a una mala alimentación", opinó.

En cambio, Harish Chandra Sharma, director de una escuela estatal de Nueva Delhi a la que asisten niños de asentamientos precarios, dijo al diario The Times of India que sus alumnos "ven violencia a diario y les damos una lección con la vara".

Raj Pahl Chawla, director de una escuela primaria para niños en ese mismo vecindario, afirmó que "en algunos casos, una palmada hace milagros, pero en otras ocasiones basta una caricia tiene los mismos resultados".

La mayoría de los educadores, políticos y padres no parecen dispuestos a prever el daño emocional y psicológico que provoca el castigo físico en los estudiantes.

Las familias dejan el asunto en manos de los maestros. "A veces, los padres vienen a la escuela a pedirme que golpee a sus hijos", aseguró Gupta.

Un aumento de las exigencias en materia de rendimiento generó una serie de suicidios en los últimos años. El año pasado, estudiantes de un instituto de elite, la Escuela Pública de Delhi, se amotinaron y prendieron fuego a varias aulas.

El profesor de educadores Kirti Jayaram atribuyó muchos de los problemas a los programas de estudio, a los que considera obsoletos. El colapso del sistema escolar se debe a que "los maestros no están preparados y trabajan en condiciones de extrema presión", dijo.

"Los educadores han sido adiestrados por personas que no interactúan con niños y niñas", advirtió Jayaram. (FIN/IPS/tra- en/bbp/an/mj/hd ed/97

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